Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
A los grandes maestros de la formación y la creación
Casi un cuarto de millón de planteles educativos cierra el 15 de mayo Día del Maestro, pero la fiesta sigue en miles de lugares. Es una forma de reconocer al millón 225 mil 580 maestros que había en agosto pasado, la formación que en la mayoría de los casos impacta y transforma la vida, en esta ocasión de más de 24 millones de alumnas y alumnos. Eso en lo que respecta a la educación primaria, aparte está el otro alumnado, el que sigue adelante incluso a los doctorados de universidad, en esa alimentación educativa que es cotidiana en México. Desde días antes nos imaginamos lo que va a suceder en esa fecha, por las fuerzas magisteriales que se mueven en el país, poco expresivas en ese día en el sector privado, que se subsana por lo que hace el sector disidente, la CNTE en especial. Ella lo retumba todo y aparece el fantasma de la reforma educativa peñista y el reproche al gobierno actual por no haberla derogado del todo. Siendo la educación un proceso permanente, más en estos tiempos digitales, es difícil congelarla en reformas o cánones. La discusión, los pleitos las protestas, las acusaciones que tienen mucho de postura política, seguirán per sécula.
MAESTROS SE DAN EN TODOS LOS ÁMBITOS, PERO EL QUE EDUCA, TRASFORMA
Son tantos a los que uno puede llamar maestros, sobre todo los famosos a lo largo de la historia, pero la decisión se da en un caso y éste tiene que ser universal. Parecerá extraño, pero me decidí por Robert Louis Stevenson, el escocés nacido en 1850 y fallecido en 1894. Solo vivió 44 años, pero dio una de las más grandes lecciones de creación y de humanismo, que todo buen maestro debe de dar. Una de ellas, que cualquier maestro desde la primaria, puede visualizar en sus alumnos: la duplicidad que todo ser humano tiene en su conducta. Conocimiento que en su momento puede ser orientado. Si bien tiene muchas obras famosas, la que desnudó esa particularidad humana, que puede ser más extensa, incluso, es su obra El Caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (Editorial Alma 2019) escrita en 1886. Esa novela sobre el doctor que a partir de una pócima descubrió su otro yo, un ser nefasto, es retomada por los grandes psicólogos. Y en el caso de los maestros puede ser a partir de un conocimiento que han tenido en su relación diaria con seres en formación, que saben detectar conductas que pueden ser orientadas. La personalidad escindida, ya entra en las dimensiones del cambio.
STEVENSON FUE DEFENSOR DE LA CAUSA INDÍGENA
Enfermo de tuberculosis desde temprana edad, Stevenson se refugió con su familia en la isla de Samoa, donde escribió buena parte de sus obras. Desde antes había tenido contactos con los famosos de la época, entre ellos Henry James y MarkTwain. Son muchas sus obras entre ellas La isla del tesoro, La flecha negra que entre otras como la mencionada arriba, han sido llevadas a la pantalla. Esta se filmó en 1931 con Fredric March y en 1941 se hizo un remake con el director Víctor Fleming con Spencer Tracy en el doble papel del doctor Jekyll y y el señor Hyde y con dos bellas actrices Ingrid Bergman y Lana Turner. En Samoa, mientras escribía cuento, novela, poemas, ensayos, Stevenson también hizo política y defendió a los indígenas de Samoa contra la colonización alemana. En diferentes momentos hizo una defensa exhaustiva de esas tribus. Sus obras han impactado y algunas tienen plena vigencia. Uno de los que fue influido, entre muchos, por sus obras, fue Jorge Luis Borges que vivió un tiempo posterior en Inglaterra.