El presupuesto es un laberinto
2018, elecciones a la vista
Las elecciones del 4 de junio serán en unos cuantos días. Las cartas están echadas y algunas van marcadas. En todo caso la guerra está por terminar y pronto se sabrá quién habrá de gobernar o legislar en los estados en contienda. ¿Ganarán los que quiere la población? ¿Ganará quien quiere el gobierno federal? ¿Y los partidos? Lo sabremos.
En todo caso los partidos políticos que intervienen en este proceso están desgastados y los electores nacionales exhaustos; esto porque estas elecciones impactan a todo el país en su futuro. En particular lo que resulte en el Estado de México por todas razones electorales y políticas.
Pero ya pronto esto será historia. Por supuesto, habrá gritos y sombrerazos por los resultados; algunos se judicializarán, pero nada: todo se resolverá “por la fortaleza de nuestras instituciones”.
Así que ya todo está listo para 2018 en todo el país. Hemos visto en este ejercicio electoral, cuál es la medida de los partidos políticos, la resistencia de los electores, el eficacia de las instituciones electorales, y la capacidad de inmundicia de políticos en gobierno, como sus operarios electorales y dirigentes de partido: todos a uno: contra la consolidación de la democracia en México.
Por lo pronto el gobierno federal, que es decir el PRI, comenzó ya su campaña con rumbo al 18. Aquí todo está bien. No pasa nada. La economía está más sana que Pancho Pantera y la microeconomía no tiene de qué quejarse porque la macroeconomía está rechinando de limpia: dicen…
De aquí en adelante comenzaremos a escuchar las glorias de un buen gobierno. La campaña priísta es eso: la del que aquí todos estamos felices. Bueno, pues entonces finjamos que somos felices –que dijera Sor Juana- y vamos a fingir que les creemos.
Pero lo cierto es que el país está cada vez más a la deriva. Un gobierno priísta federal que no se ha entendido con los mexicanos y que no entendió ni las necesidades ni las capacidades de los mexicanos para construir sus fortalezas frente al embate peligroso que viene del norte y aun frente a las turbulencias económicas en el mundo, propias del momento histórico que vivimos.
La violencia criminal creció. La confrontación social está a la vista en conflictos regionales como es el caso de Oaxaca. La falta de fuentes de trabajo sigue vigente aunque para maquillar las cifras se infle la parte del trabajo informal, que es decir desempleo, pero de otro modo.
La inflación creció este año más que nunca antes y la delincuencia derivada de la pobreza es cada vez más grave. La producción baja y el enriquecimiento de unos cuantos en contraste con la mayoría nacional es más clara que una mañana de mayo. El gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido uno de los gobiernos más neoliberales de la historia y si se quiere más de derechas que nunca. Ni siquiera el PAN había demostrado tal capacidad de autoengaño.
Y eso: el conservador PAN sigue en la lucha. Cada vez con más conflictos internos; cada vez más lejos de ganar elecciones de alto rango. Lo del Estado de México es una muestra de descomposición de sus candidatos y que su fragilidad es evidente. A golpes de filtraciones ya golpes de enfrentamientos fueron descomponiendo su participación electoral.
A Margarita Zavala la han mandado callar por ahora. Felipe Calderón no tuvo tiempo de montar en su caballo y le gritaron en su cara se mala intervención y la mala influencia que es él para las aspiraciones presidenciales de su esposa. Veremos qué sigue… Aunque el PAN más que nunca está fragmentado y con pocos argumentos para salir de sus propias contradicciones.
El PRD está a punto de desfallecer y no tiene fuerzas para sostenerse por sí mismo. Ya anunció el famoso “Frente Único” para 2018, que quiere decir que no tiene fuerzas para ir, como antaño, con el pandero y la flauta. Así que de tercera fuerza política podría pasar a ser historia de lo que pudo haber sido, y no fue.
Morena es su dirigente nacional, Andrés Manuel López Obrador. Es un partido que se supone de izquierda, aunque no lo ha demostrado. Aun así, recoge las inconformidades nacionales por el mal gobierno priista, por los gobiernos estatales acusados de corrupción y porque no hay más alternativa para castigar al gobierno y a los gobiernos priistas o panistas.
Su debilidad radica en la gente que rodea al dirigente nacional de Morena. Su debilidad radica en la debilidad de sus propuestas de gobierno y de proyecto de nación. Su debilidad está en que se asemeja a los otros partidos en las ambiciones de poder y de dinero de muchos de sus integrantes.
Pero su fortaleza está, también, en la fortaleza de su dirigente que ha sabido sortear los embates que le llueven por todos lados todos los días, todas las horas y minutos. La guerra de los otros partidos está dirigida a aniquilar a este partido y bajar del atril a su dirigente. Todo está dispuesto para esto. Aunque será difícil conseguirlo por ahora porque es un partido cuya fortaleza está, también, en la indignación nacional.
Los partidos rémoras no existen. Están ahí para vender sus favores a quien quiera o pueda pagarles. Estorban. Pero tienen fuerza porque son capaces de descomponer fortalezas. No están en el ánimo social, pero obtienen privilegios y prerrogativas. Ahí seguirán, sin saberse para qué.
Y así la ruta hacia 2018. Ya comenzó la pelea. Ya viene la cuesta más difícil después de 2017 y hasta la fecha en que, exhaustos, sabremos quién ganó y quién pierde con todo esto que, sí, fingimos que es democracia consolidada.