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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de marzo (Quadratín México).- El presidente Enrique Peña Nieto reconoció que la falta de agua coloca a México frente a graves riesgos tanto en la producción de alimentos y servicios como en el consumo humano.
“35 millones de mexicanos tienen poca disponibilidad de agua; uno de cada seis acuíferos presentan problema de sobreexplotación, de ellos proviene el 60 por ciento del agua que necesitamos”, subrayó el primer mandatario, en el marco de la firma del Acuerdo General del Libre Alumbramiento de Aguas Nacionales, a partir del cual se refuerzan las medidas de prohibición de apertura y explotación de pozos en todo el país.
Ante representantes de organizaciones defensoras del agua, autoridades, gobernadores y legisladores, Peña Nieto destacó que el agua es un bien único y vital que requiere de políticas adecuadas para su manejo, pues su uso racional garantiza a las ciudades y países enteros mejores perspectivas para futuro.
Actualmente, apuntó, “se vive una situación delicada, pues por una parte grandes regiones enfrentan sequías inéditas, agregándose a ello que México forma parte de una amplia franja de desiertos en el mundo, lo cual lo hace más vulnerable”.
Pero también, dijo, nuestro país es una zona de huracanes y lluvias tropicales, lo cual provoca que en otras regiones se registren severas inundaciones, las cuales de 2002 a 2010 afectaron a más de 30 millones de mexicanos, además de daños por 440 mil millones de pesos, lo que representa una fuerte presión al presupuesto federal, por más de 36 mil millones de pesos.
Ante este panorama, Peña Nieto enfatizó que para construir un México próspero e incluyente “debemos atender los desafíos del agua. Debemos evitar que el agua se convierta en una amenaza, y sea una fortaleza de crecimientos económico del país… es un asunto de seguridad nacional”.
Por lo anterior, añadió, se ha tomado la decisión de transitar de un enfoque reactivo, a una política activa que permita atender el abastecimiento de agua potable, así como dar respuesta a ambos fenómenos derivados del cambio climático, el de la sequía y las inundaciones.
Bajo esta perspectiva, anunció cuatro líneas de acción:
1) Servicios de agua accesibles a todos los mexicanos. Para ello, una de las primeras acciones será el disminuir la presión sobre los acuíferos y garantizar la calidad del líquido, a partir de la construcción de cinco grandes acueductos que abastezcan a las principales ciudades del país.
De igual forma se crearán nuevas desalinadoras y Conagua tendrá la responsabilidad de ubicar nuevas fuentes de abastecimiento.
En la Zona Metropolitana del Valle de México, se fortalecerá el Sistema Cutzamala y se crearán organismos metropolitanos de drenaje para el Valle de México.
2) La nueva política del agua habrá de garantizar la seguridad alimentaria, con nuevas obras hídricas que incluyen la ampliación y modernización de 850 mil hectáreas de riego y se gregarias 50 mil más, además de que se abrirán cinco mil pozos nuevos.
3) Manejo responsable y sustentable, con un uso racional del agua en todo el territorio nacional, para lo cual se dará certeza jurídica a los productores nacionales, de ahí la firma del Acuerdo General del Libre Alumbramiento de Aguas Nacionales.
A través de este acuerdo, se suspende el libre alumbramiento de agua del subsuelo y quedara prohibida la apertura de pozos nuevos, con el fin de aplicar mayor regulación y garantizar un menor aprovechamiento de agua subterráneas.
4)Seguridad hídrica, para lo cual México debe prepararse para enfrentar los riesgos del cambio climático, a partir de la creación de grupos especiales de emergencia que brindarán atención a las poblaciones que enfrenten sequías o inundaciones.
Se creará el padrón nacional de usuarios y, junto a autoridades estatales y municipales, se dará respaldo a los productores para el uso racional del agua, así como se supervisarán a las empresas en el uso de liquido vital.
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