Nicolás Maduro alcanza la cúspide de su meteórica carrera política

CARACAS, 14 de abril (Quadratín México).- En apenas su segunda postulación para un cargo de elección popular, Nicolás Maduro, ex conductor de autobús con estudios de bachillerato, alcanzó la cúspide de su meteórica carrera política al ganar hoy la Presidencia de Venezuela.

Maduro Moros, actual presidente encargado del quinto país productor mundial de petróleo, obtuvo su primera victoria electoral en 2000, cuando fue electo diputado a la Asamblea Nacional (Congreso unicameral) por el oficialista Movimiento Quinta República (MVR).

En esta ocasión, el ganador de los comicios presidenciales, según el primer cómputo parcial del Consejo Nacional Electoral (CNE) divulgado esta noche, representó al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Maduro Moros, con 51 años de edad y quien derrotó en las urnas al candidato opositor Henrique Capriles Radonski, tiene ahora sobre sus hombros la enorme responsabilidad de continuar el proyecto socialista del fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

“Este caraqueño con aspecto de niño grande, no cayó del cielo ni lo lanzaron de un platillo volador, sino que ha sido un luchador social con figuración destacada desde mucho antes de llegar Hugo Chávez al poder”, aseguró el politólogo Cipriano Castro.

En el Liceo José Avalos de la parroquia El Valle, al sur de Caracas, el ex canciller del gobierno del presidente Chávez se hizo conocido por su afición al rock and roll y a las bromas pesadas, según recuerdan sus amigos de estudios del bachillerato.

Cuando cursaba el segundo año de Administración en la Universidad Central de Venezuela (UCV), Maduro Moros fue captado por el partido Liga Socialista, que lo envió a Cuba para que recibiera cursos de formación comunista.

La participación de Maduro Moros en política se remonta a la década de los 80, cuando militó en la Liga Socialista (LS), el Movimiento Bolivariano 200 (MBR-200) y el partido político fundado por Chávez, el Movimiento Quinta República (MVR).

Se desempeñó como canciller entre 2006 y este año, y adoptó al pie de la letra el discurso “antiimperialista” del extinto presidente, hostil a Estados Unidos, así como la defensa de los regímenes de Siria o del fallecido líder libio Muamar Gadafi.

Como canciller, participó en los procesos de integración impulsados por Venezuela en los últimos años, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y en las negociaciones con China y Rusia, los nuevos socios político-económicos de Venezuela.

En los últimos meses, durante la convalecencia de Chávez por su enfermedad, Maduro tuvo un papel más protagónico en la diplomacia venezolana, reemplazando al jefe de Estado en citas internacionales, como la pasada Cumbre de las Américas, celebrada en Colombia.

Tan pronto como fue reelecto presidente para el periodo 2013-2019, en octubre pasado, Chávez reformó su gabinete y nombró a Maduro como su vicepresidente ejecutivo, en sustitución de Elías Jaua, quien hoy ejerce como ministro de Relaciones Exteriores.

Antes de realizar su último viaje a Cuba, en diciembre pasado, Chávez lo ungió como su sucesor, quizás previendo el desenlace fatal que tendría su enfermedad, aunque politólogos señalan al presidente de Cuba, Raúl Castro, como el “forjador” de esta candidatura.

“Esta hipótesis cobra fuerza si tomamos en cuenta que las relaciones entre Maduro y el soviet supremo que controla la isla no son nuevas y se remontan a la época en que el hoy candidato oficialista militaba en la Liga Socialista”, dijo el politólogo Cipriano Castro.

Recordó que Maduro se formó en la “Escuela Ñico López” del Partido Comunista de Cuba a fines de los 80, por lo que el analista afirma que “no sólo es un simpatizante de la revolución cubana, sino un eficiente colaborador del castro comunismo”.

“En todo caso, a Cuba le interesa mantener su revolución con el petróleo venezolano y Nicolás Maduro es el llamado a garantizar esta ayuda, sin la cual el régimen cubano quedaría huérfano y muy debilitado”, afirmó Castro.

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