Visión financiera/Georgina Howard
¿Qué Revolución se celebra?
A lo mejor a los muchachos de hoy eso de “la Revolución Mexicana” no les dice nada. O casi nada.
Es así, porque a fuerza del manoseo, el tiempo desgasta lo más emblemático de las aspiraciones de una sociedad, si éstas no se alimenta con substancia y resultados, con vivencias cotidianas, con ideales y resultados; y sobre todo si eso de Revolución Mexicana es más un discurso incoloro, e interesado. Los muchachos no tienen la culpa de esto. Ellos tienen derecho a su propia revolución.
Así que este 20 de noviembre cumplimos 107 años del inicio de una gesta. Este día, en Puebla, comenzó una lucha que quería cambiar algunas cosas, no todas, pero sí gran parte.
Los mexicanos vivían de su vida. Vivían haciendo lo que más les gustaba. El resultado es que su gobierno no los entendió y, por lo mismo, hicieron un cambio: no de vida; querían vivir igual, pero sin penurias, con justicia y beneficios para ellos y para sus hijos.
Luego de más de treinta años de gobierno de Porfirio Díaz, cuya gestión no fue ese portento de maldad e indignidad y sí una administración que lo mismo construyó e industrializó al país como comprimió libertades y ascensos o descensos sociales y quien creó asimismo una casta poderosa, por encima de una mayoría indignada y una clase media regional interesada.
Ya se ha dicho. Si Porfirio Díaz hubiera dejado el gobierno en 1900, hoy sería el gran e inmortal; héroe nacional, Pero no quiso dejar el poder y por fuerza tuvo que ceder a los cambios que ya exigía una sociedad efervescente y dispuesta a tomar las riendas de su destino… Al final unos cuantos tomaron las riendas y orientaron ese destino nacional.
Al triunfo de los vencedores carrancistas, su gente se hizo del poder, y ese poder quedó en manos de una élite que olvidó pronto las razones por las cuales muchos del campo y de la fábrica se incorporaron a una Revolución que querían que su gobierno los entendiera y solucionara los pendientes sociales, económicos y políticos, sobre todo.
Y sin embargo, también hubo hombres a la altura del arte en esa Revolución armada. Revolución que es cambio, que revuelve, que transforma y que conduce a otro estadio.
Felipe Ángeles, el artillero de la Revolución, y artífice del triunfo villista en Zacatecas: fue fusilado; o Lucio Blanco, el joven gallardo que de verdad se creyó que la Revolución iba en serio e hizo el primer reparto agrario para los campesinos del país en la Hacienda de los Borregos, en Matamoros, Tamaulipas, que fuera de Félix Díaz, anti revolucionario sobrino de Porfirio Díaz.
Esto le costó a Blanco una reprimenda severa y el sometimiento de su mando militar a uno de sus grandes enemigos: Pablo González… Más tarde habría de ser ahogado en el Río Bravo…
Sí hubo revolucionarios que pelearon por la causa de la justicia, la legalidad, la igualdad, el reparto de los bienes nacionales con rectitud y los principios de educación, salud y trabajo con salarios y todo eso que hace a un país digno. No ganaron. Fueron otros.
Así que a la llegada de Álvaro Obregón al gobierno del país del 1 de diciembre de 1920 y el 30 de noviembre de 1924 todo se habría de transformar pero en beneficio de una clase dominante.
Álvaro Obregón peleó en contra de la dictadura de Díaz en el poder y había exigido con Madero el “sufragio efectivo, no reelección”. Pero ya en 1928 quiso reelegirse como presidente, traicionando los ideales de democracia y valores institucionales.
Nada. Luego, todo, habría de quedar en manos de un solo partido que nació en 1929 a instancias de los triunfadores revolucionarios y que querían aglutinar a la política dispersa en el país. Plutarco Elías Calles, el sonorense, creó al Partido Nacional Revolucionario, abuelo del hoy Partido Revolucionario Institucional: el que se ha mantenido en el poder por 76 años.
Ya estamos en 2017. En México seguimos con serios y graves problemas en el campo; la pobreza de más del cincuenta por ciento de la población; la miseria tiene a más de 15 millones de mexicanos con el ¡Jesús en la boca! Y la educación es ejemplo internacional de lo que no debe ser; la salud cuenta con avances propios del desarrollo internacional, pero la atención sigue siendo selectiva y de mala calidad y costosa, en general; la cultura se nutre en sí misma y no cala entre las clases populares y…
Esto es: ¿sirvió de algo la famosa Revolución Mexicana que se puso en manos de un grupo en el poder, el mismo que creo a un partido que se ha mantenido en el poder y que quiere seguir ahí, a pesar de que todo y en contra de la voluntad ciudadana-
Hoy mismo, eso de Revolución Mexicana y sus ideales ha desaparecido del discurso político del Partido Revolucionario Institucional (PRI)
Pero ya se escuchan los murmullos de los muchachos que están ahí. Demostraron fuerza durante el sismo del 19 de septiembre pasado: salieron por su propia voluntad y demostraron solidez, decisión y coraje.
¿Serán ellos los muchachos de hoy los dueños de la democracia cierta? Falta liderazgo, si, pero ojalá, ya que lo que nosotros les heredamos es un espejo de discordias.