Guardar silencio ante la violencia es normalizarla
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de octubre de 2024.- Cuando una persona está expuesta a múltiples factores de riesgo, donde hay conflictos y tensiones, hay consecuencias negativas en su salud física y mental y, por ende, afecta distintas aristas del desarrollo, incluida la salud sexual y reproductiva, explicó la coordinadora del Departamento de Comisiones Dictaminadoras de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Claudia Ivethe Jaen Cortés.
Ello, se añadió en un comunicado, luego de un estudio realizado en adolescentes, en el cual también se observó que las normas y creencias tradicionales respecto a la relación de pareja con la sumisión de la mujer tienen aún fuerte influencia en la población juvenil, por lo que es necesario ofrecerles mejor información respecto a la sexualidad y las formas sanas de relacionarse.
Jaen Cortés destacó que a partir de la perspectiva psicológica se tienen que crear intervenciones y líneas de investigación sólidas para que reciban ayuda y la ejerzan de manera libre.
La también profesora del posgrado de la FP subrayó que la educación en la materia se debe referir al completo bienestar físico, mental y social en lo que concierne al sistema reproductivo y sus funciones, y no solamente a la ausencia de enfermedad, lo que incluye una vida íntima segura y satisfactoria, con la capacidad de reproducción y la libertad de decidir sobre cuándo debe realizarlo.
El trabajo de la especialista universitaria, que contó con la participación de 444 adolescentes (207 hombres y 237 mujeres), revisó los antecedentes de pareja romántica en estudiantes de escuelas públicas y privadas de 12 a 17 años. Se observó que durante esa etapa de la vida existe gran presión social para el comportamiento de pares de sexualidad y que las creencias socioculturales y familiares influyen claramente en las conductas sexuales.
El principal problema, dijo, es que existe falta de cercanía en la relación padres-hijos, prácticas parentales punitivas y vivir experiencias de violencia doméstica, lo que fomenta conductas de riesgo como no usar condón o métodos anticonceptivos.
Recordó que la adolescencia es un periodo cuando se presentan cambios físicos, psicológicos y sociales, así como nuevos riesgos que ponen en conflicto sus derechos, especialmente en el ámbito de la sexualidad, matrimonio y maternidad, por lo que una educación correcta posibilitaría experiencias seguras, libres de coacción, discriminación y violencia.
Sin embargo, la capacidad de tener una vida sexual satisfactoria sin riesgos de procrear, y la libertad de decidir hacerlo o no, puede verse afectada por diversos factores como la falta de información y orientación, violencia, conductas sexuales de riesgo, entre otros, manifestó en la charla Factores relacionados con la salud sexual y reproductiva en adolescentes, como parte del ciclo UNAMirada desde la Psicología.
Agregó que el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Salud, impulsó recientemente el Programa de Acción Específico Salud Sexual y Reproductiva (2020-2024), el cual tiene como eje rector la educación integral en la materia a través de brindar conocimientos basados en evidencia científica, que fomentan habilidades de análisis y fortalecimiento de capacidades para mejor toma de decisiones.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, 73.2 por ciento de la población adolescente escuchó sobre algún método anticonceptivo; 88 por ciento tuvo conocimientos correctos sobre el número de veces que se puede usar un condón; 60.4 por ciento supo que este protege de embarazos y enfermedades de transmisión sexual; pero 17 por ciento no usó métodos anticonceptivos en su última relación.