Concluye Festival Internacional del Globo 2024 en León
***Esta serie de 10 retratos breves está dedicada a mujeres de México cuya vida ejemplar es aporte imperecedero, dignas de ser memorables para su generación y la posteridad por sus contribuciones al arte, la ciencia o la cultura.
Al margen de su ideología política, todas ellas fueron congruentes con principios y valores inspiradores. Algunas alcanzaron la fama que trascendió a su tiempo, pero otras ameritan hacerse visibles para ser reconocidas y recordadas por su vida singular y sus valiosas aportaciones.
Mujeres mexicanas memorables (5)
Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
Juan Pablo, como muchos jóvenes idealistas, llegó ciudad de México con 16 años de edad, proveniente de Guadalajara, Jalisco. Su sueño, formarse como escritor. Mientras estudiaba viviría de leer poemas ¿por qué no? a esa edad ya había ganado el Concurso Juan Rulfo en su tierra natal con un libro de poemas.
Se inscribió en la Sociedad de Escritores de México (SOGEM), en el barrio de Coyoacán. Le preguntó a un bolero del rumbo dónde había buena comida casera. Le recomendó la Casa de Coahuila, ubicada a unas calles de la escuela, y fue para allá. No sólo encontró comida, sino conoció a la maestra Lilia Esperanza Cárdenas Treviño, quien se convertiría en su benefactora.
Han pasado ocho años y Juan Pablo Gómez Salazar recuerda aquel día con agradecimiento: había llegado a un lugar espléndido dónde encontró a una «mamá intelectual» que lo apoyó para montar su espectáculo literario y vender su libro de poemas para sobrevivir. Actualmente él es abogado, regidor suplente de su estado natal y tiene tres libros publicados.
Pero este no es el único caso que encontró cobijo con esta cautivadora mujer empática, de sonrisa franca, dispuesta a abrazar tu causa y caminar contigo. A lo largo de su vida ha hecho decenas de «hijos», «hermanos» y amigos intelectuales –hombres y mujeres– recibieron su apoyo para lograr un proyecto o hacer realidad un sueño.
Actualmente, Lilia Cárdenas es la presidenta de la Casa de Coahuila, primera mujer en ese cargo en los 68 años de vida de esa asociación civil, albergada en una casona de Coyoacan propiedad del gobierno de Coahuila.
En diciembre próximo concluirá su trienio, pero lleva 9 años –antes fue vicepresidenta y coordinadora cultural– cumpliendo con la premisa de hacer que la Casa de Coahuila sea el corazón de los coahuilenses en la ciudad de México.
Pero no sólo eso, bajo la coordinación de Lilia la Casa de Coahuila se ha convertido en un crisol de la diversidad cultural, asisten grupos de jubilados y pensionados, cantantes, bailadores, músicos, concertistas, presentadores de libros, grupos de discusión intelectual, periodistas, comunicadores, locutores, pintores, rotarios, socios de clubes de cine y ajedrez, así como inmigrados de todos los confines del mundo.
Los domingos también hay actividades: se instala el tiaguis «Germinal», con venta y consumo de productos orgánicos, abierto al público de 10 a 15 horas.
Recibió el premio Simone Weil
Lilia Cárdenas obtuvo el pasado 15 de octubre de 2024 el Premio Extraordinario Simone Weil (París, 1909-Ashford, 1943) otorgado «al compromiso y la coherencia en la promoción y defensa de la cultura de los derechos humanos», por la Academia E-Alta Escuela para la Construcción de la Paz, presidida por Paolo Pagliai.
Frente a un público integrado por expresidentes y socios de la Casa de Coahuila y del Centro Interdisciplinario Ítalo-Mexicano, Lilia Cárdenas conmovida recibió la distinción con la responsabilidad que conlleva la obra de Simone Weil, una filósofa y activista que no dudó en convertirse en soldado para defender la dignidad de los oprimidos y trascendió a través de la solidaridad y el cuidado de los demás.
La galardonada, quien a los 12 años en su natal Parra, Coahuila, organizaba colectas para ayudar a los tarahumaras y a los presos de Islas Marías, recordó que en París se solidarizó activamente con los chilenos en el exilio, para ello hizo equipo con su amigo el cantautor Ángel Parra –hijo de Violeta Parra–, a quien conoció en las Peñas –centros dedicados al canto latinoamericano en los años 70´s– de la capital mexicana, y ya en el país galo se reencontraron cuando él fue exiliado por la dictadura militar chilena.
