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CIUDAD DE MÉXICO, 16 de junio de 2019. —México es uno de los países más expuestos a la desertificación, que implica la degradación del suelo debido al calentamiento global, al cambio de uso de suelo y a la falta de respeto al ordenamiento territorial.
Además, tiene un enorme problema de aridificación, proceso complejo que incluye aspectos climatológicos, geológicos, geomorfológicos, pedológicos y ecológicos, afirmó Mayra Elena Gavito Pardo, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la UNAM, con sede en Morelia, Michoacán.
De acuerdo a un comunicado de la Máxima Casa de Estudios, según el Atlas Mundial de la Desertificación, editado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, entre 1951 y 2010 las áreas áridas han aumentado y muchas presentan problemas de degradación del suelo; y para 2025, aproximadamente 1.8 miles de millones de personas vivirán en regiones con grave carencia de agua.
Con motivo del Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, que se conmemora este 17 de junio, la especialista en ciencia del suelo refirió que ese documento considera que la sequía es uno de los desastres naturales más importantes y puede agravar los procesos de degradación del suelo.
En el corto plazo, el panorama es crítico, “a menos que tomemos en serio las políticas de conservación del suelo; de otra manera, es indudable que caminamos hacia una crisis en el país”.
Es indispensable promover políticas públicas de conservación de suelo y de regulación ambiental, “aunque el problema es que no tenemos legalidad, hay mucha corrupción; entonces, aunque en la letra esté plasmada la idea de la conservación de suelo, en la práctica no la podemos implementar”, acentuó.
Crisis por expansión del cultivo de aguacate
En nuestro territorio, cada año se pierden 1.5 millones de hectáreas de superficie por degradación debido a la carencia de una política de conservación. “A veces simplemente se pierde o se erosiona; otras se echa a perder por el manejo en agricultura o por el desarrollo de la ganadería, y otras tantas tiene procesos en los que se deteriora por acción del viento, del agua y por la aplicación de químicos”.
Mayra Gavito resaltó que el problema de la desertificación avanzará a zonas húmedas y a las semiáridas, en varios grados. Por ejemplo, “en Michoacán existe un problema severo de degradación y desertificación potencial por la expansión del cultivo de aguacate, de los factores que más contribuyen a la desertificación y aridización en el estado”.
Estos fenómenos son incontenibles porque es un cultivo altamente rentable y popular, y su propagación absorbe bosques y demanda gran cantidad de agua. “Caminamos apresuradamente a una crisis hídrica en el estado y en toda la zona donde se cultiva aguacate”, advirtió la universitaria.
Es un ejemplo del cambio de uso de suelo irregular: se siembra aguacate donde no debe hacerse y se expande por todas partes; no hay acciones compensatorias para evitar una crisis hídrica que produce la siembra de este producto y, además, vemos un conflicto entre sociedad y naturaleza, pues se busca el desarrollo económico, pero a un costo ambiental muy fuerte.
La ganadería para la producción de carne destinada al consumo humano es el factor que más promueve la aridificación del suelo. “Esta actividad se ha extendido a los trópicos seco y húmedo, y para obtener un kilo de carne se requieren miles de litros de agua”, expuso Gavito Pardo.
Por último, manifestó que vivimos una crisis ambiental seria y la sociedad debe hacer presión para que las políticas públicas se implementen y la regulación ambiental no se vea afectada por la corrupción”.