Descomplicado
San Juan de Ulúa. Estructuras carcelarias y su utilitarismo posterior.
[email protected] 6 de octubre 2021
Si se analiza bien, el uso de las grandes estructuras que sirvieron de oscuros fines en el pasado, en su acomodo actual tienen más bien un propósito utilitario. Esas edificaciones están tan fuera de contexto, que solo pueden servir para fines que justifiquen un uso, sin analizar a fondo una trayectoria histórica. El usar cárceles antiguas como bibliotecas, escuelas o centros de recreo es una especie de lavado de rostro, mientras las cárceles modernas siguen sirviendo a los propósitos inhumanos de las antiguas prisiones represivas. En una de esas acaban de morir en Ecuador más de cien presos. Reflejan además esas viejas edificaciones el antiguo propósito de sacar a las cárceles del centro de las ciudades con un fin gazmoño o quizá, de mostrar el interés del uso real de muchos de esos lugares: la represión política y social. En el caso del fuerte, también llamado fortaleza de San Juan de Ulúa, que se reestructurará a fondo de acuerdo a orden presidencial, será con el fin de ratificar su actualidad turística, un poco como esos conventos turísticos que son exhibidos para mostrar las mazmorras donde las monjas eran explotadas laboral y sexualmente y las zonas donde se encuentran los fetos producto de esa explotación. Son señalizaciones ejemplificantes, pero que como espacios de uso solo tienen un fin demostrativo y utilitario. Esa misma explotación se sigue dando en el mundo.
Cuando estaba yo en la cárcel,
solito me entretenía,
contando los eslabones
que mi cadena tenía.
Que noches tan negras
para la prisión
suenan los candados
late el corazón.
San Juan de Ulúa de fortaleza portuaria a centro represivo
Creado en 1535 por el tan nombrado invasor Hernán Cortés, tuvo en sus orígenes un propósito defensivo, frente al mar de las costas veracruzanas. Pero después se volvió el mas inhumano centro de odio y de venganza. Personajes como Fray Servando Teresa de Mier, Francisco Javier Clavijero, Carlos María de Bustamante y hasta Jesús Arriaga, llamado Chucho El Roto siguieron los pasos de miles de personajes y de seres humildes que fueron hacinados y algunos de los cuales murieron víctimas de las condiciones. Ya en manos de Porfirio Díaz, se dio vuelo el viejo dictador en desahogar su odio político y unas de las víctimas fueron los hermanos Flores Magón. La lista es larguísima y las historias que se cuentan de ese oscuro penal han sido reseñadas, escritas y filmadas de muchas maneras. Benito Juárez ya lo había querido reorientar en 1853, pero fue hasta 1915 cuando el penal, por órdenes de Venustiano Carranza dejó de funcionar, Desde entonces los recuerdos se repliegan por los muchos pasillos, bóvedas y recovecos, mientras los turistas van a desahogar su curiosidad.
Escaleras de la cárcel
escalón por escalón
unos suben, otros bajan
a dar su declaración.
Que noches tan negras
para la prisión
suenan los candados,
late el corazón.
El Palacio Negro de Lecumberri, el infierno en el centro de la ciudad
Iniciado en 1871 e inaugurado por Porfirio Díaz en 1900, el llamado Palacio Negro de Lacumberri se enseñoreó de una área importante del centro de la ciudad, cuando aún no aparecía la gran metrópoli. Fue en 1976 cuando ya despegaban en el derecho penal las normas mínimas para reos sentenciados, que la cárcel fue eliminada como tal y se inició una transformación que prevalece hasta ahora. Es la sede del archivo General de la Nación. En su trabajo donde aborda cárceles históricas que transformaron su destino, el doctor en derecho Juan Carlos Varillas Lima de la UNAM, (Revista de la Historia de las prisiones 2018, número 6) se refiere a tres tipos de nuevas formas de utilizar esas viejas prisiones, turística, cultural y espacio cívico. No aborda sus efectos ni a personajes famosos, sino su destino original y el nuevo. Al referirse a Lecumberri pone énfasis en el cambio de oscuras celdas, que ahora están convertidas en zonas de estanterías y archivos y en general centro de intercambio cultural. Las viejas leyendas de torturas, represión, muerte e injusticia que acumuló la historia de ese centro penitenciario, se han querido sepultar. También menciona el académico otro penal con negra historia, La casa del Perdón de San Agustín del Palmar, Puebla, llamado así porque Nicolás Bravo perdonó en momentos históricos de la lucha de independencia, a los prisioneros de esa cárcel. Antiguo penal que hoy está en manos de ejidatarios y se llama La casa Ejidal.