Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
En todo el mundo el tema de la migración forma parte de la agenda de temas prioritarios. Existen opiniones a favor y en contra al respecto. La migración tiene un origen multicausal y ha sido parte de la historia humanidad desde el comienzo mismo de los tiempos.
De acuerdo a la Agencia de la Organización de las Naciones (ONU) para los Refugiados se estima que, en el año de 2020, las personas que se vieron forzados a dejar sus lugares de origen a nivel mundial suman un total de aproximadamente 82 millones de seres humanos.
Por esta razón es que la ONU designo el 20 de junio de cada año, como el Día Mundial del Refugiado, con el objetivo de enaltecer la fuerza y el coraje de las personas que se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de conflictos o persecuciones. El Día Mundial del Refugiado es una ocasión para fomentar la comprensión y la empatía hacia las personas desplazadas en consideración de las difíciles circunstancias en las que se encuentran; asimismo, la fecha permite reconocer su capacidad de resiliencia en la reconstrucción de sus vidas.
Al respecto de la migración en México, durante el mes de junio se conmemora también el Exilio español, de finales de la década de los años 30s, que inició con la llegada del Barco Mexique, en 1937 y que transportaba a Los niños de la Guerra o mejor conocidos como los Niños de Morelia, 456 infantes desterrados de su patria por las atrocidades de la Guerra Civil Española, principalmente hijos de la clase trabajadora republicana y muchos de los cuales terminaron por establecerse definitivamente en el país.
Durante esta misma ola migratoria es que en junio de 1939 llega al Puerto de Veracruz, el buque Sinaia, conocido como el Buque de la Vida, con aproximadamente 1600 personas, quienes huían de los avatares de la guerra civil y de las amenazas de una Segunda guerra mundial en ciernes. Ante este hecho el presidente Lázaro Cárdenas comentó: “No os recibimos como náufragos de la persecución dictatorial, sino como a exponentes de la causa imperecedera de las libertades del hombre”.
De más está mencionar el viento fresco que trajo consigo a la vida cultural, artística y social del país este movimiento migratorio. La llegada de los exiliados españoles y también de otras nacionalidades, darían un nuevo rostro al México contemporáneo.
Fotógrafos, como el colectivo de Los Hermanos Mayo. En la literatura nombres como: Pedro Garfias, Tomás Segovia, Benjamín Jarnés, María Zambrano, Manuel Andújar, Max Aub, el poeta León Felipe. En la pintura: Lucinda Urrusti, la gran surrealista Remedios Varo y su inseparable amiga la inglesa, pero mexicana por adopción, Leonora Carrington, Antonio Peyrí, Gerardo Lizárraga, Paloma Altoaguirre, Vicente Rojo. En el cine figuras como: Luis Buñuel y Luis Alcoriza, que juntos escribirían guiones para películas como: Los Olvidados, La Muerte en el Jardín, Ángel Exterminador. Tantos y tantos otros nombres que no podríamos mencionarlos a cabalidad en estas líneas.
Ningún desplazamiento humano masivo es deseable. Ningún ser humano busca olvidar a su familia, amigos, amores y despertar en otro país rodeado de personas, lenguas y lugares desconocidos. En ese sentido y aunque no fuera en carne propia, mi propia historia familiar tiene que ver con los migrantes, a través de mi abuelo materno, quien tuvo que afrontar estos cambios por la supervivencia y cambiar su aplacible destino cerca del mar Egeo, para venir a esta tierra que, aunque maravillosa pues le abrió los brazos para crear una familia, nunca sería el mismo terruño de sus ancestros.
Su mirada cariñosa siempre se caracterizó por un pequeño dejo de nostalgia por ese mar, que nunca más volvió a ver. A él, a mi abuelo: Nicias Aridjis, a ese hombre callado, pero tierno de mi primera infancia y que las personas que lo conocieron aún recuerdan con cariño, en el pueblo donde vivió casi toda su vida, Contepec, Michoacán, es a quien le dedico las siguientes estrofas:
Con la tierra a sus espaldas
La aventura en su mirada
Su guitarra y un cantar
Oh marinero, oh marinero
De su capa hizo un poncho
De su guitarra un charango
De su tierra otra mar
Juan Carlos Calderón.