El presupuesto es un laberinto
No al chantaje de universidades, ¿sí al de Trump, normalistas y taxistas?
Una veintena de universidades públicas se fueron a un paro de labores para presionar a la Presidencia de la República para que en lugar de recortar su presupuesto, se les incremente en 5 mil millones de pesos cuando se discuta el paquete fiscal para 2020.
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior exigió el pago de 17 mil 230 millones de pesos para que sus agremiados puedan cumplir con compromisos de pagos de nóminas y de operación de sus planteles.
El miércoles 9, sindicatos de 25 universidades estatales efectuaron un paro de labores para exigir a la Cámara de Diputados que se presupuesten recursos extraordinarios a sus casas de estudio para el próximo año.
Pero el presidente López Obrador tuvo una respuesta dura: “Esos son grupos de presión y así no es ya la cosa, ya cambió. Hay que revisar nada más cuánto es el presupuesto de cada universidad, cuánto fue lo que recibieron para este año, cuánto se está estimando que van a recibir el año próximo, y todos además estamos obligados a actuar con austeridad”, reiteró el presidente de la República.
Mientras se le cuestionaba al respecto en la conferencia matutina, López Obrador dijo abiertamente que “aunque paren en todo el país (las universidades) no vamos a ceder al chantaje” en tanto que ya tiene información detallada de los conflictos económicos por los que pasan las universidades públicas.
Indudablemente los rectores y académicos universitarios tienen conocimiento pleno de las carencias en sus respectivas casas de estudio, así como los trabajadores de cada una de ellas, pero para el primer mandatario la cuestión es no ceder a los chantajes.
Sin embargo, el The New York Times publicó el 7 de junio que la 4 T de López Obrador avanza en medio de presiones. “Atrapado entre diversas presiones, este sábado está convocando a los mexicanos para que se reúnan en la ciudad fronteriza de Tijuana con el fin de defender la dignidad de México y, al mismo tiempo, celebrar su amistad con los Estados Unidos”. Cedió a sus presiones.
Primero fue viaje del canciller Marcelo Ebrard a Washington para destrabar el conflicto generado en la mente suspicaz de Donald Trump que de la nada sacó un argumento para exigir que México acepte ser el tercer país donde permanezcan todos los migrantes que soliciten asilo en Estados Unidos, a lo que en el discurso oficial fue negado por López Obrador y por Ebrard, pero en los hechos, México ya es el tercer país y el gobierno mexicano aceptó todas las condiciones de la Casa Blanca, al pie de la letra. Fue un burdo sometimiento para contener a los migrantes procedentes de Centro y Sudamérica. Es el muro de Estados Unidos.
Para entonces era obvio el estancamiento en las negociaciones sobre lo que México podía hacer para detener la migración a través de su territorio, y el inminente ultimátum de Trump para imponer aranceles a todas las importaciones mexicanas si fracasaban las conversaciones. Pero se acabaron los temores por los aranceles cuando justamente cedió López Obrador a las presiones del presidente Donald Trump, de quien expresó desde las primeras conferencias de prensa en el Palacio virreinal que prefería mantener una relación cordial con el mandatario estadounidense. Y por lo que se vio después, fue un sometimiento para usar a la Guardia Nacional contra los migrantes con destino a Estados Unidos.
Desde abril a la fecha Donald Trump, que llegó a decir que por la seguridad nacional de su país, “estoy usando a México” para contener la migración centro y sudamericana a su país por así convenir a su campaña electoral y en respuesta, en Palacio Nacional resurgió la expresión trillada de “amor y paz” y una sonrisa absurda del primer mandatario, en lugar de una enérgica respuesta al agravio.
