
Libros de ayer y hoy
País de presunciones
Ya desapareció el discurso anticorrupción que entonaba a los cuatro vientos el novel dirigente priista Enrique Ochoa Reza a partir de que tomó posesión como presidente del Partido Revolucionario Institucional en julio de 2016: ‘¡Aquí no cabe la corrupción!’, ‘¡El 99 por ciento de los priistas no son corruptos!’ y así la ranchera que cantaba el michoacano.
Eso venía al caso porque eran los días en los que se comenzaban a caer las manzanas podridas del árbol PRI con la noticia de los actos de presunta corrupción de gobernadores como Javier Duarte en Veracruz, Roberto Borge Angulo en Quintana Roo y César Duarte en Chihuahua, aquellos que habían sido ‘el ejemplo del nuevo y joven PRI’ que dijera Enrique Peña Nieto un día.
Así que en asuntos de presunta corrupción y delincuencia y criminalidad, el PRI si tiene mucho de qué presumir.
Es cierto también que en otros partidos políticos mexicanos también cantan bien las rancheras en eso del enriquecimiento ilícito y en eso del abuso de poder y cuentas nada claras sin chocolate espeso. Ahí sigue pendiente de resolución jurídica el caso del ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, quien está encarcelado y al que se le sigue procedimiento legal por presuntos actos de enriquecimiento ilícito y tal…
Lo sorprendente es que de todos los bichos raros de la política, tan sólo el de Acción Nacional –Padrés-, está encarcelado y eso porque él mismo se entregó a la autoridad… Los tres priístas presuntamente maloras están prófugos o bajo resguardo político, con la presunción de sus delitos a cuestas, hasta que un juez decida inocencia o culpabilidad, pero… ¿cuándo? ¿Hasta que pasen las elecciones de 2017 y 2018? ¿O nunca?
En todo caso la corrupción y está ahí, como sanguijuela pegada al cuerpo social mexicano. ¿Por qué a pesar de las promesas de una lucha anticorrupción, de la creación costosísima de oficinas dedicadas a la transparencia, a la función pública a la lucha anticorrupción y a todos los pecados capitales de gobierno, todo sigue igual o de otro modo, lo mismo?
Ahí está por ejemplo el tema de los famosos taxis del dirigente priísta Enrique Ochoa Reza cuyos vaivenes a lo largo de poco más de once años ha sido inexplicable aunque la presunción es la de cómo se ha hecho de tantos vehículos-placas, en tan pocos años… Y luego su famosa liquidación que se le pagó por unos cuantos meses de trabajo en la Comisión Federal de Electricidad por 1.2 millones y que generosamente donó luego del estruendo político…
¿Y qué tal gente del Partido de la Revolución Democrática que incluye a un hombre y sus ‘ligas’ para los fajos de billetes, o delegados perredistas en la capital del país a los que se les presume enriquecimiento y poder ilícitos sin que nadie haga nada?¿Y qué tal el desaforado diputado Julio César Godoy a salto de mata?
Y, bueno, qué importa que la señora Alejandra Barrales, dirigente del PRD, tenga una casa de 14 millones de pesos en Miami, EUA y una casa, dos departamentos y un terreno en México con valor de 24 millones de pesos. Todo esto conseguido ‘a lo largo de treinta años de trabajo’.
¿Y qué tal la opulencia del ‘Niño verde’, del Partido Verde Ecologista de México? ¿Y qué tal…?
Pues eso, que la política mexicana está hecha de presunciones. Que a través de los partidos políticos, con mucha frecuencia se acumulen riquezas insospechadas y que los representantes de estos partidos políticos en puestos públicos, ya en el Ejecutivo como en el Legislativo y Judicial son quienes, presuntamente, se han hecho de negocios, fortunas, propiedades, todas ellas inconmensurables, en nombre de los servicios que prestan a la patria.
Y lo sorprendente es que la mayoría de los políticos mexicanos de todo nivel lo saben, lo ven, lo viven y todos guardan silencio, como en cofradía. Aunque también todo esto es materia de uso en temporadas electorales, como se verá poco a poco a lo largo de los siguientes meses hasta llegar a julio de 2018.
Nadie sabía por ejemplo que el señor Edgar Veytia, quien fuera Fiscal General en Nayarit, pudiera estar vinculado con grupos de narcotráfico en Nayarit y que él mismo pudiera estar involucrado en estos negocios, como acusa el gobierno de Estados Unidos al detenerlo el lunes 27 de marzo en San Diego, California. Ya se harán las investigaciones allá y se determinará inocencia o culpabilidad…
Aunque aquí en México la corrupción sigue campante. Y cuando se descubren malos manejos, abuso, corrupción en funcionarios públicos de alto nivel, todo queda en la presunción de lo descubierto…
¿Cuántos de los miles de políticos que en este mismo momento se embolsan recursos públicos, que transan, que venden favores, que se favorecen con la influencia y posición o que, incluso, están involucrados en temas de crimen organizado o narcotráfico están bajo investigación o resguardo?…
No. No y no. Aquí todo, o casi todo, es presunción, lo demás es lo de menos.