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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de agosto (Quadratín México).- Uno de cuatro embarazos no llega a término, lo cual provoca en la pareja desilusión, desesperanza, sentimiento de culpa, e incluso rompimiento de la relación, advirtió Maricarmen Aguilar, tanatóloga y vicepresidenta del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia.
Aguilar explicó que cuando la pérdida prenatal tiene lugar, la expectativa de los padres de tener un hijo es violentada de manera abrupta, lo que los lleva a cuestionarse las causas y a sentirse culpables.
Cuando se da la pérdida, que es muy frecuente, el duelo posterior puede tener un efecto negativo en la relación de pareja, pues deja una huella muy profunda en los padres que la sufren.
Es una herida de la que no hablan, y que cuando no se atiende de manera adecuada y oportuna, puede generar serias afectaciones en la salud física y emocional de la mujer y del hombre, aseguró la especialista.
Generalmente las parejas que pasan por una pérdida prenatal, entran en una etapa de búsqueda del culpable, la cual considera la doctora Aguilar, es natural. Es un ciclo en el que no se reconoce que se está pasando por un duelo.
Es en ese momento que la pareja necesita mucha comprensión y comunicación al interior de su relación, pues los dos experimentan un dolor intenso, pero lo viven de manera distinta.
“Esperamos que la pareja reaccione del mismo modo en el que yo lo hago, y cuando vemos que no es así, pensamos que al otro no le importa o no le duele tanto como a nosotros”, explica la tanatóloga.
La mujer espera ser consolada y el hombre espera que se le reconozca en su papel de padre, no sólo como el proveedor o el protector de la relación.
Entonces, la pareja necesita verse no como hombre o mujer, sino como dos seres humanos que han perdido un hijo, situación que les provoca un dolor intenso. Tienen que escucharse y entender que están viviendo la misma situación, pero desde una perspectiva distinta y que no por eso duele menos.
La mayoría de las personas, dice la Maricarmen Aguilar, podrían pensar que el hecho de que el bebé muera al nacer o no llegue a término produce menos dolor porque no hubo el tiempo “suficiente” de construir vínculos de unión derivados de la convivencia con sus padres.
Esto de ningún modo es así, ya que los lazos afectivos se gestan con el embarazo en la madre y el padre; de ahí que sea importante que la vivencia de la pérdida la compartan de igual manera y juntos,acompañándose en el duelo.
No limitarse al expresar al otro lo que está sintiendo, sin temor a dañarlo o a herirlo de algún modo. “Con el apoyo de la pareja es más sencillo salir adelante de un evento tan traumático como los es un embarazo que no llega a término.
Lo recomendable dijo la tanatóloga, es que se informen, se atiendan y se escuchen y no pierdan más de lo que ya han perdido.
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