
El predial talón de Aquiles municipal
Muertes que no tienen fin
¿En qué momento los mexicanos perdimos el control de la tranquilidad y armonía, cuando las hubo? ¿Quiénes estimularon el odio y la venganza mortales como forma de vida de muchos mexicanos? ¿Por qué? ¿Cuándo, la autoridad que debiera prevenir y cuidarnos, dejó de hacerlo para cuidarse a sí misma y ocuparse de preservar el régimen?…
… ¿La corrupción y la impunidad son el germen de una guerra sangrienta como es la que se vive hoy en México? ¿Incapacidades de gobierno, complicidades, desajustes económicos y abusos políticos están en la base de la confrontación nacional? ¿Somos un país con gente de vida o muerte? ¿Somos testigos de una rebelión mexicana?
La Revolución Mexicana le costó a México un millón de vidas, y otro tanto que en el lapso de 1913 a 1921 se fueron del país para huir de la violencia desatada en nombre de esa misma Revolución social, que al final de cuentas fue traicionada…
Y la Guerra de los Cristeros (1926-1929) dejó un saldo de aproximadamente 250 mil muertos: el objetivo era la reivindicación de la fe católica y su predominio; y un gobierno, el de Plutarco Elías Calles, que propugnaba por el laicismo y la dañina intervención de la jerarquía católica en asuntos de gobierno… Y de ahí en adelante. Muertos hubo también en 1968 y 1971 y más.
En todos los casos se perciben razones de fondo hasta cierto punto explicables; en todos los casos el uso la fuerza han sido una confrontación entre gobierno y sociedad; una busca su acomodo en tanto que el gobierno usa la fuerza para preservarse y predominar en el ‘ser y hacer’ mexicanos…
Pero lo de hoy tiene otras razones que habrá que explicar poco a poco y que al paso del tiempo nos irá abriendo las hojas del libro que hoy se escribe y que se ha escrito de ya tiempo atrás.
Hoy en México la violencia está a la vista, agazapada y lista a estallar ya de forma individual o colectiva. Ahí está el crimen y la muerte como síntoma de un país que quería cambiar pero no supo cómo y un gobierno-gobiernos, que no se entienden con los mexicanos y los confrontan, y los azuza y los acribilla, también…
No hay día en los que comencemos sin la noticia de que acá o allá hubo muertos. Algunos por ‘quítame estas pajas’; otros porque “se enfrentaron pandillas enemigas” o “el gobierno repelió un ataque” o “aparecieron tantos y tantos muertos en camiones-camionetas-carros abandonados”… “Hay miles de fosas clandestinas”… Y así el tono escalofriante de la información diaria.
Del año 2000 –Vicente Fox –, pasando por Felipe Calderón (2006-2012) y a la fecha, la cifra oficial de muertos por crimen organizado es de 186 mil. Este dato es oficial. Podrían ser muchos más. El argumento es el de la lucha del gobierno en contra de ese crimen organizado que azuela al país.
Y sí. Ahí está ese crimen organizado. Ahí están los malvados herederos de Atila. Ahí están quienes viven y conviven con el odio y la venganza en defensa de su predominio y comercio mortal. Y matan. Y odian. Y se entregan al placer de la riqueza momentánea bajo el argumento de “prefiero vivir feliz unos cuantos años y no miserable toda la vida”…
Hay muchas razones a esto: dos de las primeras: Esa intrínseca maldad de seres humanos que se satisfacen en el dolor ajeno; patología criminal.
Y hay los que buscaron esta salida en virtud de que la vida que tenían no tenía solución. No para cada uno. No para su familia. No para su futuro. Porque los gobiernos mexicanos, desde hace años –quizá desde el gobierno de Miguel de la Madrid-, dejaron de atender los grandes problemas nacionales para volcarse hacia su propio mundo neoliberal y antisocial.
Pero es a partir del gobierno de Vicente Fox –PAN- que el narcotráfico alcanza alturas insospechadas en tanto que el presidente miraba para otro lado: dejaba hacer, dejaba pasar. Esta actitud llevó a heredarle a su co-partidario Calderón Hinojosa un problema creciente: la solución de FCH fue llevar al Ejército mexicano a enfrentar el gran problema que ya se iba delas manos…
Y murieron miles de mexicanos de 2006 a 2012. Unos porque estaban metidos en el ajo criminal; otros porque fueron los famosos “daños colaterales” en una frase anti política y antihumana de Felipe Calderón Hinojosa, el mismo que impulsa a su mujer para que sea presidenta de México.
Si la política de seguridad pública, de anti crimen organizado, anti narcotráfico, anti enemigos sociales hubiera funcionado en México, otro gallo cantaría hoy mismo en el país. Pero no: cada día, cada hora y minutos los muertos se intensifican. Son más cada día. Y las confrontaciones entre mexicanos que nada tienen que ver con el gran aparato criminal, se dan.
En una sociedad agria, huraña, indignada, confrontada que supone ‘al de enfrente’ como un enemigo a vencer surge la violencia, la pelea, el agravio y el odio.
“En 2017 se han registrado los dos meses más violentos en los últimos 20 años, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública el cual precisa, según registro de averiguaciones previas o carpetas de investigación iniciadas, que en junio hubo 2 mil 234 homicidios dolosos, superando los 2,191 de mayo de este año”.
Eso es. En eso nos hemos convertido. Este es el resultado de un gobierno que no entiende de convivencia social, de armonía y de gobierno para crear sociedades sanas en un país en el que la política misma está enferma. ¿Qué sigue?