Luego vinieron las tropelías de los vándalos en las manifestaciones que desquiciaron la Ciudad de México para protestar contra la inseguridad que ha permitido el crecimiento del índice de crímenes como el feminicidio y otros delitos contra las mujeres. Posteriormente se repitieron los mismos destrozos a edificios de empresas en Paseo de la Reforma y la avenida Juárez con motivo de la conmemoración de los cinco años del caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Fueron los mismos vándalos que hicieron destrozos y de nueva cuenta la policía capitalina asistió como testigo presencial y no evitaron los destrozos de negocios que reportaron pérdidas millonarias por delitos que no fueron evitados porque ya no existe un cuerpo policial para contener los disturbios y los delincuentes quedan impunes a la vista de todos. Al día siguiente, no faltó la expresión lopezobradorista de “no vamos a caer en provocaciones; esos vándalos son unos conservadores”.
Poco después, las protestas de los taxistas, que por miles bloquearon la Ciudad de México sin que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaun impusiera restricciones a los manifestantes que desquiciaron la CdMx y la vida de millones de personas que no pudieron llegar a sus empleos. No hubo fuerza pública que evitara los bloqueos. Miles de taxis fueron estacionados en Reforma, las avenidas y calles del centro y el Zócalo.
La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo el viernes anterior no entender la razón por la cual al menos 10 mil taxistas se manifestarían ese lunes pues, aseguró, siempre ha habido mesas de diálogo.
La pregunta es: ¿dónde quedó el respeto a las leyes, al tan repetido y elogiado Estado de Derecho?, A riesgo de ser calificado de “neoliberar” o “conservador”, y además detractor del gobierno de López Obrador, éste es un espacio para cuestionar a ambos gobernantes, que han hecho a un lado el cumplimiento de las leyes que juraron cumplir y hacer cumplir.
La misma actitud vergonzosa ocurrió cuando normalistas de Tenería, Estado de México, se robaron unos 90 autobuses de pasajeros y secuestraron a los choferes en una abierta violación al estado de derecho al incurrir en robo de vehículos y secuestro de sus choferes, pero fue cuestión de llegar a Gobernación, donde fueron atendidos y dieron respuesta positiva a todos sus requerimientos, sin aplicar la ley a estos delincuentes a quienes debieron aprehender y encarcelar.
Este jueves 10 de octubre, a través de una carta, figuras como Noam Chomsky, la escritora hindú Arundhati Roy, el sociólogo Boaventura De Souza Santos y el filósofo Enzo Traverso, entre otros, cuestionaron que el presidente Andrés Manuel López Obrador ceda a presiones que conducen al “autoritarismo”.
“Eso, más que una estrategia de seguridad, parece una estrategia de guerra”, se lee en la carta, que también suscribieron el filósofo francés Michael Löwy, los escritores Juan Villoro y Javier Sicilia, así como los músicos Oscar Chávez y Francisco Barrios “El Mastuerzo”, entre otros.
“Los que nos sumamos a estas palabras creemos que un cambio en México no puede ocurrir bajo una sombra de pragmatismo político, cediendo ante presiones que llevan al autoritarismo, al despojo y a la violencia en beneficio del 1%, ni con la descalificación de voces críticas que con su autenticidad y consistencia se han ganado el respeto del mundo”, subrayaron.
Según datos del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Fayba), desde diciembre de 2018 el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador incrementó la militarización a territorios de Pueblos Originarios Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (BAEZLN), especialmente en la región de la Selva Lacandona.
El Frayba subrayó que en mayo pasado se duplicó el número de incursiones del Ejército mexicano a la sede en el Caracol de La Realidad, cerca de Las Margaritas, que incluye la incursión de vehículos del Ejército y sobrevuelos.
Más de 30 millones de mexicanos acudieron a votar por el cambio que ofreció López Obrador a quien se agradece su lucha contra la corrupción, el combate al huachicol, el apoyo a las personas de la tercera edad, a los campesinos y jóvenes a los que se capacita para el trabajo, pero también para que aplique el Estado de Derecho porque no puede haber diálogo y negociación con delincuentes que roban autobuses y secuestran a sus choferes a cambio de que López Obrador les conceda todo lo que le piden. La aplicación de las leyes no se puede negociar.