Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Con Amajac, representados indígenas y todos
Los espacios públicos son de todos. No se puede llegar y agarrar un espacio ilegalmente, como lo hizo un grupo de feministas con el espacio que ocupa la glorieta de Cristóbal Colón. Al no llegar a un acuerdo con ellas y con las prerrogativas que tiene un gobierno salido de una votación popular, el de la Ciudad de México tomó la decisión de colocar la réplica de la joven de Amajac, en un espacio propio frente a lo que fue la estancia del llamado descubridor. Lo hizo partiendo de la representatividad que tiene, a solicitud formal de comunidades y grupos indígenas que demandan una imagen propia en la ciudad en la que viven. Además, por ser un eslabón fundamental entre nuestro origen ancestral y la actualidad, que nos representa a todos. Ya construyen el basamento para que se yerga la estatua 4.50 metros, en Paseo de la Reforma entre las calles Morelos y Versalles. Cuando el problema se agudizaba con las feministas, a fines de febrero pasado, escribí lo siguiente:
CON AMAJAC RENACEMOS Y RECUPERAMOS LO QUE CREÍMOS DESTRUIDO
Todos somos la Joven de Amajac. Como una de las grandes culturas de la humanidad, la nuestra tiene orígenes que nos vinculan a todos. Segregada la gran etapa de dominación, siempre queda nuestro pasado y volvemos a los orígenes que están ahí y nada lo puede borrar. Y cuando una figura legendaria como rehén arqueológico queda en un reducto, es la representatividad de lo que somos. Como el retrato de un ancestro hallado en un archivo que muestra el parecido indiscutible con nuestro descendiente. La herencia es inmarcesible. La historia de la Joven de Amajac ya la conocemos y es impresionante ver y saber que los centenares de siglos no destruyeron los orígenes de lo que somos. Ese ser representado en un cuerpo de un metro cuarenta y cinco centímetros, aunque en su totalidad mida más de dos metros, somos nosotros, es nuestro rostro y nuestra imagen. Podemos ser güeros, pelirrojos, negros, chinos, morenos claros, blancos, pero todos, cuando somos mexicanos, nacimos o vivimos en este país con la nacionalidad, somos Amajac. Negarlo es como negar el maíz, la milpa verde que nos dio el cereal, el tomate (tomatl), el cacao, el aguacate, el ahuehuete, la cuetlaxóchitl, el agave, la dalia, la vainilla, el chile y todo lo que es endémico de este país. Yo soy Amajac al escribir esto.
CAUSAR POLÉMICA POR EL SÍMBOLO DE UNA MUJER, ES UN ENFRENTAR ESTÉRIL
Desde hace meses se instaló una polémica en torno al sitio que ha quedado vacío después de quitar la estatua del llamado descubridor Cristobal Colon que fue cambiada de sitio a Tepotzotlán. Grupos de feministas tomaron el espacio para Justicia un antimonumento de la desaparición forzada, cuando ya se había anunciado que ahí estaría la Joven de Amajac, monolito huasteco de piedra caliza, que representa a una mujer gobernante, según los cálculos del posclásico mesoamericano. Y que fue descubierta en Hidalgo de Amajac, Veracruz, el primero de enero de 2021. Pese a que tiene su tiempo, destaca la belleza y modernidad de la estatua. Tras la radicalización de la polémica, se retiró la propuesta de la joven, pero en ese inter sectores indígenas cada día más numerosos, exigieron que la Joven de Amajac sea la que esté en el sitio de la antigua estatua. La polémica parece absurda e inútil porque la presencia de una estructura de origen indígena incluye todas las connotaciones y demandas que se pueden hacer. No hay sector más agraviado en todos los sentidos, desaparecidos incluso, que el indígena y las luchas que han dado para reivindicar su origen ancestral. La joven de Amajac como un símbolo, representaría prácticamente, todas las demandas femeninas.
USAN ARQUETIPOS SENSIBLES PARA GOLPEAR Y ESPACIOS PÚBLICOS
En muchas de las demandas que se han dado en los últimos tiempos, se utilizan como voceros a seres sensibles para sorprender a la opinión pública. En el Poder Judicial, ya desbocado ahora contra el Plan B, lanzaron en su momento a sus trabajadores a pedir que no se critique a ese poder. Pero atrás de ese sector no hay ninguna postura crítica de lo que hace la propia Corte y lo que están haciendo jueces al liberar presuntos criminales y dando orden de desalojar cuentas de personas marcadas. En el caso de las feministas, hablan de desaparecidos, cifras que se vienen arrastrando desde hace muchas décadas pero respecto a las cuales nunca salieron a defender. Hay mucho de movimiento político y de chantaje a este gobierno, donde dichos casos están en constante investigación que no se reconocen y los quieren adjudicar sin tomar en cuenta políticas pasadas, a algunas de las cuales defienden en sus marchas. A los culpables de los últimos tres sexenios, sobre todo, les hacen mutis en esa culpabilidad. En cuanto al caso actual de la Joven de Amajac, organismos legislativos y administrativos habían respondido a esta polémica, que aceptarían el acuerdo al que se arribara entre la dos posiciones. Pero las feministas se impusieron y se salieron con la suya. La pregunta, ante las muchas corrientes feministas, es si las que se apoderaron de la parte en la que estaba el monumento a Colón tienen la anuencia de todas esas corrientes y si como debe de ser en una ciudad que funciona con leyes, se tomaron en cuenta los pareceres de autoridades, de expertos en cuestiones citadinas y de otros organismos sociales, al lanzarse contra el gobierno sin una mínima autocrítica.