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Decía el presidente López Obrador: Cariño quiere cariño. Y es que la relación actual entre México y Estados Unidos, en materia de cooperación económica se encuentra en una de sus fases de mayor incertidumbre.
Ante ello, nuestro país participó como invitado observador a la reunión de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Un conjunto de 20 economías emergentes que representan el 40% de PIB mundial.
Hay que recordar que el pasado martes el presidente Trump anunció un nuevo arancel del 50% al cobre a partir del mes de agosto de este año y el cierre de la frontera a la importación de ganado. Lo cual ha generado un nuevo clima de incertidumbre en las negociaciones entre nuestro país y los Estados Unidos.
Actualmente México es el tercer proveedor de cobre hacia la Unión Americana y la restricción impositiva, reduce en cerca de mil millones de dólares los ingresos esperados para la industria nacional.
Basado en la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que permite al presidente Trump imponer aranceles si se determina que ciertos insumos ponen en riesgo la seguridad nacional.
Que, aunado a un arancel inicial al acero y aluminio, está generando pérdidas en la industria metalúrgica nacional.
El nuevo impuesto provocará un incremento en los precios de producción principalmente de electrométricos, insumos eléctricos, materiales para la construcción, piezas de vehículos y herramientas.
Gran parte de dichas empresas se encuentran localizadas en Coahuila, Nuevo León, Veracruz y Aguascalientes.
Trump enfatizó en su mensaje a la nación, que la industria del cobre en Estados Unidos está debilitada y que actualmente es el segundo metal más utilizado para la elaboración de: armamento, radares y semiconductores.
Ante este escenario, diversos países han reaccionado en contra de la acción impositiva. Uno de ellos, Chile, en voz de su secretaria de economía enfatizó el error que está cometiendo Trump con dicha medida, pues la industria norte americana depende en un 70% de la importación de cobre para la elaboración de insumos.
Otra medida adicional decretada por Trump, ha sido un impuesto del 10% a los países integrantes del BRICS, que esta semana se reunieron en Río de Janeiro, Brasil. Dicho grupo representa más del 45% de la población mundial y el 40% del PIB mundial.
Frente a ello, los BRICS pueden representar un contrapeso a las políticas arancelarias desmedidas impulsadas por el presidente Trump. Y así lo expresaron en su última reunión, donde deslegitimaron las acciones intervencionistas que busca el debilitamiento económico de otros países a partir de acciones impositivas, como aranceles, que restringen el desarrollo comercial.
El acercamiento que México pueda generar para impulsar el desarrollo económico nacional y equilibrar así su relación comercial con Estados Unidos, puede representar una puerta abierta de oportunidades y desafíos frente una política arancelaria que no cede en sus acciones restrictivas e impositivas.
Moisés Bailón Jiménez. Es Maestro en Derecho Electoral y Procesal por la Benemérita Universidad de Oaxaca.