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Dictan prisión preventiva a padres de bebé abandonado en Tultitlán
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de septiembre de 2017.- Marta Reyes es abuela de Julián Andrés y Jimena, dos menores de edad de 11 y seis años de edad que fallecieron el 19 de septiembre en el edificio 1C del multifamiliar de Tlalpan y Tasqueña, colapsado por el terremoto de ese día de tragedia nacional.
Ellos vivían en el segundo piso, junto con su mamá Nayeli Flores y aquel día se quedaron en el departamento porque les dio flojera y decidieron no ir a la escuela. Marta sabía que ellos se quedaron y pensó llevárselos a su casa, a dos cuadras, pero por un mandado acudió a la colonia Portales cuando a las 13:14 horas se registró el movimiento telúrico de 7.1 grados que causó 38 edificios derrumbados.
Cuando pasó el terremoto y se dirigió hacia la unidad, ya cerca veía las miradas de sus vecinos y supo que algo grave había ocurrido. Cuando se enteró que el edificio se desplomó y dentro estaban sus nietos, dice que se volvió loca. Al otro día, por la mañana sus cuerpos fueron rescatados. Murieron asfixiados. Estaban abrazados.
A nueve días de aquel día fatídico, Marta está enojada.
“Se murió mucha gente, no sólo mis nietos”, añade. Fueron nueve personas fallecidas y 18 sobrevivientes.
Entrevistada por Quadratín recuerda que un estudio realizado hace dos años por estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) alertaba que el edificio ya presentaba riesgos, lo cual fue informado a la delegación. Oscar Blancas, quien ahora funge como enlace, lo soslayó, y se reprocha a sí misma por haberle creído.
Antes del temblor, la administradora de la unidad decidió remover unas cisternas. Reyes, sin ser ingeniera, consideró que hacerlo pudo restarle equilibrio a la construcción.
“No, no, no, ya me dijo el arquitecto que sí se puede, hace 15 días, que se tiene que quitar”, le dijo la administradora, asegura.
Posterior al sismo, el mismo día se presentaron unos empleados del ex jefe delegacional y ahora asambleísta Mauricio Toledo, quienes, pese al riesgo de una fuga de gas, llegaron con unos cigarros encendidos. Ella les pidió que lo apagaran y ellos la ignoraron.
“Vinieron por votos”, expresa con ojos entornados.
El actual jefe delegacional Valentín Maldonado llegó un día de la semana pasada –no precisa cuándo– pero apareció de noche, casi a escondidas, lo que la abuela de Julián Andrés y Jimena criticó y reprochó.
Este jueves 28 de septiembre Maldonado acudió al multifamiliar alrededor del mediodía y Reyes tuvo que ser sujetada luego de que le gritó reclamos al jefe delegacional, que espantado se alejó. El jefe delegacional acudió con el secretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva, para hacer peritajes de los nueve edificios que se mantienen en pie.
Al concluir la revisión del primer edificio, el 3A, Maldonado aseguró que la gente podía volver a habitarlo, algo que ella desestima.
“El 3B dicen las vecinas que hasta con el aire se mueve. Yo no soy perito ni mucho menos, pero si fuera delegado no metería a la gente hasta que lo apuntalaran, quieren minimizar el asunto”.
Enojada, acusa tanto a Toledo como a Maldonado de no atender a la población, y desafía al segundo a que si está tan seguro de la seguridad del edificio, se vaya a vivir ahí un año. Con la muerte de sus nietos, perdió el miedo a decir lo que piensa y pide que revisen bien cada edificio y no los reubiquen en otro lado, sino que les reconstruyan su departamento.
“Yo no me dejo, mi miedo se quedó enterrado con mis nietos”.
Posterior a la entrevista, se reunió con Amieva, quien le prometió ayuda a ella y a su hija.