Teléfono rojo
Valentín Campa, el Tren Maya y aquel sindicato petrolero
La vinculación histórica de los grandes personajes se muestra en el devenir de un país y lo podemos ver en el caso de Valentín Campa dirigente comunista, líder ferrocarrilero, ex candidato presidencial y en su momento partícipe de la creación del sindicato petrolero, el que hoy vuelve a exhibir sus ligas charristas y corruptas. A veintidós años de fallecido el 25 de noviembre de 1999, Campa, honrado en la Rotonda de las Personas Ilustres desde noviembre de 2019, deja sus memorias a la exposición pública, para que ésta conozca a los verdaderos seres que lucharon por una patria íntegra ante los avatares de siempre de una oposición. Cuando repunta de nuevo un largo tramo ferrocarrilero, ahora en la zona Maya y se reivindica aquel transporte que en forma absurda destruyó Ernesto Zedillo, es importante recalcar la participación de Campa en el sindicato ferrocarrilero del que llegó a ser secretario de educación y de organización y conocer todos los problemas que tenía ese gremio enfrentado siempre, como el petrolero, a las transnacionales apoderadas del país. Estuvo en ese sindicato desde que era un imberbe en Coahuila y ahora, en la zona de Buenavista donde estaba la sede de Ferrocarriles Nacionales, se levanta un busto suyo como homenaje a aquella lucha. Buena parte de la actividad de Campa se desarrolló en el centro del país, como miembro y dirigente del Partido Comunista Mexicano (PCM), pero él era un norteño nacido en Monterrey el 14 de febrero (otros lo sitúan el 10 de abril), de 1904, pero desde temprana edad sus padres lo llevaron al estado de Coahuila.
Campa: los obreros fueron fundamentales en ferrocarril y petróleo
En su libro Mi testimonio. Memorias de un Comunista Mexicano (Ediciones de Cultura Popular 1978), Valentín Campa describe la lucha de los obreros en aquellas décadas cuando el ferrocarril del Pacífico recorría desde el norte parte del país. También la oferta de trabajo que le hizo Emilio Portes Gil, que rechazó, cuando el entonces presidente se opuso a una decisión de Calles en la que pretendía fusilarlo. Los sindicatos ferrocarrilero, el petrolero que ya tenía por entonces más de 15 mil integrantes, y otros, campesinos y organismos del pueblo, estuvieron al tanto del desarrollo de la Expropiación Petrolera y apoyaron a Cárdenas. Y en diversos entornos, recuerda en sus memorias, como se descubrió la traición de Saturnino Cedillo a Cárdenas y las muchas veces que fue a la cárcel por sus luchas, doce en total, que representaron 13 años, once meses y 13 días en Lecumberri.
Los críticos del ferrocarril maya, se sienten extraños en un tren
Los ferrocarriles fueron fundamentales en una época, pero siguen siendo un transporte importante y se capta en los países más desarrollados que han aplicado tecnologías modernas para hacerlos más rápidos y eficaces. Por eso llaman la atención las campañas inicuas que se hacen contra el tren Maya para tratar de frenar el proyecto. A toda crítica, se ha respondido con datos, incluso a la preocupación justa de los habitantes cercanos que hablan de posible devastación del entorno. Personajes como Valentín Campa entendieron desde la segunda década del siglo anterior, la importancia del tren y sus luchas tenían como fin apoyar a un trabajador capacitado que diera realce al conductor, al garrotero, al trabajador de vías y vagón y a todos los que participaban en esa importante actividad. Así lo vieron grandes escritores y se cuentan en miles los libros, además de filmes que tratan desde todo los puntos de vista al tren. Muchos recordamos Extraños en un tren de Patricia Highsmith, Ana Karenina de León Tolstoi, El tren de las 4.50, El misterio del tren azul , Asesinato en el Orient Express, los tres de Agatha Christie, los de Dickens, Galdós, y etcétera, etcétera. Poetas y escritores mexicanos incursionaron en el tema, unos de ellos Fernando Benítez y Elena Poniatowska, ya mencionados en otra ocasión. Terrible en su realismo es la novela de Emile Zola, uno de los escritores que más se ha metido en la profundidad de los trenes desde todas las perspectivas, hasta las más dramáticas. Lo hace en su libro La bestia humana escrita en 1890 (Editorial Renacimiento, Sevilla 2002) sobre un narrador que acompaña a un conductor en toda la complicada travesía de los trenes, incluso con asesinatos. Por su parte, Penélope esperó durante mucho tiempo a su amante, en aquel tren de la canción de Augusto Algeró. Dos versos alternos:
Penélope
Se sienta en un banco en el anden
y espera que llegue el primer tren,
meneando el abanico.
Penélope
Tristes a fuerza de esperar
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos.