El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Como una avalancha, los datos sobre la niñez empiezan a rodar días antes del 30 de abril. Datos internacionales, nacionales y locales, que exploran en ese sector todas sus perspectivas. Algunas terribles, otras no.
Y éstas son las que menos aparecen en los medios que retuercen o retorcemos, todo lo malo que enfrenta la infancia. Porque la buena no es noticia.
He revisado infinidad de páginas digitales en las que los niños se observan como los creadores que son, como dibujantes, como ansiosos investigadores que quieren ser de todo para aportar algo.
Y con ellos, los niños que fueron y les preceden Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Octavio Paz, Gabriela Mistral, entre muchos.
Y poetas e infantiles escritores en todos los idiomas, muchos de ellos indígenas mexicanos. Pero el aire flota oscuro y empieza a soplar y dentro de ese impulso creador surgen las advertencias, una de ellas contra la inseguridad y otra sobre la amenaza ambiental, porque aunque ahora se recalca, ya desde siglos atrás se presentaba amenazante.
Y lo advertía el gran poeta francés Theodore de Banville ( 1831-891) desde el siglo XIX:
NO IREMOS MÁS AL BOSQUE
No iremos más al bosque, cortaron los laureles,
los amores y néyades de las claras cascadas.
Cortaron los laureles y los ciervos del bosque
huyen al escuchar los cuernos de la caza.
No iremos pues, ahí, donde en tiempos pasados,
corrían en sus juegos los niños en bandadas.
CURIOSA COINCIDENCIA, DÍA DEL NIÑO Y EL DÍA DEL TRABAJO, COMO UN DESTINO
Es solo una coincidencia en las fechas, pero se eslabonan no como algo fatal, sino normal porque el trabajo está inmerso en la estructura humana.
En el caso de estas fechas, las dos esconden una memoria trágica, la desaparición, el secuestro, la violación, la represión, los accidentes laborales, los malos salarios, el despido.
Pero también van aportando cambios, luchas, visiones más amables en las faenas, en la vida de los niños. En un arte que reconcilia y la oferta siempre presente de esperanzas, si se trata de niños en la primavera de la vida. Lo decía ya la Nobel Gabriela Mistral:
DOÑA PRIMAVERA
Doña primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Salid a encontradla
por esos caminos,
¡Va loca de soles
y loca de trinos!