Masonería y catolicismo, nuevamente en la encrucijada
Ruiz Esparza perdió brillo, cayó en el socavón
La imagen de Gerardo Ruiz Esparza comenzó a dejar de ser la del secretario de Comunicaciones y Transportes y se fue desdibujando al paso de una comparecencia en la que los lobos –así parecían los diputados federales- que militan en Morena, Acción Nacional, Partido del Trabajo y Encuentro Social lo fueron devorando paso a paso por el socavón del paso exprés: le llovieron los insultos y no lo bajaron de mentiroso, corrupto, opaco, depredador, vende patrias y que se proceda penalmente en su contra para que termine sus días en la cárcel. Y luego vinieron los insultos por el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y su consulta.
Las cámaras del Canal Judicial encima de Ruiz Esparza dejaban ver a un hombre frágil, a punto del llanto, mientras los gritos lo calificaban de inepto y corrupto. Fueron las horas más largas de tortura que hubiera vivido antes frente al pleno de la Cámara de Diputados con motivo de la glosa del VI Informe. Los priistas entonces blandieron sus argumentos para salir en su defensa, pero se dieron cuenta que pesaban más los de la mayoría. Ruiz Esparza volvió a caer en el socavón.
Con la espada desenvainada, el diputado federal morenista del primer distrito de Morelos, Alejandro Mojica Toledo, pasó a tribuna para echarle en cara al titular de la SCT que sin razón aparente, se duplicó el costo del Paso Exprés porque estuvo mal planeado y no sólo eso, se agregó el ingrediente de la corrupción, pues por arte de magia pasó de un costo original de mil 45 millones de pesos a 2 mil 350 millones de pesos.
De acuerdo a cifras oficiales de la SCT, por ahí circulan en promedio cada 24 horas 104 mil vehículos, de los cuales el 70 por ciento es tráfico local y el 30 por ciento restante de largo itinerario, y a la fecha han muerto 36 personas a partir del socavón que se originó el 12 de julio de 2017. Cuando Ruiz Esparza acudió al lugar, se enteró que faltó planeación y se safó de la responsabilidad, pues “esto suele suceder en cualquier parte donde se construye y luego surgen los detalles ocultos”, dijo en aquella ocasión frente a las cámaras de televisión.
“Ineficiencia, corrupción, soberbia, esa es la marca que usted Gerardo Ruiz Esparza dejó grabada en el pavimento del mal llamado Paso Exprés, pero el peor agravio es el que usted es cómplice y mantiene sus manos sucias de sangre por el colapso del tramo 93.857 del Paso Exprés”, le espetó Mojica Toledo.
Con el rostro contraído por la rabia o la desazón, Ruiz Esparza respondió que la vía tuvo un precio de mil 700 millones de pesos con lo que su costo adicional fue de 600 millones de pesos por obras que se realizaron en la zona como drenajes, obras hidráulicas y un colector. Rechazó que el socavón haya provocado la muerte de dos personas. O sea, se fue contra las evidencias que aportó la investigación judicial del caso.
El legislador Mojica Toledo replicó entonces e hizo un teatral acto en el que dijo con solemnidad fingida: “me piden diferentes organizaciones de Morelos que le entregue este reconocimiento que dice: a la ineptitud y corrupción del Paso Exprés de Cuernavaca. Felicidades por este reconocimiento, señor secretario”.
El legislador Javier Borrego Adame, también de Morena, secundó a su colega y le reclamó al titular de la SCT de mentir y engañar al Congreso con “cifras falsas, hechos de triunfos simulados”, y clamó al cielo para que de inmediato “se le denuncie ante las autoridades del Ministerio Público”.
Y en consecuencia, del socavón del paso exprés, pasaron los legisladores al incómodo tema de la consulta que se efectúa desde el 25 al 28 de este mes y como de esperarse, fueron los impacientes priistas los que sacaron el tema para calificar de inconstitucional el ejercicio democrático que organiza el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador junto con su equipo.
Por supuesto, ellos no entienden que en la consulta López Obrador y su equipo pretenden que los ciudadanos elijan de manera libre por la opción de Santa Lucía, menos costosa, o la nueva terminal aérea de Texcoco, a un costo multimillonario, que tendríamos que llevar a cuestas los mexicanos por quién sabe cuántos años, como ya ocurrió con el Fobaproa, para cuya aplicación el ex presidente Ernesto Zedillo con consultó a los contribuyentes si queríamos absorber la deuda de los banqueros para que ellos sigan ganando miles de millones de pesos cada año con lo que después se denominó IPAB. Los priístas reclamaron al próximo gobierno y a los morenistas asumir los costos por suspender la obra del NAICM sin simular una encuesta.
