La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Por México, al Frente
Ahora los capitalinos tendrán que pagar el pato, o si se quiere, a Miguel Ángel Mancera le pasa lo del cohetero “Si truena le chiflan, si no truena, le chiflan”.
Al final no será el candidato del Frente Ciudadano por México, ahora transmutado y registrado y bautizado y apodado “Por México, al Frente” y en el que participan en coalición el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Movimiento Ciudadano (MC).
Desde junio del año pasado, cuando se esbozó su creación a raíz de las elecciones intermedias en México, y muy en particular a raíz de la forma como llegó al gobierno del Estado de México Alfredo del Mazo Masa (PRI), la creación de un Frente que aglutinara a partidos de tan diferente origen, coloratura e ideología, no se veía difícil aunque sí incomprensible.
Este Frente se alistaba hacia las elecciones del 1° de julio de 2018 para vencer al PRI y a Morena, que desde entonces ha encabezado las listas de preferencias. Fueron agua y aceite juntos. PAN, el conservadurismo puro y PRD y su supuesto izquierdismo ya muy desdibujado, con un Movimiento Ciudadano inexistente pero que cobra vida ahí, a modo de rémora.
Aun así los tres participantes tenían enfrente, además de la forma de organización, los contenidos programáticos, plataforma, doctrina, proyecto de gobierno y de Nación, la elección de su candidato a la presidencia: derecha o izquierda…
La lucha se centró en este punto. Y la lucha se dio entre Ricardo Anaya (PAN) y Miguel Ángel Mancera (quien se etiquetaría de nueva cuenta con el PRD).
Ambos hicieron lo posible e imposible por imponerse al otro. Ambos arrogantes y soberbios. Ambos convencidos de sus méritos políticos y personales para ser presidente de México; los dos confiados en su pasado político, en su fortaleza, en su carisma y, sobre todo, en la fuerza de su impulso para aprovechar el fracaso del gobierno de Enrique Peña Nieto (PRI) y las presuntas contradicciones de las propuestas de Andrés Manuel López Obrador (Morena).
Al final mediante un proceso interno de toma y daca, de repartición de apoyos y posiciones, se le entregó la candidatura del Frente a Ricardo Anaya, el enemigo de muchos panistas que votarán por José Antonio Meade Kuribreña (PRI) un panista-priista-panista, a quien el presidente de México le entregó la candidatura y le brinda todo su apoyo de Estado para que sea presidente.
Y ya. Ricardo Anaya encabezará la candidatura del Frente, tal y como lo había sugerido Dante Delgado (MC) hace unos días, en tanto que dijo que Mancera podría irse al Senado de la República por el Frente. Miguel Ángel Mancera se rio a carcajadas por esta propuesta y de forma burlona descalificó lo dicho por Dante. Hoy, como la canción, ‘esas risas se volvieron llanto’.
Y cómo no. Si la ambición más grande de Miguel Ángel Mancera era la de ser presidente de México. Durante años-meses-semanas-horas-minutos-segundos estuvo entregado a conseguirlo. Trabajó duro para serlo. Como sabía que no es muy conocido en la República, hizo recorridos de promoción con el pretexto de su programa “El médico en su casa”. Y apoyaba causas estatales, como cuando mandó fuerzas a Salina Cruz, Oaxaca… O ambulancias para acá o para allá.
Pero ya está. Anunció que, por el momento, continúa al frente del gobierno de la Ciudad de México y el otro Frente, ya es historia.
Pero es un personaje que cree en sí mismo y en sus virtudes para conseguir reconocimiento público y poder. Veremos si se en verdad se ocupará de los grandes problemas de la Ciudad de México a la que durante cinco años ya le asestó programas verdaderamente impopulares y modelos recaudatorios a más no poder. La Ciudad de México un desastre y su herencia es la de una capital de México con cientos de problemas sin solución ‘ni siquiera justificación’.
Pero con él o sin él, el Frente tiene muchas dificultades para conseguir la presidencia. En primer lugar Ricardo Anaya es el gran problema. Sus ambiciones de poder no tienen límites. Y esto no estaría mal siempre y cuando estas ambiciones tuvieran el sentido de Estado. Pero no se le ve esto por ningún lado y sí, se ve, que es capaz de enfrentar a su propia naturaleza partidaria, como ya ocurre a su salida de la presidencia del PAN: un partido dividido, resquebrajado y con más problemas que soluciones.
Margarita Zavala por la independiente a fuerza de Anaya; panistas que se transmutan en priistas para hacer campaña por Meade y darle en la torre a Anaya…
Así que el Frente ya solucionó a su candidato a la presidencia. Pero no ha solucionado su entorno y su forma de presentarse ante el electorado que no sabe de qué se trata esta composición de agua y aceite.
Porque no es suficiente con que ellos mismos se sientan fortalecidos con el registro de la Coalición “Por México, al Frente”. Lo que importa es que los votantes sepan por qué tendrían que votar por ellos y hacia dónde iría el país si por alguna razón hoy remota ganaran las elecciones.
Y así la ruta mexicana hacia julio 1° de 2018. Ya veremos de esto y más en las siguientes semanas. Por lo pronto Mancera amenaza con un año más en el gobierno de Ciudad de México y el Frente se entrega a la derecha mexicana.