El presupuesto es un laberinto
***Continuamos con esta serie de 10 retratos breves dedicada a mujeres de México cuya vida ejemplar es aporte imperecedero, dignas de ser memorables para su generación y la posteridad por sus contribuciones al arte, la ciencia o la cultura.
Al margen de su ideología política, todas ellas fueron congruentes con principios y valores inspiradores. Algunas alcanzaron la fama que trascendió a su tiempo, pero otras ameritan hacerse visibles para ser reconocidas y recordadas por su vida singular y sus valiosas aportaciones.
Ingresó a las filas del periodismo a mediados del siglo XX, cuando el oficio de reportero en el diarismo mexicano era practicado por hombres y, si acaso, un puñado de mujeres decididas e intrépidas dispuestas a entregarse a»un oficio que sólo puede practicarse en forma apasionada y vehemente», consideraba Sara Moirón en su libro «Cómo Acercarse al Periodismo», publicado en 1994.
Nacida en Maravatío, Michoacán, el 6 de junio de 1929, llegó al Distrito Federal para estudiar Antropología, pero abandonó los estudios para abrazar la vocación de reportera, confesó que sus pininos los hizo en revistas semanales como entrevistadora de estrellas del espectáculo, luego fue cofundadora y colaboradora del diario ABC (1950-1965).
Sara Moirón es una mujer mexicana memorable porque retrata la determinación y el profesionalismo de quienes lucharon por abrir caminos profesionales a otras mujeres, ella recién incursionaba en el periodismo cuando el 17 de octubre de 1953, las mujeres mexicanas adquieren por fin el derecho a votar, culminaba así una larga lucha femenina en defensa de sus derechos.
Entrevistada por Xóchitl Andrea, para una tesis de la UNAM, Sara Moirón recordaba: «Mujeres éramos muy pocas; realmente Magdalena Mondragón, que ya había pasado sus mejores años, pero quien realmente abrió brecha en el periodismo; Elvira Vargas, que fue una mujer de mucha lucha. Con nosotros estaba todavía Adelina Zendejas, que fueron realmente las pioneras y Rosa Castro de la revista Siempre, quien también batalló mucho».
Mientras la mayoría de las pocas mujeres en el oficio cubrían sociales, Sara en 1955 fue enviada a informar sobre el primer aniversario del gobierno del coronel Carlos Castillo Armas, quien llegó a la presidencia de Guatemala mediante un golpe de Estado, derrocando al coronel Jacobo Arbenz, presidente constitucional electo.
Ella consignó la historia dando voz a líderes de oposición y jóvenes intelectuales en contra del intervencionismo estadunidense para defender a ultranza sus intereses y los de la transnacional United Fruit Company.
Sus compañeros en aquella cobertura fueron los hoy legendarios periodistas Manuel Buendía, autor de la columna política «Red Privada»; Manuel Becerra Acosta, director fundador del unomásuno; y Jorge Villa Alcalá, quien fue jefe de infromación en el Excélsior de Scherer.
Sara Moirón Ayala es una pionera del periodismo, quien ya advertía de la complejidad del papel de la prensa frente a las presiones del Estado y el poder económico, ¿cómo cumplir con la defensa de los intereses de la comunidad?, se preguntaba, «¿cómo hacer que resplandezca la verdad?, sin traspasar la finísima línea que marca la frontera de la objetividad y la veracidad» .
En su libro «Cómo acercarse al periodismo» publicado hace 30 años, la autora lamenta que «se suponga que el periodista esté capacitado por algún milagro genético para realizar actos heroicos», y quizá pensando en su entrañable amigo y paisano Manuel Buendía, víctima de un crimen de Estado en 1984, consignaba: «hubo periodistas que perdieron la vida por esa inefable terquedad que los llevó a buscar afanosa y apasionadamente hasta el origen mismo de los hechos para hacer que resplandezca la verdad».
Periodista de a pie en los años cincuenta, recordaba con añoranza: «los reporteros para obtener entrevistas en el día a día con personas-noticia resultaba grato caminar de la glorieta de Colón –en Reforma– hacia el Zócalo de la capital, ahí se podían encontrar a Diego Rivera o a María Félix, entre otros personajes. Claro, era otro México, eran otros tiempos. La ciudad tenía una dimensión humana».
Una de las proezas periodísticas de Sara Moirón fue una investigación sobre la corrupción en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, le llevó casi un año y la publicó en Excélsior, con fotos de Enrique Prieto, a finales de marzo de 1975.
La entrega se publicó en tres partes, y exhibió al dirigente sindical, Joaquín Hernández Galicia, La Quina quien «había logrado crear una estructura financiera, política y social de tal magnitud, que se había convertido en un Estado dentro de otro Estado».
Como sus maestros en la labor de informar, Sara Moirón, reconoció a don Federico Barrera Fuentes y a Antonio Vargas Macdonald, del primero dijo: «siempre me apoyó y me dispensó el trato suave de su bonhomía y de Vargas Macdonald, opinaba: fue un periodista dotado de extraordinario talento y agudo sarcasmo.
