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Por Francisco Medina / Especial Quadratín México
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de abril (Quadratín México).- En el marco del “Día del niño” y a un día de que se celebre el “Día internacional del Trabajo”, en México más de tres millones de niños entre cinco y 17 años de edad trabajan principalmente en actividades agrícolas, que es una de las tres actividades laborales más peligrosas. Además en el país más de 190 mil menores de tres a cinco años se han incorporado a la economía informal.
En nuestro país de acuerdo a cifras del INEGI y de la Unicef, hay 3 millones 650 mil personas de 5 a 17 años que salen a trabajar diariamente, de los cuales 67 por ciento son niños y 33 por ciento niñas. De los niños y las niñas ocupados, 25 por ciento recibe hasta un salario mínimo 24 por ciento de uno a tres salarios mínimos, el 2 por ciento recibe más de tres salarios mínimos y 47 por ciento no percibe ninguna remuneración.
El 32 por ciento de los niños y niñas que trabajan laboran 35 horas y más a la semana, es decir más de cuatro horas. El 40 por ciento de los niños y niñas ocupados no asiste a la escuela, lo que representa 1 millón 195 mil 744 personas.
Puebla abarca el 20 por ciento de la población laboral infantil lo que la ubica por encima de la media nacional que es del 12.5 por ciento, donde uno de cada ocho niños trabaja.
Aproximadamente la tercera parte de los pequeños trabajadores de 5 a 17 años se desempeña en actividades relacionadas al sector agropecuario con un 29 por ciento; el 25.3 por ciento de estos menores se dedica al comercio, 23.7 por ciento se dedica al servicio doméstico, 14.2 por ciento a la industria manufacturera y 6 por ciento de estos menores se dedica a la construcción. Los trabajadores infantiles no son iguales en cuanto a género: de la población de 5 a 17 años que trabaja, 67 por ciento son niños y 33 por ciento son niñas.
De estos trabajadores infantiles el 69 por ciento cuenta con una edad entre los 14 y 17 años y el 31 por ciento con edades de 5 a 13 años; estos pequeños están muy por debajo de la edad mínima que marca la Constitución Mexicana y la Ley Federal del Trabajo para poder desempeñar una actividad laboral legal. Otra situación a tomar en cuanta, es el origen de estos pequeños pues 7 de cada 10 niños trabajadores habitan o provienen de las zonas rurales de más alta marginación del país.
Por otra parte, de acuerdo con académicos de la Facultad de Economía de la UNAM, en el país se registra un incremento del 12 por ciento de menores que trabajan para aportar al sustento familiar. Las cifras demuestran cómo las condiciones del país impactan en uno de los sectores más vulnerables: la infancia, haciendo del trabajo infantil un problema social aún por resolver
De acuerdo con informes de los académicos, desde el año 2000, el trabajo infantil ha crecido considerablemente en nuestro país. Datos de la misma Facultad señalan que al primer trimestre del 2012, dos millones 125 mil 500 niños y un millón 144 mil 500 niñas de cinco a 12 años desempeñaron una actividad laboral, es decir, tres millones 270 mil.
Además, 190 mil infantes de tres a cinco años se han incorporado a la economía informal, del 2008 a la actualidad, de acuerdo con estimaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que 215 millones de niños y niñas son víctimas de trabajo infantil. El organismo destaca que la mitad de los infantes laboran en condiciones de explotación y urgió a lograr acciones conjuntas entre gobierno y sociedad civil para reducir la explotación laboral y sexual infantil.
El organismo añadió la existencia de mafias que se benefician de niños y niñas a través de la prostitución, producción de pornografía infantil y el tráfico de estupefacientes.
Al respecto, el director general de la OIT, Juan Somavía expresó que “el mundo no puede desentenderse de esta causa cuando 215 millones de niños están perdiendo su niñez y la oportunidad de tener un futuro mejor”.
Por ello, recordó que en 2010 la comunidad internacional adoptó una hoja de ruta para la eliminación de las peores formas de trabajo infantil para el 2016.
Asimismo, OIT señaló que existe una amplia brecha entre las legislaciones relativas al trabajo infantil y su práctica diaria. La pobreza, la discriminación, y la falta de acceso a una educación adecuada y de calidad son, entre otras, las principales causas de la explotación de menores.
En nuestro país con toda la impunidad se reproduce una semi esclavitud laboral infantil. Como es el caso de los empacadores -mal llamados cerillos-, de las cadenas de autoservicio. Quienes trabajan sin ningún tipo de derechos, cuya fuerza de trabajo es explotada por las grandes cadenas, quienes no les pagan ni un solo peso, ya que su paga la dan los propios consumidores.
Todo esto a pesar de que la constitución política en su artículo 123 prohíbe “la utilización del trabajo de los menores de catorce años. Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de seis horas”. Sin embargo antes que contratar con todos los derechos a los y las niños, las empresas prefieren pedir a los clientes o a la cajera que se hagan cargo de empacar los productos, en vez de contratar personal de mayor edad que podría realizar dichas funciones.
Las y los niños empacadores no tienen vacaciones y si faltan tres días en el mes los dan de baja, y cuando rompen una mercancía, ellos la tienen que pagar. La dependencia les aplica un examen psicológico y físico muy somero. Muchos niños y niñas registran baja talla y peso, así como deficiencia alimenticia. Muchas veces las y los niños son obligados a laborar desde los 14 y 15 años debido a los escasos ingresos de sus familias. La mayoría tiene que estudiar y trabajar, lo que por obvias razones, se ve afectado su desempeño escolar.
Ante esta realidad las empresas y autoridades poco o nada hacen, ya que la explotación de mano de obra infantil es altamente redituable, sin derechos sin responsabilidades. Si al Estado mexicano no les importa, a las empresas menos.
Estas tiendas de autoservicio no quieren reconocer una relación laboral con las y los empacadores porque les elevaría los costos, y que mejor que obtener ganancias a costa de la explotación infantil. Cabe mencionar que uno de los principales requisitos que se les pide a las y los niños antes de admitirlos es presentar una solicitud de trabajo.
QMX/fm