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Marypaz Monroy Villamares, Especial para Quadratín México
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de agosto (Quadratín México).- La sal es la única roca que puede ser consumida por el ser humano. A través de los años, ha sido importante no solo como condimento o conservante de los alimentos, también se usó para transacciones económicas, además de atribuírsele simbolismos de fertilidad o de malos augurios.
Hasta la fecha se le continúa reconociendo su importancia y prueba de ello es que a 37 kilómetros de Manzanillo, Colima, se ubica un poblado llamado Cuyutlán, en donde se encuentra un curioso museo dedicado al tema de la extracción de la sal.
El Museo de la Sal, creado en 1996, se ubica en el centro de Cuyutlán en las instalaciones de una antigua bodega salinera del siglo XIX, y su intención es mostrar al turista, la historia de la actividad y los procesos para su elaboración.
El visitante puede hacer un recorrido de aproximadamente media hora para observar una gran maqueta que muestra el proceso de producción, piezas arqueológicas, utensilios domésticos y cerámicas.
Rústico, con paredes de madera, techo de palma y piso de tierra, el museo dedicado al tema de la sal, mineral que ha sido explotado en esas tierras desde hace mucho tiempo, exalta los procesos de producción y su importancia social.
Es un homenaje a la actividad salinera, la cual se ha desarrollado muy productivamente a lo largo de más de 500 años, siendo ese poblado un sitio de trascendencia para otros puntos salineros en México y Centroamérica, debido a los procesos que ahí se generaron gracias a la llegada de esclavos filipinos.
El gobierno del estado de Colima invita hacer un recorrido por el museo que contempla los aspectos histórico, industrial, social y artístico que giran en torno a la producción de ese mineral.
Recuerda momentos de trascendencia, desde la llegada del Capitán Francisco de Brizuela a la comunidad indígena de Cuyutlán en 1560, hasta 1952 cuando la Sociedad Cooperativa de Salineros de Colima obtuvo la concesión de derechos de explotación de la sal.
En su interior cuenta con imágenes diversas acerca de la historia de Cuyutlán. Así conmemora la presencia de Benito Juárez en Colima, en 1858 cuando la entidad fue sede del Gobierno Constitucionalista del 25 de marzo al 11 de abril.
Muestra cuando Juárez permaneció dos días en Cuyutlán durante su trayecto de Colima a Manzanillo.
También se menciona el episodio de 1932, cuando fue arrasado por una ola de 20 metros de altura, la que causó muertos y la destrucción de gran parte del poblado.
En el rústico recinto, además se plasman otros momentos determinantes en la historia de Cuyutlán, como la llegada del ferrocarril en 1908.
El objetivo del recinto cultural, es acercar a la gente para que conozca el procedimiento para obtener la sal, y hacer un homenaje de ese trabajo todavía artesanal en esa parte del país, a través de una explicación visual mediante las fotografías tomadas por Juan Carlos Reyes, quien ha hecho una gran investigación acerca de las salineras.
Así como de la maqueta que se encuentra en la parte central del museo, elaborada por Karla Gabriela Carrión Espinosa y Rogelio Zuñiga Castañeda.
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