La maestra Lilia agradeció el premio Simone Weil: «Siento que se reconoce un trabajo colectivo, un esfuerzo que no sólo es mío, sino de todos los que han caminado antes que yo y a mi lado en mi vida». Condenó las guerras en Ucrania y Medio Oriente; la acumulación de poder y riqueza mientras millones padecen hambruna; a las naciones que dedican menos recursos a la paz, la cultura y la educación, que al gasto de guerra; la tibieza de la ONU; así como a las grandes empresas, incluidas las mediáticas, que no promueven una cultura de paz sino la violencia.
Para concluir, citó a Alfonso Reyes: «El disfrute de la paz debe ser una construcción de todos». Acudieron a la premiación el embajador de Italia en México, Alessandro Modiano, el obispo emérito de Saltillo, Raúl Vera López, sus compañeros de luchas Bertha Luján y Arturo Alcalde, así como su amiga, la escritora Laura Esquivel.
¿Por qué Lilia Esperanza Cárdenas Treviño es una una mujer mexicana memorable?
La polifacética mujer que hoy nos ocupa, además de ser una promotora cultural y empresaria social, se define a sí misma como una liberal, progresista, adogmática. Su larga trayectoria confirma su liderazgo social empático y solidario.
Nació en Parras de la Fuente, Coahuila, en la década de los años 50´s, un 28 de septiembre, vivió una niñez feliz en «el oasis del desierto y puerta del cielo», como llaman los parrenses a su tierra, lugar caracterizado por acequias y tierras buenas para la vid. Le encantaba echarse clavados en el estaque con pétalos de rosa, propieadad de un tío.
Cuando estudiaba la secundaria en la Preparatoria Parras, fue nombrada presidenta de la Congregación Mariana de Señoritas, a cargo de organizar kermeses para apoyar a los tarahumaras y a los presos de las Islas Marías. Todos los domingos, durante dos años, recolectó donativos, y esa labor la fue concientizando sobre la importancia de apoyar a los menos favorecidos.
Sus lecturas preferidas en la adolescencia fueron: La Familia Burrón, Excélsior y la revista Siempre, cuyos ejemplares traía su padre de la capital del país. Sonrié y expresa: «Creo que Borolas Tacuche de Burrón fue la primera mujer mexicana liberada, mientras ella se emperifollaba, su esposo Regino, chaparrito, era un abnegado esposo, siempre trabajando en su peluquería El Rizo. Sin duda, Joaquín Vargas logró un retrato magistral de la sociedad mexicana de aquella época».
Estudió la preparatoria en el Ateneo Fuente con grandes maestros quienes la ayudaron a formar su personalidad, con inclinación humanista a favor de valores y causas sociales, consciente de que el mayor problema del mundo es la ignorancia y la pasividad ante la injusticia.
A lo largo de su vida la han inspirado mujeres extraordinarias, quienes representan la valentía de pensar, como: Hipatia de Alejandría, primera científica y erudita en la historia (355 al 370 d.C.), y las francesas Olympe de Gouges (1748-1793), autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791), quien murió guillotinada a causa de sus ideales, y Simone de Beauvoir, escritora y feminista, autora de la frase:»El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente».
La crónica de la huelga Cinsa-Cifunsa 1974
Estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Coahuila, y a punto de titularse decidió participar de manera solidaria con los huelguistas de las empresas Cinsa-Cifunsa, en Saltillo Coahuila.
Algunos creen que influida por el pensamiento social de su tía, la activista LGBT y directora de teatro Nancy Cárdenas, quien le enseñó que «el arte y la palabra no solo son medios de expresión, sino también herramientas para desafiar las estructuras sociales y dar voz a las minorías». Quizá, haya escuchado a su propio corazón.
Este año se conmemoró el 50 aniversario de ese movimiento ocurrido entre el 3 de abril al 2 de junio de 1974. La huelga histórica duró 49 días, siete semanas, tiempo en el que Lilia E. Cárdenas Treviño publicó una crónica semanal con las incidencias del movimiento día a día en la sección Gaceta Universitaria del diario El Independiente.
Sin hemeroteca qué consultar, fue la propia Lilia quien conservó y aportó sus aguerridos textos para que «El Coahuilense Noticias» las publicara en un libro titulado: Crónica de un Movimiento Heroico. 50 Aniversario, con prólogo del intelectual Abraham Nuncio Limón y testimonio de Arturo Alcalde Justiniani, quien fue abogado del Frente Amplio de Trabadores.
