Tumban diputados al gobierno en Francia; aprueban moción de censura
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de septiembre de 2019.- Ir al baño en una interminable jornada laboral es casi un lujo para los trabajadores las empresas polleras en Arkansas, Estados Unidos, por lo que usan pañales o en el peor de los casos, a veces se orinan encima ante el temor de ser despedidos.
Esta es una de las constantes entre los migrantes que llegan de México, Centroamérica y las Islas Marshall para trabajar en las avícolas, donde la producción y empacamiento de carne de pollo se mezclan con su imposibilidad de tener una jornada laboral digna.
Magaly Licolli, mexicana defensora de los derechos laborales de migrantes halló en el teatro una forma de empoderarse, transformar su vida y ayudar a migrantes a superar la situación a la que son sometidos y conozcan sus derechos.
“Necesitan trabajadores vulnerables para este trabajo, trabajadores que tienen miedo a perder su trabajo porque ya no van a encontrar otro”, refiere la activista y actriz oriunda de Guanajuato.
“Yo me gradué en 2013 y el teatro aquí es con otro enfoque más tipo Broadway y yo cuando hacía teatro en México me jaló mucho primero para yo sanarme, con lo que sufrí por cuestión de género y era una forma para mí para liberarme, era un espacio para mí sagrado, entonces yo sí creo que las artes, el teatro te ayudan a sanar, te ayudan a fortalecerte, te ayudan a empoderarte…”
Fue entonces cuando se dio cuenta que todo lo aprendido en las artes escénicas y su hambre de hacer algo por los demás, la conectó con los trabajadores de esta industria. Después de estos episodios ya no quería hacer teatro y, sin tantos recursos, Magaly se metió a trabajar a una clínica comunitaria para poder costearse la vida en el país vecino.
“En la clínica comunitaria yo recibía en su mayoría a marshallis y cuando empecé a escuchar las historias de los latinos que trabajaban en las polleras realmente me impactó escuchar que muchos de ellos ya no podían trabajar porque estaban lesionados de por vida, no tenían seguro médico o ni siquiera tenían protecciones porque la compañía en cuanto se lastimaban o accidentaban los corrían”
“Son como desechos, los usan por el tiempo que sea necesario, se accidentan y los corren, y acá no existe la indemnización como en México, no existe el finiquito o cosas así”, cuenta Licolli, quien se convirtió en directora ejecutiva del Centro de Trabajadores Avícolas del Noroeste de Arkansas (NWAWJC, por sus siglas en inglés) en 2015.
Desde ahí implementó actividades culturales y políticas para promover los derechos humanos de jornaleros migrantes de México y Centroamérica.
“Eso me cambió la vida porque empecé a entender que mi papel acá era ocupar mis privilegios para hacer algo, porque yo soy migrante, sufrí racismo en la universidad pero aun así tengo más privilegios, porque pude ir a la universidad, pude estudiar inglés, ya soy ciudadana ahora”
Ella salió del Centro de Trabajadores en marzo y actualmente trabaja en Venceremos, organización que fundó por la necesidad de enfocarse en la industria avícola. “El problema de las polleras es tan grande y tan fuerte que nuestro trabajo tiene que especializarse en eso”.
“Lo están formando las trabajadores y las estructuras deben cambiar porque se trata de organizar a la comunidad. Es importante que los trabajadores estén en la mesa directiva para que ellos entiendan pero deben estar personas que entiendan a la comunidad, como quienes trabajan contra la discriminación, organizan a la LGBTQ”.
“Estoy queriendo una organización horizontal donde la mesa directiva no sea la que tenga el mayor poder sino que también se tome en cuenta lo que dice el staff, pero también la base de trabajadores, de líderes que van a traer a más personas para organizar”, cuenta entusiasta.
Venceremos busca atraer un modelo para no lidiar con las empresas, sino con los compradores como estrategia para que estos adopten un código de conducta.
La activista guanajuatense que ha vivido en carne propia la discriminación por ser mujer, sostiene que “todos somos responsables de cambiar y todos podemos poner un granito de arena para ayudar a otros a cambiar sus realidades”.