El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Ya se implementó el plan de austeridad en el Senado de la República y fue ilustrado con exageración por el presidente de la mesa directiva, Martí Batres, quien se hizo un video para presumir su tupper con su almuerzo, en su oficina, porque “la austeridad va en serio” y no habrá más dispendio en comidas en elegantes restaurantes a cuenta de la cámara alta. “Si decido comer en un restaurante, yo pagaré mi cuenta con mis recursos”. Lo mismo hizo su colega Ricardo Monreal, montado en bicicleta para ir a la sesión del Senado.
El exagerado dispendio de recursos que hicieron los priistas en la presente administración de Enrique Peña Nieto y en la anterior del panista Felipe Calderón generaron la irritación popular y también la materia prima de los argumentos de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, quien ofreció, al parejo de combatir la corrupción, la de implementar un plan de austeridad en el gobierno que ahora cuenta con el apoyo de los poderes Legislativo y Judicial.
En una reunión con el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales y otros ministros del máximo tribunal con el presidente electo, se sumó al plan de austeridad que propondrá el próximo jefe del Ejecutivo, pero no aceptó bajarse su salario mensual de 651 mil 241 pesos y su remuneración anual con prestaciones y bonos adicionales de 6 millones 700 mil pesos. Tampoco lo harán los demás ministros, pero le ofreció bajar en 500 millones de pesos el presupuesto anual de la SCJN.
Por su parte, Ricardo Monreal, que preside –junto con Martí Batres- la Junta de Coordinación Política del Senado y la bancada de la mayoría del Morena en el Senado, fue contundente al ofrecerle al presidente electo que los legisladores seguirán el ejemplo y ya no tendrán las prestaciones que tuvieron en el pasado y que él mismo disfrutó con su amigo Batres en su largo tiempo de diputado federal o senador de la República. Entonces no hubo quejas por el dispendio y altos salarios que ambos recibieron.
Con este plan de “austeridad” pasaron a joder a los empleados de las dos cámaras que salieron afectados pues también dejarán de tener prestaciones laborales, conquistas logradas en muchos años, pues antes podían optar por un ahorro voluntario que al final del año por cada peso ahorrado recibían dos o tres.
Otros damnificados serán los que laboran en las comisiones legislativas, pues de las más de 50 que existen, se reducirán a 42. Todo en nombre de la austeridad.
Periodistas, al desempleo
Para colmo, uno de los gremios más afectados por el plan de austeridad, es el de nosotros, los periodistas, pues los medios, ante el anuncio del recorte del presupuesto de Comunicación Social al 50%, empezaron a hacer ajustes de personal y para muestra, más de cien trabajadores y empleados del diario Milenio, fueron liquidados.
Los despidos siguieron en La Jornada, El Universal, Reforma y la amenaza más fuerte: el cierre de La Razón y otros medios que tradicionalmente han operado con modestos recursos desde siempre, pues no sólo López Obrador anunció que desaparecerían las oficinas de prensa en todas las delegaciones del gobierno federal en los estados, y que se centralizará el manejo de la publicidad en una oficina.
Esa práctica operó en la presente administración de Peña Nieto, quien heredó las medidas restrictivas que impusieron a los medios Vicente Fox y Felipe Calderón, quienes radicalizaron las condiciones para autorizar publicidad a los medios, que se vieron sometidos desde entonces a complicadas prácticas burocráticas si aspiran al apoyo por publicidad oficial, recurso que permite subsistir.
En dependencias gubernamentales se rasuraron ya los presupuestos que van a figurar en el Presupuesto de Egresos para 2019 donde se verá reflejada la austeridad y adelgazamiento de la burocracia, que se aplaude por un lado, pero ¿cómo se resolverá el desempleo de muchos que esperaban en unos años jubilarse o percibir una pensión? Muchos que serán recortados llevan un promedio de 25 a 30 años de servicios al servicio del Estado.
¿Cómo resolverá López Obrador el cumplimiento de sus ofrecimientos de que los altos funcionarios del gobierno federal ganarán menos de cien mil pesos y los empleados y burócratas de mandos medios incrementen sus salarios? No ha comenzado aún la Cuarta Transformación y ya aparecieron las primeras víctimas.
Sin ánimo de ser aguafiestas, el grupo de transición deberá hacer una reingeniería en materia de calidad de vida y salarios de los trabajadores que toda su vida se desarrolló en la Ciudad de México y que a partir de estas fechas ya están perfilados al desempleo cuando sean notificados que están en las listas de los magnos recortes de personal que se avecinan en las dependencias federales que, además, posiblemente sean descentralizadas a otras ciudades de la República.
Aquí, dándole seguimiento al #TuppersChallenge. No cargaré al Senado de la República el costo de ninguna de mis comidas. pic.twitter.com/MwHNykiFg6
— Martí Batres (@martibatres) September 10, 2018