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CIUDAD DE MÉXICO, 1 de noviembre de 2017.- Muy dados a la música, a Eliodoro Flores le gustaban los boleros; su cantante favorito: Javier Solís. A Irma, del género ranchero, Yolanda del Río; del norteño, Los Tigres del Norte.
Ambos, padre e hija, fallecieron hace 18 y 21 años, respectivamente.
La señora María Elena Jiménez Torres, viuda de Flores, los visita en su tumba donde están enterrados juntos y los recuerda en este 2 de noviembre, Día de los Difuntos o Día de Muertos, con música vernácula, que en vida fueron alegrías de canto.
Desde que su hija murió, María Elena dice a Quadratín México que siempre acude en esta fecha al Panteón Civil de Dolores, donde sus espíritus vienen a visitarla a este mundo de los vivos.
No ha faltado desde entonces, aunque también a lo largo del año acude cada uno o dos meses para dar mantenimiento a la lápida.
Oriunda de Michoacán, pero traída a vivir a la Ciudad de México cuando era niña, es en este día cuando trae ofrendas que en existencia fueron los placeres de sus fieles difuntos, tal como acostumbra la tradición arraigada en los mexicanos.
Con tamales, mole verde, mole rojo y arroz, todo cocinado por ella misma, la señora Jiménez comenta que el Día de Muerto es una tradición para no olvidar, para recordar lo que le gustaba a sus familiares. Aunque este año no preparó tortas de guajes, el plato favorito de Irma.
En su letargo más profundo, María Elena ha soñado con su marido y su hija. Se hace a la idea de que aún están con ella, aunque ya no estén físicamente.
En su recámara, asegura haber sentido como cuando Eliodoro se despertaba a las 5 horas, se sentaba en la cama y luego se metía a duchar. “A veces dicen que es idea de uno pero no lo creo así”, comparte su vivencia en entrevista con esta agencia de noticias.
A su hija, todavía acostumbra a ponerle la música que a ella escuchaba, “y digo: Irma está oyendo las canciones que les gustan”.
Para su difunto esposo Eliodoro, no olvidó ofrendarle una botella de tequila, aunque le gustaba más echarse sus copitas de ron. Para su finada hija Irma, una de rompope.
Así los visita y no los olvida, mientras que de fondo se escucha una canción del conocido Rey del Bolero Ranchero: “Que te deje yo, ¡qué va! si te estoy queriendo tanto, en tus ojos hay dulzura y en tus besos la ternura.