Contexto
Seguridad pública, cuenta pendiente de la 4T
Confirmado. La seguridad pública sigue siendo una cuenta pendiente de la 4T. Y concretamente, la deuda es también con los periodistas. Casi al finalizar la conferencia de prensa del miércoles 5 de febrero, el periodista sinaloense Paúl Velázquez Benítez clamó ante Andrés Manuel López Obrador: “Presidente, a los periodistas nos están matando. Los periodistas de investigación no somos trofeos para que los gobernantes corruptos nos anden cazando”.
Le dijo al primer mandatario que sus amigos le sugieren que frente a los ataques de que ha sido víctima, busque el asilo político en Estados Unidos, Canadá o Europa, pero “yo le digo que no me quiero ir de mi país, necesitamos justicia, estoy convencido que para cambiar a México hay que estar aquí, no desde el exilio. Presidente, nos están matando, no lo olvide, por favor”.
El también activista mochitense recordó su participación del pasado martes 2 de abril en el mismo espacio frente al tabasqueño en la que denunció actos de corrupción de una red de facturación falsa en el SAT que lideraba el alcalde de Ahome, Manuel Guillermo Chapman Moreno.
“Pues la respuesta que usted me dio se convirtió en una predicción cuando habló del peligro que corremos los periodistas del país cuando regresamos a nuestras ciudades porque ahí están los que estamos denunciando”. Varios de los informadores ahí presentes fuimos a estrechar su mano.
Recordó que AMLO le dijo que las banquetas son demasiado angostas, “tan angostas, que hace 48 días al salir de la farmacia Guadalajara, a 300 metros del estudio de grabación mío, un sujeto me esperaba en la banqueta detrás de un auto, puso una pistola en mi cabeza y disparó; me dieron por muerto y huyeron. Por obra de Dios, 6 segundos después, lo sabemos por un video de un comercio de enfrente, recuperé la vida y pedí ayuda”.
Destacó que permaneció 22 días internado en un hospital privado, 12 de ellos en terapia intensiva con respirador y traqueotomía, 16 días sin poder hablar, 19 alimentado por una sonda y un popote, “esto nos pasa a los periodistas de investigación, Presidente, por denunciar los fraudes que se hacen a las haciendas públicas”.
Este periodismo se reconoce y hasta se premia, dijo. “En México los gobernantes corruptos nos lo quieren cobrar con nuestras propias vidas. Usted ha repetido la frase de que el que la hace la paga; no vengo aquí a pedirle venganza, solo le quiero recordar que usted nos prometió justicia en este país”.
Velázquez Benítez señaló que a poco más de un mes de su atentado, en Sinaloa las investigaciones, no sólo parece que no avanzan, ni siquiera han iniciado, “la impunidad es a tal grado que la semana pasada el alcalde Chapman vino a la Ciudad de México a buscar a su amigo, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena para que este entrometa sus manos en la Fiscalía General de la República para quedar impune; he denunciado al alcalde como el autor intelectual del atentado en mi contra”, informó.
Luego del relato de Paúl Velázquez Benítez, el mandatario dijo que se seguirán enfrentando los hechos criminales, puesto que es la principal preocupación y ocupación de su gobierno y se comprometió con el activista a que su caso en particular será atendido sin influyentismos.
“Te lo comento con toda mi autenticidad y vamos a pacificar el país, es el gran desafío, el gran reto y se tiene que acabar la impunidad y en tu caso particular que cuentes con nosotros para que se haga la investigación, que no haya influyentismo de ningún tipo, que sepas a ciencia cierta que no hay ningún poder en México que esté por encima de la justicia”.
Ahí mismo dispuso que se investigue y se conozca a los autores materiales y los intelectuales para que haya castigo, sea quien sea, porque “nosotros llegamos aquí después de luchar muchos años por la justicia y no tenemos compromisos con grupos de intereses creados, ni con compañeros de partido, ni con amigos, ni con familiares”.
Reiteró la frase que a López Obrador le ha valido burlas y críticas en los medios tradicionales y en las “benditas redes sociales”: Yo ya no me pertenezco, “yo tengo una misión que cumplir y no le voy a fallar al pueblo, son temas que duelen mucho, yo quisiera que estas cosas no sucedieran en nuestro país; desgraciadamente no vivimos en una sociedad perfecta, tenemos que aspirar a eso, a buscar una sociedad mejor y lo vamos a conseguir y lo tenemos que conseguir con la participación de todas y todos”.
Frente a la realidad de un país que desde hace casi 20 años ha vivido en el terror que fue avivado con la imbécil medida de retar al crimen organizado por el panista Felipe Calderón, quien sin medir las consecuencias le declaró la guerra al narcotráfico y convirtió al país en territorio de fosas clandestinas y ejecuciones diarias, la 4T se ha visto rebasada por el crimen organizado.
Pero López Obrador inició su administración con frases que reflejan su intención de evitar a toda costa la confrontación directa que deje saldos de muertos y heridos para cambiar la estrategia calderonista de los “daños colaterales” que se tradujeron en más de cien mil muertos y miles de desaparecidos en un país de viudas y huérfanos.
Pero insiste en lo ideal: “Tenemos que frenar el derramamiento de sangre; esto no puede seguir así y todos podemos ayudar, en las familias, en nuestros centros de trabajo, en los medios de información, todos ayudar a darle la espalda a la violencia, a procurar la paz, tenemos que hacer este esfuerzo. Vengo insistiendo en que la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia; venimos actuando de esta manera en las escuelas, en todos los apoyos a los jóvenes, para que haya bienestar, que haya trabajo, nuevos ejemplos, que se fortalezcan los valores”.
López Obrador se refirió a su mentada Constitución Moral y dijo que ya se están recogiendo los sentimientos y opiniones para su elaboración. Anunció que se va a presentar un proyecto a discusión, a consulta y aprobación en su caso, “porque necesitamos fortalecer los valores, nada de prepotencia, nada de uso de fuerza, nada de corrupción, que castigue a los responsables” en un país ideal, el México profundo que todavía no existe.
Pero el grito angustiado de Paúl sigue latente. Porque a los periodistas nos están matando y aunque ya se giró la instrucción al fiscal Alejandro Gertz Manero, todavía falta que se instrumenten las medidas para garantizar la libre expresión. Ahí está el caso del académico Sergio Aguayo, sentenciado a pagarle 10 millones de pesos a un tal Humberto Moreira de reconocida trayectoria priista, con amigos influyentes en el Poder Judicial Federal. Y mucho dinero que se presume mal habido.