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Poder y dinero
Informe sin informe
En México ya estamos en pleno proceso electoral para 2018 y todos los actores políticos, con sus respectivos partidos, ya están más fieros que un león y se echan unos a otros el mundo encima, como ya se ve.
Porque es un mundo de contradicciones y de intereses particulares los que están a la vista, al portador y nada tienen que ver en esta feria y su jugada ni los ciudadanos mexicanos, ni todos los habitantes del país en crisis política, económica y social…
… Y mucho menos se conduce a esta nación –que todavía es-, hacia ese mundo que sexenio tras sexenio se nos tiene prometido y sí, por el contrario, se ahondan las diferencias de vida y los tumores malignos, todavía más intensos, que le han surgido al cuerpo político durante este sexenio mexicano: los más graves: corrupción, impunidad, inseguridad.
Pocas veces, como en este sexenio federal, estatales y municipales, se habían visto tal grado de saqueos y de cinismo, juntos; de desorden y de engaños electorales: todo en un país en el que por lo mismo no termina de solucionar ‘los grandes problemas nacionales’ que dijera Samuel Ramos, cuando ya asestan otro y otro, haciendo que el gobierno mismo se convierta en el gran problema, porque sus intereses impiden el desarrollo de México y el surgimiento de la democracia que tanto hemos anhelado.
No hay democracia en México y hay pruebas suficientes para demostrarlo. Y si no, échenle un ojo al proceso electoral de este año en el Estado de México…
En el fondo de esta tragedia política subyacen problemas estructurales que construyen un andamiaje de poder en donde quienes acceden se mueven a sus anchas, aunque a puerta cerrada. Es su mundo. Único y verdadero.
Y quienes se mueven ahí son los presuntos nueve partidos políticos, que es decir, sus operarios: todos beneficiarios de prerrogativas millonarias y de posiciones políticas para sus integrantes ‘conspicuos’ aun cuando no obtengan el poder por la vía electoral…
Los partidos políticos en México han dejado de serlo. Y hacen honor a la maldición de Daniel Bell y Francis Fukuyama que auguraron el fin de las ideologías para construir entidades de interés político por encima de las ideas o de los programas o de las doctrinas políticas o, incluso, sin proyectos de nación, como es el caso de estos ‘institutos políticos mexicanos’.
Porque es así. Los partidos políticos aquí no son interlocutores entre ciudadanos con ideas sobre lo que consideran pertinente para el país, de cualquier coloratura, que a fin de cuentas con la diversidad se construye la democracia y aun, si no hay cultura política, por lo menos cada uno tiene en mente lo que le conviene mejor a la nación o a la entidad o al entorno; y de ahí el predominio de las mayorías y el respeto al pensamiento de las minorías.
Pero nada. Los partidos políticos mexicanos no tienen un anclaje ideológico. Si tienen intereses. Y si tienen guantes de box para enfrentarse unos a otros y personajes principales, unos contra otros.
Porque eso es lo que se vio apenas el primero de septiembre en el Congreso mexicano; de vergüenza, indignante, ferozmente ridículo que los mexicanos tengamos una Cámara de Diputados en donde los partidos políticos no se pueden poner de acuerdo unos con otros para instalar una legislatura y porque los pleitos domésticos de uno, como es en este caso el del Partido Acción Nacional, impiden que el país –que es decir, cada uno de nosotros– sea respetado.
Así que primero era el presidente de México quien leía su “danza de los millones”; luego los legisladores de diferentes partidos le impidieron el paso al Congreso de la Unión; más tarde se dijo que debía entregar el Informe el Secretario de Gobernación, como responsable de la política interna de México…
Y ahora resulta que Felipe Solís Acero, subsecretario de Enlace Legislativo, entregó en unos cuantos minutos a Mauricio Farah, secretario general de la Cámara de Diputados, el 5° informe de la administración de Enrique Peña Nieto. Según esto, mientras los diputados se ponían de acuerdo para integrarse de manera responsable…
Así que vamos de mal en peor en México en materia de política y en lo institucional. Al final de cuentas el 5° informe fue entregado como si hubiera sido a Oficialía de Partes en el Congreso. El sábado el presidente leyó su Mensaje Político a través de medios electrónicos, al que acudieron legisladores pero ahora en casa ajena, y el lunes comenzará la rebatiña legislativa para lo que será el desglose del informe…
¿A alguien en México le importa? Sí. A ellos, unos cuantos. A los mexicanos de a pie no. Ya no. Antes quizá, porque como se ha dicho, aquello era “la danza de los millones” y se hacía en medio de un espectáculo de poder, con millones de cifras gastadas en obras improbables y papelitos de colores que caían sobre la cabeza del mandatario que sonriente saludaba a la multitud desde su carruaje descapotado…
Era una especie del juego que todos jugamos. Por entonces por lo menos nos regalaban un espectáculo gracioso; hoy ni eso; hoy entregan un informe sin informe y muestran un espectáculo patético. Eso es.