El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Medidas que no dejan de sorprender a los críticos de López Obrador
Propios y extraños, es decir, los que apoyan todas las medidas del presidente Andrés Manuel López Obrador y los que critican todo lo que hace o dice, se sorprendieron –y con razón– de su defensa a ultranza de las empresas que fueron invitadas a participar en la licitación de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco.
Durante la conmemoración del 81 aniversario de la expropiación petrolera, López Obrador anunció, para sorpresa de conocedores del tema petrolero, que el proceso para otorgar los contratos para la construcción de la refinería será bajo el mecanismo de licitación restringida, y que invitó a cuatro consorcios: Bechtel-Techint, WorleyParsons-Jacobs, la empresa Technip y KBR.
La sorpresa devino en escándalo, pues contravenía las intenciones de combatir la corrupción por parte del primer mandatario, quien ha sido explícito en el tema, pero no tomó en cuenta que los cuatro consorcios han sido señalados y acusados de corrupción en investigaciones periodísticas e internacionales durante sus actividades empresariales en otros países, todo lo cual contradice sus afirmaciones contra la corrupción.
En los 50 mandamientos para prevenir la corrupción, difundidos por la Cuarta Transformación, el punto 49 dice: «En las relaciones comerciales o financieras con empresas internacionales se dará preferencia a las originarias de países cuyos gobiernos se caractericen por su honestidad y castiguen, no toleren las prácticas de sobornos o de corrupción». Algunas de ellas lo hicieron con el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, en el caso Odebrecht.
De acuerdo con el diario Telegraph , Bechtel fue involucrado en un caso de corrupción en Abu Dhabi en 2017, mientras que The Sidney Morning Herald señaló en 2016 que la empresa WorleyParsons enfrentó acusaciones por haber incurrido en actos de corrupción para obtener contratos gubernamentales en países ricos en petróleo.
La americana KBR fue investigada por otorgar sobornos a servidores públicos de Nigeria a cambio de contratos para construir una planta de gas natural. Techint, conocida como el «Odebrecht argentino», ha sido investigada en Italia, Suiza, Brasil y Argentina por montar una red de sociedades offshore que se utilizaron para pagar sobornos.
En consecuencia, no se podía creer que durante la conferencia de prensa matutina López Obrador saliera en defensa de las empresas y dijo que “son las mejores del mundo y fueron seleccionadas luego de una investigación”.
«Esas cuatro han construido en promedio 150 refinerías cada una, son las que más experiencia tienen en la construcción de refinerías. No queremos casos como los de Odebrecht, no queremos casos de obras que están inconclusas o de empresas que no han cumplido», dijo.
López Obrador insistió en que se les investigó y son las empresas más serias en la materia para la construcción de refinerías en el mundo. «En México no hay nada (no hay denuncias, según él) y lo que debe de haber, como siempre, pues son contratos, debe de haber denuncias sin duda, en algunos casos, pero son empresas muy serias las cuatro que se escogieron», afirmó al ser cuestionado sobre si era falso que estuvieran vinculadas con un acto de corrupción.
Otro desconcierto se generó luego de que el presidente López Obrador se hubiera reunido en casa del vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez, con el yerno de Donald Trump Jared Kushner. Lo que realmente fue desconcertante fue la fusión de intereses neoliberales y los del nuevo gobierno que declaró el fin del neoliberalismo en otra conferencia mañanera.
Luego de concluido el régimen anterior en que Televisa construyó desde cero al candidato Peña Nieto que luego fue el presidente de México en el triunfal renacimiento del PRI, Estados Unidos y Televisa eran los representantes del neoliberalismo que combatió el candidato morenista que ganó las elecciones con un triunfo apabullante de más del 53 por ciento.
Lo cierto es que el tabasqueño olvidó la prudencia y la diplomacia en este encuentro que fue platillo fuerte de la comida de los críticos del nuevo gobierno porque nada justifica una reunión de trabajo del primer mandatario y el enviado del presidente de Estados Unidos en la casa de Bernardo Gómez, que podría tomar ventaja y aprovechar para su empresa, Televisa, información privilegiada en detrimento de otras empresas.
Al primer yerno de la Casa Blanca se le ha querido frenar en su activismo político a tal grado que John Kelly, quien fungía como jefe del gabinete gringo, gestionó que a Kushner se le prohibiera el acceso a documentación privilegiada y secretos de Estado, pues se le profesa una desconfianza por el temor de que tenga predisposición a utilizarla para intereses personales.
El motivo es que Kushner es accionista de rotativo The New York Observer y dueño de un negocio inmobiliario. Los políticos gringos temen que el yerno sea capaz de usar información privilegiada para favorecer sus intereses comerciales.
Kushner vino a México en representación de Donald Trump. Habló con el tabasqueño sobre la posible firma de entendimiento para impulsar la cooperación con el propósito de que haya inversiones, que se creen empleos y se impulse el crecimiento económico no sólo de México, sino también en los países centroamericanos, según el propio López Obrador, quien precisó que la cena fue en la casa de “un amigo en común”, Bernardo Gómez y estuvieron presentes el canciller Marcelo Ebrard y el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos.
Por otra parte, no se pudo entender cómo, si ya cambió el régimen, se siguen algunas prácticas del pasado, como pagar facturas políticas con quienes colaboraron en la campaña y ahora se ven “premiados” con encargos diplomáticos sin pertenecer al Servicio Exterior Mexicano. Seis de los 21 personajes que el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso al Senado para representar a México en distintos países de América Latina y el Caribe carecen de experiencia y no tienen carrera diplomática. Son los mismos políticos que en el pasado ocuparon embajadas y consulados pese a sus perfiles políticos.
Es el caso de Romeo Ruiz Armanto, el esposo de Layda Sansores, la actual alcaldesa de Álvaro Obregón por Morena. AMLO ofreció al expriista chiapaneco la embajada de México en Guatemala, y para ocupar la sede diplomática en Honduras, designó a David Jiménez González, quien en los años 90 era titular de la delegación Azcapotzalco mientras Marcelo Ebrard Casaubón –el canciller– era secretario general del PRI en el entonces Distrito Federal.
Jiménez González, fue alcalde de Cuernavaca, dos veces diputado federal y una vez senador, también es cercano a Yasmín Esquivel Mossa, recién nombrada ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en medio de una polémica. La magistrada fue coordinadora de asesores, primero mientras Jiménez González era subprocurador de Asuntos Jurídicos y Política Criminológica de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), y luego como diputado.
El oaxaqueño Raúl Bolaños-Cacho Guzmán es el tercer personaje sin carrera en el SEM ni experiencia internacional al que AMLO le ofreció el consulado de México en Sao Paolo, en Brasil. En julio pasado, el entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca fue acusado de haber retirado 70 millones de pesos de Impuesto Sobre la Renta retenidos a los trabajadores de la institución entre 2012 y 2014. Es padre de Raúl Bolaños Cacho Cué, senador del PRI.
La exdiputada Roselia Barajas Olea, bióloga de formación y fundadora del PRD, ocuparía la embajada de México en Costa Rica. Para la sede diplomática de México en El Salvador, AMLO propuso al exdiputado regiomontano Ricardo Cantú Garza, uno de los fundadores del PT, del que fue representante ante el Instituto Federal Electoral (IFE) en 2006 y 2012, y cuya bancada coordinó en la Cámara entre 2012 y 2015. Carlos Peñafiel Soto, como embajador en República Dominicana. Fue presidente de Morena en Querétaro y a la académica Raquel Serur Smeke le ofreció la embajada en Ecuador. Votamos por el cambio ¿o no?