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WASHINGTON, 17 de enero (Quadratín México).- El 15 de enero fue un día “normal” en los Estados Unidos: fallecieron 30 personas y otras 168 resultaron heridas como consecuencia de disparos, reveló el Centro Para el Control y Prevención de Enfermedades.
En víspera de que el presidente Barak Obama abriera fuego contra la proliferación de armas, un estudiante con un historial de violencia y depresiones disparó a un trabajador de una Escuela de Negocios de Sant Louis antes de quitarse la vida; otro hombre abrió fuego en un aparcamiento de Kentucky, matando a una persona e hiriendo a otras dos en lo que la policía consideró como una disputa personal, y en Baltimore, en un nuevo ejemplo de la creciente violencia, se registraron tres tiroteos, en uno de los cuales falleció una joven de 17 años que paseaba por la calle.
El Centro Para el Control y Prevención de Enfermedades indicó que en el país cada hora se registra una media de tres muertes relacionadas con armas de fuego y siete reciben un impacto de bala.
Además, cada día, 53 se valen de un arma para quitarse la vida.
Apenas hoy, la policía de Nueva York informó que una pistola fue encontrada a un alumno de siete años de edad en una escuela primaria pública en el condado de Queens.
El colegio, ubicado en el barrio de Far Rockaway, cerró sus instalaciones, luego que la policía de la ciudad confiscó el arma al menor y notificó a sus padres del hallazgo.
En la Unión Americana fallecieron en 2011, como consecuencia de delitos relacionados con armas, 32 mil 163 personas, según fuentes de Gun policy, ello representa más del doble de las muertes que se registraron en todo el mundo como consecuencia de atentados terroristas (12 mil 553).
“Desde los atentados del 11 de septiembre, el Gobierno de Estados Unidos ha destinado más de medio billón de dólares a garantizar la seguridad nacional, mientras que, de acuerdo con la Oficina Presupuestaria del Congreso, el Capitolio apenas canalizó recursos para mitigar los crímenes por armas de fuego.
Expertos advierten que no importa qué estadísticas se consulten, todas resultan igual de desalentadoras.
En el mes transcurrido desde la matanza de Newtown, que ha servido de acicate a la Casa Blanca para lanzar su cruzada sobre el control de las armas, han fallecido casi un millar de personas por impactos de balas.
Ello, subrayan, representa la mitad de las bajas del Ejército de Estados Unidos a lo largo de la guerra de Afganistán.
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