Lo ocurrido da ejemplo de cómo una lucha obrera por mejores salarios y prestaciones pudo despertar conciencias y apoyo de la comunidad; fue ejemplo de resistencia frente a intereses mezquinos empresariales; exhibió a la CTM y sus contubernios con el gobierno y el empresariado; dio cuenta del surgimiento de un sindicalismo independiente, aunque finalmente muestra también las flaquezas humanas, pues el movimiento fue traicionado.
Pero es un hecho que la sociedad coahuilense cambió su percepción hacia los derechos de los trabajadores, y en este avance hacia una mayor justicia social, fue fundamental la solidaridad de la estudiante de Derecho, Lilia Cárdenas, quien pese a estar en periodo de exámenes se involucró con sus emotivas narraciones en ese hecho histórico. La Universidad de Coahuila respaldó a los huelguistas, y con esto refrendó su autonomía, obtenida un año antes.
La culminación de la huelga coincidió con la presentación de su examen profesional de Derecho laboral, en reciprocidad cientos de obreros acudieron a apoyarla. Lilia Cárdenas aprobó. Dice Nuncio que «a partir de entonces su nervadura emocional se volcaría hacia los demás, sobre todo en la dimensión de la vida cultural».
Promotora cultural y gestora social
Su plan era prepararse para ser profesional de la diplomacia, por ello estudió francés e inglés, pero aplicó para competir por una beca del gobierno francés, y la ganó entre 400 aspirantes, eso la llevó a París a estudiar una maestría en Administración Pública y una diplomatura en Formación para Expertos en Educación.
En su larga y fructífera carrera trabajó en la Universidad Autónoma de Coahuila como subdirectora de Extensión Universitaria, «eran tiempos en que había dinero para la cultura», comenta, y gracias al apoyo de su tía Nancy Cárdenas, pudo organizar conciertos con Joan Manuel Serrat, Nacha Guevara y otros artistas de renombre, exposiciones, funciones de cine y teatro.
Fue 14 años servidora pública a nivel federal, dedicada a coordinar programas sociales, impartición de talleres de capacitación a mujeres y jóvenes, entre otros. Colaboró con políticos del primer nivel, como el coahuilense Eliseo Mendoza Berrueto y Manuel Camacho Solis.
La activa parrense que hoy retratamos, es una promotora cultural incansable, ello la llevó a incursionar en múltiples actividades, incluida la producción cinematográfica, coordinó la filmación en la zona norte del país –en su natal Parras y en Mapimí, Durango– de la película Cabeza de Vaca, seleccionada para participar por México en los Oscar.
De ese trabajo se siente orgullosa, ya que lograron mostrar a un conquistador español conquistado por nuestros ancestros indios. La película, según los críticos, ocupa el lugar 61 entre los 100 mejores largometrajes mexicanos.
La familia afianzó sus valores
Fue en el periodo en que trabajó junto a Camacho Solís en que conoció a Albert Imaz Ferriz, un destacado arquitecto catalán con quien se casó y tuvo dos hijas, quienes nacieron en la ciudad de México. Para ella la maternidad es el «estado perfecto… el tener una familia amorosa, solidaria, fue importante para cultivar mis valores».
Con las pequeñas Esmeralda y Ally Quetzal, la familia Imaz-Cárdenas viajó a Barcelona para emprender un taller de Arquitectura y Urbanismo y crear una Constructora de Eco-Aldeas y proyectos ecológicos sustentables, donde Lilia fue la administradora general durante 17 años. Allí aprendió catalán y continuó sus estudios en esa ciudad cosmopolita, realizó maestrías y diplomados en Cooperación para el Desarrollo y Arquitectura y Urbanismo.
Sobre su estado actual, señala que es orgullosa mamá de Esmeralda y Ally, abuela de Leo, Cloe y Gaia –hijos de su hija Esmeralda–, «los nietos son el postre de la vida, los adoro, ya juego ajedrez con ellos, y me ganan». Sobre su esposo, el famoso arquitecto Albert Imaz Ferriz, fallecido el 23 de abril de 2022, celebra «la dicha de haber contado con un maestro 43 años de su vida… es el faro de luz que ilumina esta etapa de mi vida».
Para concluir con algún consejo útil para quienes persiguen el liderazgo, Lilia Cárdenas Treviño señala: La formación permanente ha sido mi norma de conducta, he comprobado que el conocimiento te permite una visión universal de la sociedad», y lleva a la práctica constatar cada día, antes de dormir, qué aprendió algo nuevo. Y con esa metalidad, siempre está pendiente de los nuevos proyectos.