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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de junio de 2025.- El escenario actual exige una transformación profunda de la educación: no basta con formar para el empleo, es necesario educar a la juventud, así como actualizar al cuerpo docente y administrativo, y a las y los egresados, para la adaptabilidad y la capacidad de reinventarse en un mundo dinámico y virtual, afirmó el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.
Esta realidad subraya la necesidad urgente de diseñar e implementar iniciativas y políticas educativas sólidas, responsables y bien fundamentadas en valores universales como la equidad y la igualdad, puntualizó el rector Leonardo Lomelí, de acuerdo a un comunicado de prensa emitido por la casa de estudios.
En la sesión de clausura del Macroentrenamiento en Inteligencia Artificial (MeIA) 2025, añadió que esa es la importancia de “este emprendimiento propositivo y estratégico” frente a ese paradigma cuyo propósito es ofrecer un ambiente formativo riguroso, accesible y con integralidad institucional, para las y los jóvenes interesados en la inteligencia artificial (IA).
Durante tres semanas del Macroentrenamiento, poco más de mil 50 estudiantes de licenciatura y posgrado, provenientes de una veintena de países, ahondaron en áreas clave como el aprendizaje automático, profundo y generativo, detalló el rector.
En este contexto, recordó que datos recientes del sistema de Naciones Unidas señalan que, aunque más de dos tercios de los estudiantes de secundaria en países con altos ingresos ya emplean herramientas de IA generativa en tareas escolares, solo 10 por ciento de las escuelas y universidades cuentan con marcos oficiales para su uso ético, pedagógico y didáctico.
Además, hasta 2022, únicamente siete países habían desarrollado programas específicos para la formación y actualización docente en IA, y apenas 15 la habían integrado en sus planes de estudio a nivel nacional.
También el mercado de trabajo global atraviesa una transformación acelerada. El Foro Económico Mundial estima que en los próximos cinco años se crearán alrededor de 170 millones de nuevos empleos, alimentados por la revolución tecnológica, la transición verde y los cambios demográficos. Sin embargo, se proyecta también el desplazamiento de 92 millones de puestos debido a estas mismas tendencias, lo que revela una reconfiguración estructural.
Bajo esta perspectiva, casi 40 por ciento de las habilidades requeridas en el sector laboral cambiarán antes de 2030, y las competencias tecnológicas -como la IA, la ciencia de datos, la ciberseguridad y la alfabetización digital- serán esenciales, resaltó el rector Lomelí.
Al hacer uso de la palabra, la secretaria de Desarrollo Institucional, Tamara Martínez Ruíz, sostuvo que “no hay duda de que las universidades deben ser garantes de que la inteligencia artificial se desarrolle como un bien público, con ética y centrada, sobre todo, en la dignidad humana”.
Manifestó que la IA contiene una fuerza revolucionaria que ya está permeando y modificando los ámbitos económicos, políticos, sociales y educativos de cada uno de nuestros países. Las formas de vida que conocemos se están transformando, llevándonos a un futuro que para todos es aún incierto.
Refirió que, según información publicada en la Revista Digital Universitaria, en esta casa de estudios, de 70 a 83 por ciento del profesorado y de 81 a 88 por ciento del estudiantado está usando herramientas de IA generativa, principalmente para buscar información y elaborar materiales académicos. Pero apenas de cinco a 18 por ciento la emplea para planificar clases, diseñar evaluaciones o programar tareas.
Martínez Ruíz alertó que es motor de crecimiento y eficiencia, pero también puede ser un germen de desigualdad, discriminación, desplazamiento laboral y concentración de poder económico. “Esto nos invita a reflexionar si la velocidad de adopción de estas herramientas está superando o no nuestra capacidad institucional para acompañar, para regular y para capitalizar la tecnología”.
Es en este sentido que la educación en el mundo enfrenta uno de los más grandes desafíos de las últimas décadas, y para ello debemos diseñar una estrategia integral, es decir, que sea creativa, que sume esfuerzos y talentos de un mayor número de universidades, como lo ha hecho justamente esta jornada de Macroentrenamiento, y donde los derechos humanos sean el centro y punto de partida.
Las universidades y sus comunidades debemos ser los espacios donde cultivemos una cultura de cuidado de las personas, del ambiente y de la verdad, donde también se impulsen políticas de datos abiertos, de licencias libres, de transparencia algorítmica para democratizar el conocimiento y evitar concentraciones corporativas, además de invertir en competencias críticas para la verificación de fuentes, la protección de datos y de propiedad intelectual, enfatizó.
En tanto, Héctor Benítez Pérez, director general de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación, precisó que el diseño curricular y planeación didáctica del MeIA fue realizado por un comité académico integrado por especialistas del Instituto Politécnico Nacional y de la UNAM (en especial de las facultades de Ciencias e Ingeniería y del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas), el cual evaluó y seleccionó las propuestas de formación de especialistas de toda América Latina para integrarlas al Macroentrenamiento.
En la sesión a distancia explicó que se diseñaron 720 horas de capacitación divididas en 18 talleres: cuatro de inducción a la inteligencia artificial, ocho de especialización y seis para la resolución de retos, impartidos por 38 expertos provenientes de diversas entidades, tanto universitarias, como otros centros de estudio dentro y fuera del país.
Se recibieron mil 637 solicitudes, de las cuales mil 72 alumnas y alumnos de licenciatura y posgrado iniciaron el entrenamiento. Después de tres semanas de trabajo finalizaron 620 propuestas con igual número de personas de 20 países, entre ellos, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina, Brasil, Costa Rica, Estados Unidos, España y México.
Luego de agradecer a quienes hicieron posible esta actividad, expuso a los estudiantes que su curiosidad, rigor y compromiso son fundamentales para construir una IA más justa, robusta y humana. “Es nuestra responsabilidad, como académicos y profesionales guiar su desarrollo, su rigor científico con ética y con profundo compromiso en el bienestar social”, concluyó.