Como su hermano intelectual consideró siempre al periodista Pedro Álvarez del Villar, quien al prologar su libro sobre periodismo dijo sobre la autora: «Jefa por destreza y por temperamento. Sara ha lidiado con no pocas vanidades y ha fortalecido valiosas vocaciones. Y, en lo individual ha dominado todos los géneros» (del periodismo y la comunicación organizacional).
La trayectoria de la periodista michoacana comprende medios impresos y la televisión: fue jefa de Información en el diario El Día (1969-1972) y tuvo el mismo cargo en la Dirección de Noticiarios del Canal 13 de televisión (1974-1981), cuando estuvo al frente Joaquín López Dóriga. Tres años (1984-1986) el equipo López Dóriga- Moirón regresó para un nuevo periodo en el Sistema Nacional de Noticieros de la televisión estatal, IMEVISIÓN.
Muchos destacados reporteros de los noticieros de Canal 13 entre 1974-1986 reconocen a Sara Moirón como la gran maestra en sus trayectorias, «por su don de mando y orientación ayudó a forjar a varias generaciones de periodistas», recuerda Pedro Talavera, en especial del noticiario «Siete Días», que competía y hasta llegó a superar en audiencia a 24 horas de Televisa.
Algunos de ellos fueron los periodistas Ángel Trinidad Ferreira (+) (llegó a ser director de noticiarios de IMEVISIÓN), Joaquín Roura Quiñones (+), Enrique Ahmed, (+), Bolívar Robledo (+) y Alfredo Cortina (+). De aquella escuela sobreviven: Abel Magaña, Edgar Hernández, Raúl Rodríguez, Claudio Guzmán, Olga Borobio, Humberto Mares, Martha Moncada, Rocío Galván, Jorge Tenorio, Emma Galván, David Cruz y su querida «hija intelectual», Dolores Colín.
Sara Moirón incursionó también en áreas de Comunicación Social de dependencias y entidades
públicas, en esta actividad desplegó una larga carrera que inició como directora de comunicación social del Instituto Nacional Indigenista (INI), ahí hizo una relación personal que la acompañaría a lo largo de su vida profesional con el maestro Alfonso Caso Andrade, uno de los siete sabios, quien entonces dirigía el INI.
Posteriormente fue vocera del Combinado Industrial de Ciudad Sahagún y escribió el libro Crónica de Ciudad Sahagún, un proyecto de reactivación económica y social de la ciudad Fray Bernardino de Sahagún, ubicada en el municipio de Tepeapulco, en el estado de Hidalgo.
Entre 1990 y el año 2000, fue titular de comunicación social de Ferrocarriles Nacionales de México, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y de Puertos Mexicanos. Durante su encargo participó en la requisa del Puerto de Veracruz, considerado el parteaguas de la modernización de los puertos mexicanos. Sus últimas tareas fueron como asesora de las direcciones del STC-Metro y de la Compañia de Luz y Fuerza del Centro.
En 1997, con motivo del 65 aniversario del descubrimiento de la Tumba Siete de Montealbán por Alfonso Caso Andrade, el 15 de enero de 1932, la maestra Sara Moirón me invitó a apoyarla en la labor de difundir el evento que reuniría en dicho complejo arquitectónico a los principales arqueólogos, historiadores y estudiosos mexicanos para referirse al mayor tesoro funeral de la cultura mixteca, y colocar una placa conmemorativa con la efigie de su descubridor. Asistieron Andrés Caso Lombardo y sus hijos, descendientes directos del arqueólogo, filósofo y abogado.
Fue un honor acompañarla en el emotivo homenaje a Alfonso Caso, rememorar el importante hallazgo de joyas aúreas que cambió la concepción de las culturas prehispánicas, gracias al equipo de estudiosos que logró reunió e inspiró «El sabio», y a las décadas de estudio que dedicó a códices y símbolos encontrados, a ello adjudican la creación del INI y la necesidad de analizar la trascendencia de las culturas precolombinas para entender la idiosincracia nacional.
Los maestros en la vida son fundamentales, sin duda, agradezco la buenaventura del destino que me hizo tener como maestra a doña Sara Moirón, cuya energía motivadora y autoridad en el lenguaje fue parte fundamental en mi formación cuando trabajé en el Canal 13 de televisión. Cómo olvidarla. Sólo ella te hacía sentir heroína cuando premiaba tu labor con aplausos de los integrantes de la redacción. Aunque, debo reconocer que si había un error, igual, pendejeaba al reportero o redactor, sin ningún recato.
Hace ya 18 años Sara Moirón Ayala falleció. El 29 de septiembre de 2006, en la Funeraria García López fue el funeral de una mujer protagonista esencial de la vieja guardia del periodismo mexicano. Honor a quien honor merece.