El presupuesto es un laberinto
PRI: Pero… ¿A quién se le ocurre?…
Es seguro que los partidos políticos adversarios al Revolucionario Institucional (PRI) están de plácemes. Les ponen la Presidencia de México en 2018 en charola de plata… o casi. El presidente Enrique Peña Nieto se empeñó en que Enrique Ochoa Reza presida al histórico partido y ahí está, dispuesto a ser ungido en unos días más como primer aspirante… Si… pero…
Hoy se habla mucho de los “antisistémicos”. Son aquellos que confrontan al gobierno y a sus instituciones, a su sistema y a su forma de operar las cosas de Estado. Los hay al exterior, en los medios de comunicación, en la academia, en los grupos de la sociedad civil… Están en las calles y en los sindicatos, pero hoy sabemos que también están en el mismísimo gobierno.
No se puede entender de otra manera el nombramiento de un personaje “novedoso” al que se ubica dentro del grupo “tecnócrata” y de las huestes de Luis Videgaray, para dirigir a un partido político muy importante, con muchas contradicciones, muchísimos intereses y que ya se ve que está en plena descomposición interna y externa:
Interna, porque hay divisiones de criterio y de integración o unidad; las confrontaciones y los golpes bajos están ahí, a diestra y siniestra; pero también fuera de su casa su crisis está a la vista, al portador: el fracaso monumental de las elecciones del 5 de junio de 2016 expone a un partido que ha perdido fortaleza y la confianza de millones de mexicanos. Escoger candidatos sacados de la caja de Pandora tiene sus riesgos, y ahí están los resultados.
El presidente Peña Nieto: antisistémico. Lo demuestra con nombramientos a diestra y siniestra en pago de favores históricos o porque él supone que la gente que conoce es la gente que debe gobernar, aunque no tenga las calificaciones para hacerlo: el nombramiento de la señora Ruiz Massieu para Relaciones Exteriores, o del ex embajador en EUA, Miguel Basáñez Ebergenyi, quién duró en el cargo siete meses…y… tantos… el resultado es ese ‘enojo social’ a punto de indignación.
O el caso evidente de empeñarse en mandar como gobernador a Oaxaca al hijo de José Murat Casab, Alejandro, quien no tiene historia local, ni ha vivido ahí, ni sabe de qué se trata el asunto pero ya está: gobernará a un estado en crisis por obra y gracia de un dedo flamígero que decide, por encima de necesidades, realidades y contexto.
Enrique Ochoa Reza nació el 1 de septiembre de 1972 (44) en Morelia, Michoacán. Estudió economía en el semillero de los nuevos gobiernos desde Miguel de la Madrid, como es el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), es abogado por la UNAM, luego estudió en Columbia en New York una maestría y doctorado en Ciencia Política. Fue asesor de Luis Téllez en la Secretaría de Energía y por ahí sus rumbos; con Enrique Peña Nieto trabajó en la redacción de lo que sería la Reforma Energética, luego miembro de Consejos Consultivos en Pemex y tal…
Dice que tiene militancia priista de más de veinte años. Algunos lo niegan pues exhibe una credencial de 1991 número 003 firmada por Luis Donaldo Colosio, lo cual resulta imposible dicen. En el lapso trabajó como Consejero en el PRI aunque luego, por aspiraciones, ocultó y hasta negó su militancia priista, para ocupar cargos en instituciones electorales.
Como cuando en su comparecencia para ser consejero electoral del IFE en 2010 a pregunta del –ex priísta– diputado Juan Enrique Ibarra, del Partido del Trabajo, negó su militancia priísta; dijo que por unos cuantos meses en 2006 fue integrante consejero en el PRI, pero que lo dejó.
Ahora resulta que es un ‘orgulloso militante priista’ de más de veinte años, dice; y que “sería un altísimo honor presidir al PRI” y que “el mayor capital político del PRI es el presidente Enrique Peña Nieto”… Y ya: prácticamente todo listo para enfrentar a sus adversarios políticos al interior del PRI y fuera del PRI: una batalla para la que cuenta con el apoyo presidencial y de un grupo del mismo.
Pero al interior del PRI hay mal sabor de boca. Ya comienzan a reprobar la decisión. Se sienten menospreciados muchos; otros engañados; algunos habían construido su futuro en torno a tal o cual experimentado político priísta.
Pero sobre todo, conocen su actual debilidad política y electoral; saben que luego del 5 de junio tendrán que dar una batalla mortal en contra de partidos políticos que se llenan de ciudadanos indignados con el gobierno de Peña Nieto como con el PRI. El Partido Acción Nacional (PAN-conservador) y MORENA (izquierda) acumulan y acumulan fuerza cada día.
Y a no ser por las propias contradicciones internas, al momento todo apunta a que estos partidos políticos irán solos. El señor Enrique Ochoa Reza podrá decir que va a trabajar duro –es su costumbre-; que irá casa por casa, universidad por universidad, y a explicar a la gente los doce años perdidos, pero aun así, difícilmente le alcanzan su capital político o sus rasgos de líder de partido político para la gran batalla que se aproxima.
Sus adversarios políticos internos lamentan la propuesta presidencial; y aun cuando hubiera sido propuesta presidencial, la expectativa era que se nombrara a un político de fuste y con piernas de jinete para cabalgar al potro 2018.
Sus adversarios externos están de plácemes. Para ellos, este fue la mejor propuesta que pudo hacer el presidente de México, ahora la batalla será por ver quién cae primero y quién llega a la presidencia de México por vía libre. Lástima, Margarito: el PRI comete eutanasia.