De norte a sur
Bodas y escándalos ¿Casarse por mejorarse?
Si las bodas escandalosas prenden a la gente, quizá debería de recordarse, que solo el año anterior hubo en el país 335 mil 563 bodas civiles. Algunas con prosapia en los sitios donde se realizaron. Pero no hay que asombrarse, un año antes, en 2019, INEGI contabilizó 504 mil 930 matrimonios. El organismo aclara, además, que desde 2013 se inició un descenso en enlaces matrimoniales y los que han analizado el fenómeno le echan la culpa a la pandemia en el momento actual, pero además, en ese descenso, a los cambios que ha habido en la vida de las mujeres, mayor educación, inserción laboral y una baja en el número de católicos en México. Esto último es significativo porque no hay que olvidar que no solo la iglesia católica, sino las demás iglesias y denominaciones religiosas, propugnan por ese tipo de lazos, como una forma de extender la moralidad a la concepción de familia única que tienen. La intención se estrella en la respuesta: solo el año anterior hubo en el país, si bien reducidos en relación al año anterior, 92 mil 739 divorcios, en plena pandemia.
El matrimonio lazo con fines sociales, económicos y políticos
El derecho civil no se anda por las ramas cuando quiere generar utilitarismo en una institución. Crea el matrimonio para proteger patrimonios sobre todo de los que considera la parte más débil, la mujer y los hijos. Pero justo como ha sido el legislador en ciertas etapas, también crea el concubinato cuando alguno de los miembros de la pareja, por lo general el hombre, es reacio a casarse. Los concubinos tienen derechos aunque disminuidos del que se llama cónyuge legal. La presencia omnímoda de las religiones y el conservadurismo que nace de ellas, crean en torno al matrimonio posturas que rebasan el ámbito civil. Estar casado o sea cumplir no solo como un acto que asegura derechos, lleva al estatus social que se exhibe en lo económico y también en lo político. Una de las bodas más publicitadas, la de la hija del abogado Juan Collado, actualmente en la cárcel, y que reunió a tirios y troyanos, fue de ese estilo. El viejo sistema mostró muchos ejemplos de ese tipo. La derecha tampoco le sacó a, Vicente Fox se casó con su concubina Martha Sahagún, porque amancebado no era bien visto en ese conservadurismo. Así, las uniones legales arribaron y arriban a lo político. Todos muy decentes.
Bodas que enriquecen, que empobrecen…o que provocan renuncias
Las antiguas uniones están signadas por el interés no solo en torno a la riqueza, el apellido o la belleza de las mujeres, sino a la procreación de hijos. De hecho el patriarcado se nutría de mujeres paridoras, fieles, para preservar riquezas, e impedir que la fortuna saliera del hogar. Las mujeres fueron desde entonces un ser utilitario. Las bodas actuales como la que acaba de ocurrir en Guatemala entre Santiago Nieto y Carla Humphrey, sometida a escándalo en este momento, no concuerda en lo que han dicho los interesados, un acto que tendía a la sobriedad y al silencio. La organización del acto evidencia lo contrario. Todo gira en torno al escándalo y la idea expresada en redes de que en realidad fue planeada por los cónyuges para provocar la salida de Nieto de una posición tan importante y comprometida como la que tenía, puede ser real. Me acordé de la maniobra del actor Ben Affleck que se iba a casar con Jennifer López la cantante y que un día antes de la boda, apareció borracho con una mujer pomo. La boda se canceló.
La fierecilla domada y el mancebo que casó con mujer brava
Las bodas a cualquier nivel son celebradas. Presagian felicidad al menos para la pareja y seres cercanos así hayan quedado algunos resentidos en el camino. Parece que tanto William Shakespeare como el español Alejandro Casona abrevaron del mismo origen a la hora de escribir La fierecilla domada (Ediciones Olimpo 2005), el primero, y El mancebo que casó con mujer brava (Pasos y Entremeses en el Teatro Hispano, Promotora de Ediciones y Publicaciones 1974), el segundo, pese a la diferencia de épocas. Del siglo XVI al XX. La historia original está dentro de las 35 que tiene el compendio del Conde Nicanor de Don Juan Manuel. La del inglés es una gran obra, una comedia, que ha sido llevada al cine varias veces, una de ellas con los actores Richard Burton y Elizabeth Taylor, 1967. La otra es un breve y sencillo entremés, como muchos de los que escribió Casona, a lo largo de su vida, murió en 1965 y tuvo una producción muy amplia de narraciones, dramas, poesía, guiones, teatro, producciones. Perteneció a la generación del 27. Ambas obras giran en torno a una mujer arisca e insoportable, que el marido doma de muchas maneras, con el ingenio que aparece en los escritos. Es la clásica exhibición del poderío macho sobre mujeres que vivieron así en esas épocas, aunque la última haya sido adaptada en el modernismo al que perteneció Casona. En fin, son bodas y algunas son de pleito y otras… escandalosas.