El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Corrupción… que algo queda
Como que ya se nos hizo una concha de tortuga encima del país y a los miles de casos de corrupción política la vemos como ‘cosa de todos los días’ y nos damos por enterados, y sonreímos y seguimos el paso. Sí. Pero no.
Acaso porque han sido años y años y años en los que la apropiación de lo nuestro, del resultado de nuestro trabajo y de nuestras desigualdades, es cotidiana; quizá porque lo vemos como parte del paisaje bajo el puente o es que ya perdimos el control de nuestras voluntades sociales y todo queda y todo pasa… Sí, con indiferencia y sin acción…
… Y sin embargo hay el clamor que se expresa en desprecio al hecho político, a los actores políticos y a la participación democrática y, por tanto, el gobierno ha tenido que crear una Fiscalía Anticorrupción –sin fiscal aun porque los dueños del país, que son los líderes de los partidos políticos, no se ponen de acuerdo para nombrarlo en razón a sus propios intereses políticos: y esto es corrupción, también–….
Una fiscalía que, a fin de cuentas, habrá de estar ahí, como todas las instituciones de transparencia y de función pública que no nos dan la buena noticia de que la grave enfermedad está siendo atendida de forma eficiente, pronta y transformadora.
… Nada, porque los casos denunciados y perseguidos han sido descubiertos por razones políticas más que por razones de justicia, por transparencia o derivadas de la función pública… ¿O se sabe que alguno de los presuntos corruptos investigados o encarcelados lo fueron por denuncia de instituciones costosas hechas para esta tarea? ¿Y no es la misma institución que habrá de procurar justicia la que administra en tono político cada caso?
Hoy mismo, a la vista de las elecciones de junio de 2017 y con miras hacia las de 2018, la olla de inmundicia está a la vista. Unos a otros candidatos de distintos partidos se acusan y se demuestran corrupción:
Ya quien se quedó con dinero que era para apoyo a migrantes y no ha demostrado su uso apropiado (Josefina Vázquez Mota-PAN); ya porque se cobraba diezmo obligado a trabajadores de Texcoco (Delfina Gómez-Morena); o quien hurga en casa ajena mientras no puede demostrar cómo se hizo de taxis al por mayor y con una liquidación millonaria final, por un trabajo de meses… (Enrique Ochoa Reza-PRI)…
… Y aun así el presidente priista exige transparencia en los otros y se le llena la boca de ‘justicia’ cuando afirma que “los ex priístas acusados de corrupción deben pagar con prisión y devolver lo que hurtaron. Los corruptos deben acabar en la cárcel y el dinero robado debe ser regresado al pueblo”. ¿Por qué les permitieron eses enriquecimiento? ¿Por qué les permitieron el mal uso del poder? ¿Cuántos más deberían estar en la cárcel ahora mismo?
… Todos ahí tienen cola que les pisen. Eso es. La corrupción política está a la vista y ni siquiera los electores habrán de decidir quién ganará, por ejemplo en el Estado de México, porque la guerra no es entre candidatos, sino desde el poder político; desde el gobierno federal que filtra información envenenada para anular a los adversarios del candidato priísta Del Mazo-Maza, y esto porque el gobierno federal no está dispuesto a perder la entidad de donde proviene el presidente de México y porque ahí hay 11.5 millones de votos que se podría sumar a la lucha por 2018…
… Es un juego trágico al que todavía llaman democracia mientras envían videos o documentos para su divulgación “como cosa tuya” a medios. Y para que se publiquen, a riesgo de retirar ‘pautas publicitarias’. ¿Es esa la democracia que con tanto fervor se enarbola cada día en México? ¿Ese es el derecho a la información? ¿Y qué hacen las instituciones que habrán de cuidar la limpieza electoral como es el Instituto Nacional Electoral y los Tribunales de lo electoral?
Todo está ahí. A la vista. Pero así como construyen su riqueza corrupta y obtienen el poder tramposo, los políticos y sus partidos construyen su contradicción.
Construyen el desprecio y la indignación de quienes son saqueados, de aquellos a quienes dañan en sus bienes, en la riqueza nacional –que es de todos- y en su patrimonio, seguridad, integridad y futuro.
El resultado final será la de la abstención y la anulación de votos el 4 de junio próximo. Como ya ha ocurrido en las elecciones de 2012 y 2016… Y aun así, en el EdoMex gobernará el beneficiario del gran poder. ¿Por qué? ¿Para quién? ¿Para qué?… La contradicción es su propia enfermedad terminal. Ya se verá.