Corrupción: un país de cínicos
¿Quién lo iba a decir? El hombre echado para adelante, el más entrón, el más astuto y gritón, exigente, atrabiliario y maledicente; el político-legislador-gobernador a quien se atribuyen mil batallas casi siempre con apariencia de triunfo, y las ganadas no siempre por la buena…
… José Murat Casab, el oaxaqueño de Ixtepec, estaba ahí el 4 de marzo, en un rincón del presídium en el salón Plutarco Elías Calles del PRI, se celebraban los 88 años del Partido Revolucionario Institucional, aunque para él, ese día era, también, el de su frustración.
Porque eso significa el que se le haya hecho bajar del caballo de la CNOP-PRI unos días antes para mandarlo a la ahora anodina e insustancial Fundación Colosio para hacerse cargo de asuntos que tienen que ver con diseño de proyectos de gobierno, estudios, análisis, interpretación de los hechos y para propuestas e ideas, todo eso que no es lo suyo…
Lo suyo es la acción política cuerpo a cuerpo, y eso quería, pero no, no y no. Al final la rebelión en la granja pudo más que la voluntad y el agradecimiento de Enrique Ochoa Reza, quien le debe a Murat cosas de antaño siendo estudiante en Estados Unidos y quien no pudo mantenerlo en la primera línea de batalla con vistas a las elecciones de 2017 y sobre todo para las de 2018.
“En un rincón del presídium, al lado derecho, un hombre afamado por entrón, José Murat, estrena su título de presidente de la Fundación Colosio. Sonríe como con melancolía. Cruza los brazos. No aplaude”. No aplaude ni a las arengas del presidente Enrique Peña Nieto ni a las de Enrique Ochoa Reza que se esfuerzan por convencer a la audiencia de que “el Partido” está fuerte y unido y que nunca negociará su fracaso… Una ceremonia desangelada y con presagios funestos.
Todavía unas semanas antes, el azoro siguió a la presunción de que José Murat Casab asumiría la responsabilidad de la CNOP, uno de los brazos políticos más fuertes del PRI, y con mucha acción política en toda la República. Muchos, dentro y fuera del PRI extrañados veían la llegada de este personaje que sigue siendo él mismo después de tantos años…
Que sigue haciendo política bajo su regla de “yo mando y usted ordena”; bajo su estilo de manejarse por debajo del agua para ofrecer o para castigar: pero nadie debería estar en contra de sus decisiones y sus metas. Así ocurría cuando fue gobernador de Oaxaca, días aquellos de los que se recuerdan más las anécdotas que los hechos de gobierno; más la tragedia que la solución… Más sus fantasmales formas de ‘castigar’ a quien criticaba su forma de hacer gobierno que el cumplimiento puntual de la ley…
Y es que siempre ha estado en conflicto. Todavía se recuerda su participación en auxilio de Luis Echeverría durante la llegada de éste a CU el 14 de marzo de 1975 y que tuvo que salir huyendo, luego de recibir un impacto contundente en la cabeza.
En “México en riesgo” (Grijalbo 2011) Jorge Carrillo Olea lo dice así: “Como caído del cielo, o más bien como salido del infierno porque es su espacio natural, apareció José Murat dando gritos al chofer y en un estado de exaltación máxima ordenaba: “¡A Derecho, a Derecho!”. Así, Murat se atribuye salvar a Echeverría y éste, en agradecimiento, lo catapultó a la gran política nacional.
Personaje controversial desde joven, como cuando en 1973 acudió al Festival Mundial de la Juventud que se organizó en la República Democrática Alemana, al que acudieron líderes estudiantiles del mundo; por México ex líderes del Partido Comunista Mexicano y grupos antagónicos al gobierno. Y ahí estaba él con un grupo de “jóvenes” con membrete de UPAR (Unidad Política de Acción Revolucionaria). Un día, a su manera, se coló a la oficina de prensa de la que fue prácticamente lanzado por la seguridad alemana y casi expulsado del país bajo sospecha de que pertenecía a una organización adversaria.
Y luego acontecimientos como el inverosímil “atentado” en Oaxaca, siendo gobernador. Más tarde fue tema internacional cuando The New York Times publicó en febrero de 2015 que él, José Murat, es dueño de seis inmuebles en Estados Un idos: 2 condominios en Utah, otra propiedad en Texas, una en Florida y al menos una en Manhattan, Nueva York. Inmediato negó lo publicado. Aún no se aclara dicha presunción aunque no se olvida.
Le gusta vincularse con medios de comunicación. Sabe la importancia de la prensa y quiere estar en ella. Busca acercarse a los directivos en su carácter de político-amigo y aun colaborador, como cuando quiso expulsar al corresponsal de un periódico nacional “porque me está molestando”… O como cuando –en contraposición- se filtró una grabación denostando a Joaquín López Dóriga por la entrevista que hizo en 2015 al joven aspirante al gobierno de Oaxaca, sin haber nacido allá ni cumplir con el requisito de residencia, que después, por supuesto: “se arregló”.
Así ha transcurrido su participación en la política del país. Personaje con más controversias que aportaciones de gobierno o legislativas; con más adversarios políticos o personales que solidaridades entrañables y hoy mismo nadie duda de su participación para la llegada de su hijo al gobierno de Oaxaca, ‘en una forma de reelección’…
… Y a pesar de que había prometido al presidente Enrique Peña Nieto no meter la mano en el proceso electoral de Oaxaca ni poner los pies allá, nadie duda hoy mismo que es operador político para el gobierno de esta entidad y que aún tiene las manos metidas en Oaxaca… Lo que al final de cuentas daña al gobierno de su hijo, con ya más de cien días sin solución.
En todo caso la imagen de José Murat indignado el 4 de marzo es, acaso, la imagen de que sus utilidades políticas por el Pacto por México han terminado y que a los setenta años lo mejor será que ‘si ya bailó, deje que otros bailen’… o por lo menos ese es el mensaje que le están enviando.