Ruiz Esparza recuperó un poco la cordura y se plantó al frente para decir que a la construcción del nuevo aeropuerto internacional México se le ha invertido cien mil millones de pesos y se han contratado 175 mil millones de pesos, y que en su primera etapa –no precisó cuándo sería esa “primera etapa”- atenderá hasta 70 millones de pasajeros y su capacidad máxima será de 125 millones de usuarios, y aseguró que hay recursos para cubrir las necesidades financieras entre 2018 y 2020.
Informó que en el NAIM trabajan 307 empresas, de las cuales 90 por ciento son mexicanas que aportan beneficios sociales, como la generación de más de 45 mil empleos, con una proyección de 60 mil al término del año, y se ha beneficiado de manera directa a 17 mil personas a través del programa de Empleo Temporal. Mientras dure en obra, el NAIM generarán un total de 160 mil empleos y en su máxima etapa de operación 450 mil.
EL petista Gerardo Fernández Noroña, ya conocido como experto en la diatriba desde la tribuna, señaló que el aeropuerto de Texcoco es la cara de la corrupción, de la negligencia criminal de Ruiz Esparza que ha costado vidas de mexicanos desde que Enrique Peña Nieto fue gobernador del Estado de México y fustigó con violencia a hombres y propició que fueran violadas las mujeres de San Salvador Atenco, porque desde Vicente Fox y luego con Felipe Calderón los campesinos de las poblaciones que afecta al NAIM se han opuesto a la obra que ahora Peña Nieto ha entregado al hombre más rico del mundo, Carlos Slim, que ni siquiera paga sus contribuciones, pues paga 6 por ciento de impuestos sobre producto de la renta, cuando el pueblo paga mínimo 30 por ciento. Son unos saqueadores, son unos desvergonzados”.
Desde sus curules, otros legisladores de Morena y del PT reclamaban que se procediera penalmente contra Ruiz Esparza, a lo que Fernández Noroña hizo eco, pues dijo en cualquier país medianamente democrático y legal, Ruiz Esparza, habría sido destituido y enviado a la cárcel por su mala gestión frente al socavón del paso exprés y el nuevo aeropuerto. Socarrón, comentó: “A mí me preocupa que se vaya a la cárcel porque va a descomponer a la comunidad penitenciaria, es un criminal peligroso. Malas mañas”.
Al referirse al tren México—Toluca, espetó: “además de que arrasaron el bosque del campo militar número 1-F y querían venderlo en mil millones de dólares. No tienen llenadera. Son unos saqueadores, son unos vividores del pueblo. Son verdaderamente intolerables”.
Ruiz Esparza reacción y trató, sin éxito, de justificarse: “No me corresponde a mí defenderme. Creo que mi carrera en el servicio público, de casi 50 años, es la que habla de lo que se ha logrado, de lo que no se ha logrado. Creo que en buena medida se han tenido resultados que me han sido exigidos por mis superiores y he tratado de cumplir con ellos, siempre con honorabilidad. Tengo totalmente mis declaraciones de bienes, tengo mis declaraciones patrimoniales presentadas en tiempo y en forma. Es el juicio de la historia. Si hay algo indebido, ya lo dirán, no soy yo el que debe en un momento dado hacerlo”.
El diputado panista Mario Mata Carrasco expresó que en la SCT ha habido “conflicto de intereses, actos de corrupción, incertidumbre a los inversionistas, opacidad e impunidad” como el satélite Centenario que costó 400 millones de dólares y que el cohete que lo transportaba explotó poco después de despegar. No hubo daños económicos ni de servicio por un seguro de cobertura amplia, pero sí opacidad al no darse a conocer oportunamente, le reclamó con dureza.
San Lázaro para entonces era un hervidero. La mayoría de legisladores le espetaban a Ruiz Esparza su mediocridad e ineptitud. Los calificativos se agotaron para reclamarle al funcionario que la corrupción del presente gobierno mantiene sumidos en la miseria a los mexicanos. Y así pasaron las horas de una larga comparecencia que parecía interminable para Ruiz Esparza. Quería llorar.