LA COSTUMBRE DEL PODER: La SCJN, del lado oscuro

18 de julio de 2012
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8:39
Gregorio Ortega

Los mexicanos deben preguntarse si los ministros sintieron o no la curiosidad por saber los nombres de las personas o compañías beneficiadas por una decisión presidencial, si ésta estuvo fundada en el mandato constitucional, o es parte del tejido de complicidades para agradecer los votos obtenidos en 2006, la confianza y, además, un contrato de esperanza con el futuro, por aquello de la necesidad de cuidarse las espaldas.

En 12 años de panato se conculcó la reforma al Poder Judicial de la Federación de 1994-1995, pero peor, porque cuando se da marcha atrás se regresa a esa obsecuencia de la administración de justicia, históricamente documentada cuando Antonio López de Santa Anna y el clero mangoneaban México, y cuando Porfirio Díaz hizo suyo el mátenlos en caliente.

El momento estelar fue cuando Genaro David Góngora Pimentel impulsó la independencia entre los tres Poderes de la Unión, cosa que disgustó a los gobiernos panistas, que hicieron lo posible para que la mencionada reforma valiera queso, escudados en la supuesta reforma constitucional penal de 2008, y en la que los avances son limitados a nivel federal, porque en algunas entidades federativas empiezan a funcionar los juicios orales, por ejemplo.

¿Cuál es el significado y cuáles serán las consecuencias de la opacidad por la cual se inclinó la SCJN, para impedir que se conozcan los datos de ese cuantioso regalo del Ejecutivo, que asciende a 74 mil millones? ¿Cuáles los sentimientos encontrados de los ministros, que pensaron que la línea había dejado de existir en materia de resoluciones judiciales, y hete aquí que si bien son casos aislados, se repiten cuando interesa al presidente de la República?

 

¿Se habrán preguntado sobre los beneficios derramados por la decisión de dar borrón y cuenta nueva a esos créditos fiscales -sostenido en la resolución por el Pleno de la SCJN- y sobre esa parte de la sociedad cuyos hijos son internados en los hospitales de Durango por desnutrición, o que no encuentra empleo porque no hubo recursos para crearlo, o forma parte de las estadísticas en los rubros de pobreza extrema y pobreza alimentaria?

¿Tuvieron la ingenuidad de cuestionarse sobre la decisión del Ejecutivo -pues ese monto sólo puede “olvidarse” si el presidente de todos los mexicanos así lo decide- y la manera en que ésta se apegó a su mandato constitucional y favoreció el desarrollo y la creación de empleos donde tanto se necesitan?

Los ministros de la SCJN, como Darth Vader, están del lado oscuro, son partidarios de la opacidad, olvidan para conservar sus fueros y privilegios.

 

QMex/gom

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