El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Para 2020 hay esperanza de saltar de la incertidumbre al crecimiento y desarrollo
Por: José Vilchis Guerrero
Finalizar 2019 e iniciar 2020 fue un paso en el que se pudieron ver los contrastes de un régimen que comenzó con medidas económicas drásticas como la suspensión del aeropuerto en Texcoco, lo que el sector privado consideró una afrenta porque los empresarios veían una veta de grandes negocios y en el imaginario popular se perfilaba como la gran solución a la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Pero ahí comenzó la desconfianza de los inversionistas, que frenaron sus impulsos.
A pesar de las declaraciones de “confianza” en el nuevo régimen y de los espectaculares anuncios de inversiones, fue evidente la desconfianza de los dueños del dinero, quienes dejaron de invertir paralelamente a la drástica reducción de la inversión pública en obras de infraestructura. Los propietarios de consorcios sólo se tomaron la foto en la que manifestaban su apoyo y formaron parte de un equipo de consultores en torno al Presidente de la República, a la cabeza de Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia. Carlos Slim sugiere inversión pública del 5% del PIB.
En todos los aspectos de la economía fueron muy activos y llevaron a feliz término las medidas del gobierno para sacar adelante las iniciativas del Jefe del Ejecutivo. Alfonso Romo declaró que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador sí consultó a la iniciativa privada en las últimas negociaciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá. Este jueves 2 de enero expresó que tiene esperanza de que en los próximos días el Congreso de Estados Unidos lo apruebe.
“Estuvimos totalmente en contacto con los empresarios, no podemos estar con todos, sino con sus representantes. Todos están encantados, el sector privado está muy contento; vean el tipo de cambio cómo reaccionó, la confianza se va a acrecentar, quitamos muchas dudas, y como en todas las democracias, si el 5% no está de acuerdo, ni modo”, comentó Romo.
Desde el primero de diciembre de 2018 y en los primeros meses López Obrador hizo referencia a la herencia maldita del conservador Felipe Calderón y del peñanietismo en materia económica, seguridad pública, educación pública y en materia energética como un desastre. Poco a poco fue asumiendo la responsabilidad en todos los aspectos. Todavía este jueves volvió a hacer la misma referencia: afirmó que como “saldo de la política neoliberal”, algunos estados y municipios del país recibieron las “arcas vacías y con mucha deuda” de anteriores administraciones, por lo que apenas les alcanza para cubrir sus nóminas.
Durante su conferencia matutina, afirmó que “la situación de varios estados es muy difícil porque muchos gobernadores recibieron las arcas vacías y con mucha deuda. En el periodo neoliberal se endeudó a los gobiernos estatales y municipales porque era parte del negocio que tenían los altos funcionarios públicos”. El mandatario puso como ejemplo los contratos para hacer obras, mediante Asociaciones Público-Privadas (las APP): “Las autorizaba Hacienda, nada más que les decían a los gobernadores qué empresas tenían que hacer las obras –hospitales, edificios públicos- y costaban muchísimo dinero… Para pagar esas obras, les hacían descuentos en sus presupuestos y así dejaron sin recursos a muchos estados”.
Sin mencionar entidades específicas, afirmó que “es tanta la deuda, que a veces no les alcanza ni para pagar la nómina. Hemos estado ayudándoles adelantando las participaciones federales”. Incluso, el tabasqueño dijo que “algunos estados están tan mal; les dejaron tan pobres las finanzas, que no están haciendo obras, no les alcanza”. Por el contrario, mencionó a Tlaxcala como un gobierno “ejemplar en el manejo de sus finanzas” pues no tiene deuda pública. No obstante, aclaró que ello se debe a que, por ley, no puede endeudarse”. Comentó que Querétaro se encuentra cerca de no tener deuda pública. “Son circunstancias de cada estado, pero sí, en vez de ayudarles, se les alentó para que se endeudaran”, agregó.
Aunque la crisis del primer año se reflejó en el crecimiento del desempleo y la escasa o nula inversión pública y privada por desconfianza de los empresarios y por la tenacidad de combatir la corrupción por parte del gobierno, hay indicadores que reflejan que no todo se perdió en 2019, pues en el primer año de gobierno de López Obrador, el peso logró apreciarse 3.86% frente al dólar impulsado por la disminución de tasas de interés a nivel global, el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, además de la firma del protocolo modificatorio del T-MEC.
En el último día del año, el billete verde se cotizó en 19.16 unidades en ventanillas bancarias. Podría decirse que durante el año la cotización del peso fue estable, a pesar de todos los eventos que generaron volatilidad en los mercados financieros a nivel global, señaló el Banco Base.
A pesar de los movimientos en el año, agregó, el tipo de cambio ha mostrado estabilidad en comparación con años previos debido a dos factores como la postura restrictiva de Banco de México que ha evitado que se observen flujos de capitales negativos en la cuenta financiera, a pesar de los recortes a la tasa de interés y al superávit comercial, que ha permitido la mayor entrada de divisas extranjeras a México.
