
Rosa Icela lleva condolencias a nombre del pueblo y gobierno de México
TRENTON, Nueva Jersey, EU, 25 de abril de 2025. La monja Geneviève Jeanningros, quien se viralizó hace unos días por romper el protocolo para llorar y despedirse de su amigo, el papa Francisco, le rindió homenaje por cuarta vez este viernes en la Basílica de San Pedro.
Así lo informó el Vaticano en su cuenta de X, con una foto donde se ve a Geneviève esta vez vistiendo una falda y chaqueta negra, enviándole un beso al féretro del pontífice, quien fue su amigo por años.
Muchas personas me han dicho: cuando vayas a ver al Papa, llévanos contigo. También lloré por ellos. Era un padre, un hermano, un amigo. Todos lo echarán de menos”, dijo en entrevista a la prensa del Vaticano.
Jeanningros, quien pertenece a la orden de las Hermanitas de Jesús y reside en una pequeña caravana en Luna Park, un parque de diversiones en la región costera de Ostia, hizo fila este viernes desde muy temprano en Via della Conciliazione, junto a 128 mil fieles que iban al Vaticano a despedirse de del Papa.
Fue el miércoles pasado cuando Jeanningros, a quien el sumo pontífice le guardaba un gran cariño, cuando se hizo viral en redes luego que se saltó los protocolos para rendirle homenaje a su amigo.
Y es que los protocolos funerarios del Vaticano indican que los cardenales, obispos y el personal en general de la Santa Sede deben ser los primeros en acercarse al ataúd del Papa para darle el último adiós, pero Jeanningros se paró en una esquina cerca del ataúd para rezar y llorar en silencio a su amigo y sus imágenes conmovieron al mundo.
La monja de 81 años y el Papa se conocieron en el 2005 cuando ella le envió una carta a Bergoglio, quien ese entonces era el arzobispo de Buenos Aires, donde expresaba su molestia luego que ningún representante del obispado asistiera al funeral de su tía, Lèonie Duquet, una religiosa francesa que fue detenida y desaparecida durante la dictadura argentina en 1977.
Ante esta carta, el Papa aceptó las críticas de Jeanningros y luego, ocho años después, en el 2013 se reencontraron en la misa de bienvenida al papado y comenzó su amistad.
El Papa muchas veces la llamaba y bromeaba con ella, e incluso la visitó dos veces en su trabajo en Roma, dejando ver su gran amistad.