Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
INE, del color que se le mire
Vaya pues: ‘Primero empañan el espejo y luego sienten que no esté claro’. Luego dicen que por qué las instituciones mexicanas están en crisis, y que los mexicanos desconfiamos de la política y de sus políticos, y que esa desconfianza recorre las venas del cuerpo social mexicano porque todo está contaminado por partidos y sus operarios en un sistema político enviciado y enfermo.
A saber:
Cuando presentó su Reforma Política –dentro de las reformas estructurales de diciembre de 2012 dentro del famoso Pacto por México– el presidente mexicano Enrique Peña Nieto prometía que en adelante habría cambios sustanciales en la conformación del sistema político mexicano y que, para empezar, a las instituciones habrían de llegar gente capaz, proba, digna, capacitada para los puestos y para construir y ‘fortalecer’ nuestra democracia y nuestra cultura política y… todo eso que se dice cuando se está en enamoramiento…
Pues una prueba de que nada ha cambiado y que, después de todo, estamos peor que antes porque costó mucho dinero y la participación política de tantos para hacer una disque Reforma Política en la que, entre otras promesas, no hubiera cuotas de poder o cuotas políticas…
Y si no, veamos: Tan sólo hay que echar un ojo a los cambios ocurridos en el Instituto Nacional Electoral (INE), con la llegada el miércoles 5 de abril de tres nuevos consejeros que se incorporan a la lucha feroz para ‘sacar adelante a nuestro sistema democrático’ sin que ellos hubieran llegado mediante proceso democrático.
En primer lugar el INE convoca a todos aquellos quienes se consideren capaces y formados, con experiencia y conocimiento, con academia y linaje escolar, para someterse a consulta y –digamos– examen de conocimientos a fin de ocupar las posiciones que dejan tres consejeros, como fueron Beatriz Eugenia Galindo Centeno; Arturo Sánchez Gutiérrez y Javier Santiago Castillo.
Y muchos especialistas, ilusionados en ocupar las posiciones siempre privilegiadas por todas razones, acuden vestidos de domingo, con su carpeta expediente bajo el brazo, así como con su currículum vitae y las mejores cartas credenciales que les ayuden a ser el ganón en una elección que se supone que valorará eso, conocimiento de lo electoral, altas capacidades, experiencia, voluntad e inteligencia…
Pero nada, al final de cuentas las cartas están marcadas y llegan a ocupar las posiciones quienes vienen apoyados en partidos políticos que quieren mantener el privilegio de su posición en el Consejo General del INE.
Pero no nada más eso: al final, los ‘privilegiados ganones’ han declarado de forma impúdica que ellos vienen por el ‘impulso’ de partidos políticos, como fue el caso de la ex consejera electoral del Instituto Electoral del DF (IEDF) Dania Ravel, quien a tres años de haber sido elegida para tal posición, botó aquello y pasa sin solución de continuidad al INE por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aduciendo su cercanía con el consejero del INE, Marco Antonio Baños, asimismo ‘impulsado’ por el PRI, cuota de partido en la que releva a Galindo Centeno.
Y está la ex presidenta del Consejo Electoral del IEDF Beatriz Zavala, quien llega por ‘impulso’ del Partido de la Revolución Democrática (PRD), para continuar en la cuota de Javier Santiago Castillo.
Y queda Javier Rivera Velázquez, otro nuevo consejero electoral del INE que ocupa la plaza del Partido Acción Nacional (PAN) y quien ha dicho públicamente que él fue una carta del PAN pero que “a diferencia de otros aspirantes: yo contaba con la confianza manifiesta de la fracción del PRD, quienes me dijeron ‘me pareces aceptable porque te conocemos’ y la tuve del PRI por las mismas razones”. Él sustituye como panista a Arturo Sánchez Gutiérrez…
Ese día, el representante del PRI en el INE, Jorge Carlos Ramírez Marín, dijo que los nuevos consejeros “no provienen de ninguna cuota y no tienen deudas con nadie, por lo que tienen la más amplia libertad”.
El Consejero presidente, Lorenzo Córdova Vianello dijo ahí: ‘corresponde organizar “la elección más grande de nuestra vida democrática” por lo que como autoridad electoral [los tres nuevos consejeros] no podrán pedir cheques en blanco, sino que tendrán la responsabilidad de consolidar su independencia y autonomía”…
Y así la historia de cómo los partidos políticos mexicanos deciden a quien habrá de ser el árbitro electoral con su membrete y al mismo tiempo invocando ‘independencia y autonomía’ política. Y cómo cada consejero electoral sabe de parte de quién viene y a quien debe fidelidad, como ocurre en los consejos estatales y como ocurre en los tribunales de lo electoral, federal o estatales…
Esta es la construcción de nuestra democracia de cara a “la elección más grande de nuestra vida democrática”… vida democrática… vida democrática…