Aunque el 2019 fue un año en el que el peso recuperó terreno frente a la divisa norteamericana, en la década, el peso mexicano acumuló una depreciación de 44.3% o 5 pesos y 80 centavos, ya que el primero de enero de 2010 el peso cotizaba cerca de 13.09 pesos por dólar. Según el Banco Base, en promedio, peso se ha depreciado de manera anual 4.2%, siendo 2016 el año en que se observó la mayor depreciación, cuando la moneda mexicana perdió 20.45% o 3 pesos y 52 centavos.
Fue entre 2013 y el 2016 cuando la Fed frenó sus estímulos monetarios y comenzó a normalizar su tasa de interés, mientras que a finales de 2016 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos que dieron la victoria a Donald Trump, elevando la incertidumbre con respecto a la estabilidad económica en México. Para el 2020 existen estos riesgos para el tipo de cambio:
El proceso de juicio político en contra de Trump; la ratificación del T-MEC en Estados Unidos; la continuidad de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y sus efectos negativos sobre el crecimiento económico global. También se encuentran la estabilidad del sistema financiero estadounidense; las elecciones presidenciales en Estados Unidos; la debilidad del crecimiento económico en México, la estabilidad de los precios del petróleo y el riesgo de presiones a la baja.
No obstante, el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) aseguró que el estancamiento de la actividad económica en el país continuó durante diciembre pasado. De acuerdo con el organismo empresarial, los datos del Indicador IMEF Manufacturero, dados a conocer este jueves 2 de enero, sugieren que el estancamiento de la actividad económica, registrada durante la mayor parte de 2019, continuó durante el último mes del año, tanto en el sector manufacturero como en el no manufacturero, si bien la debilidad pareciera ser ligeramente mayor en el primero.
En diciembre, dicho indicador registró un aumento de 0.2 puntos, para ubicarse en 46.8 unidades, con lo que se mantuvo en zona de contracción (menos de 50 unidades) por octavo mes consecutivo. A su interior, dos componentes del Indicador Manufacturero registraron disminuciones relativamente importantes. Por una parte, el subíndice empleo cayó 3.4 unidades, para quedar en 41.0 puntos, el nivel más bajo desde enero de 2019, y permaneció en zona de contracción por décimo mes consecutivo.
Por otra parte, el subíndice entrega de productos descendió 2.7 unidades, para cerrar en 50.7 unidades y mantenerse en zona de expansión por cuatro meses consecutivos. El Indicador IMEF es un índice de difusión que evalúa el entorno económico con base en una encuesta de cinco preguntas cualitativas.
En particular está construido para ayudar a anticipar la dirección de la actividad manufacturera y no manufacturera en México y, a partir de la evolución esperada de esos sectores, inferir la posible evolución de la economía en general en el corto plazo. Tal indicador varía en un intervalo que va de 0 a 100 puntos, y el nivel de 50 puntos representa el umbral entre una expansión (mayor a 50) y una contracción (menor a 50) de la actividad económica. En principio, cuando el índice se encuentra por encima del umbral, un aumento se interpreta como señal de una expansión futura más rápida; cuando el índice se encuentra por debajo del umbral, un incremento se interpreta como señal de una contracción futura más lenta.
Sin embargo, frente a las triunfalistas declaraciones de López Obrador sobre el incremento de las remesas, éstas rompieron su racha positiva de los últimos tres años al caer 2.25% anual, con un ingreso de dos mil 898 millones de dólares en noviembre pasado, según datos del Banco de México (Banxico). Se trata de la primera variación negativa desde marzo de 2016. De acuerdo con el análisis del Grupo Financiero Monex, a lo largo de 2019 el indicador enfrentó dificultades para avanzar ante un panorama de incertidumbre al que se añadieron las disrupciones en el mercado laboral producidas por la huelga de General Motors, del 16 de septiembre al 25 de octubre pasado. Analizando las cifras en pesos mexicanos, la caída en noviembre resultó de mayor magnitud, ya que disminuyó en -5.7% frente a noviembre de 2018.
“Este comportamiento se debió en parte al desempeño del tipo de cambio, pues a lo largo de noviembre de 2018 la divisa mexicana se depreció cerca de 2.0%, ganando 38 centavos entre el primero y el último día. Lo anterior, luego de que el 28 de octubre se oficializara la cancelación del aeropuerto de Texcoco, lo que originó una elevada volatilidad en los mercados financieros nacionales durante el mes siguiente”, explicó Monex.
Así fueron los contrastes de la 4T cuyo objetivo sigue siendo la lucha contra la corrupción. Para 2020 hay esperanza de desarrollo y crecimiento. Así lo creen muchos. Veremos.