Rechaza Congreso prórroga de 90 días para elección judicial
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de septiembre de 2016.- Si Hilary Clinton, candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, se recupera pronto, puede sacar ventaja, aunque la contienda está muy cerrada todavía. Sin embargo con su enfermedad muestra una imagen de debilidad, resaltó José Luis Orozco Alcántar, profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
A través de un comunicado, la casa de estudios refirió que la demócrata, con 68 años de edad, y Donald Trump, con 70, rompen las reglas no escritas de los candidatos de la Unión Americana, que históricamente han rondado entre los 50 y los 60 años, recordó el internacionalista y doctor en ciencia política.
Esto es muestra de que en la campaña del vecino país los contendientes son dos personas de la tercera edad; no obstante, ella cuenta con el agravante de que Trump –que muchos al principio no pensaban que llegaría a la candidatura– se posicionó y se muestra vigoroso, con una imagen casi cinematográfica, dijo.
“Las campañas, como la actual, son intensas y desgastantes. Aparecen los problemas de salud cuando los hay y todo cuenta a pocos días de la elección”, resaltó.
“Espero que se recupere de un momento de debilidad, especialmente del temblor de piernas que se vio en televisión y la hizo ver muy mal. Si gana, se encargarán de que llegue al poder con un aspecto de plena salud”, resaltó.
Orozco Alcántar recordó que Clinton, a pesar de su experiencia política, no es la primera vez que muestra problemas de salud en público. “Ya tuvo varias trombosis y se habla de alergias y gripes antes de la neumonía”.
Candidatos de edad mayor
Aunque el académico también citó excepciones, como la del republicano Ronald W. Reagan, que gobernó a los 69 y se reeligió para concluir su periodo presidencial a los 77 años edad, y la de Franklin D. Roosevelt, que se dejaba ver en silla de ruedas, sin pudor, debido a un problema físico.
A veces, concluyó, como en el caso de Roosevelt, los votantes apoyan por compasión o por identidad, mientras que en otras ocasiones rechazan a un candidato que luce desaliñado, como Richard M. Nixon en su primera etapa frente al galante John F. Kennedy.