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CIUDAD DEL VATICANO, 13 de abril (Quadratín México).- Un mes después de ser designado como el sucesor de Benedicto XVI, el Papa Francisco nombró hoy a un grupo de ocho cardenales para asesorarle en la reforma del gobierno central de la Iglesia, sacudida por una serie de escándalos por corrupción e intrigas.
Los asesores apoyarán al sumo pontífice argentino y jesuita sobre el análisis e implementación de reformas estructurales que renueven la credibilidad de la Iglesia católica ante los ojos del mundo.
El jerarca eclesiástico, quien hasta ahora no se había pronunciado públicamente sobre el tema, pasa hoy a la acción, tal como habían exigido los casi 90 cardenales de los 115 que lo eligieron como pontífice en el cónclave.
Los consejeros cardenalicios iniciarán su primera reunión del 1 al 8 de octubre, señal de que tendrán todo el tiempo necesario para estudiar los asuntos más delicados.
El grupo está compuesto por cardenales de los cinco continentes y está coordinado por una de las mayores personalidades de la Iglesia latinoamericana, el hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, presidente de Caritas Internationalis, conocido por sus posiciones a favor de una renovación del gobierno central de la Iglesia.
Otro de los asesores es el chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile, con experiencia en la maquinaria vaticana, al haber desempeñado cargos en la década de los 90 como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y miembro de varios dicasterios pontificios como el de Laicos, de Emigrantes e Itinerantes, para los Operadores Sanitarios.
Para responder a los cambios que la institución exige, el Papa también incluyó a un purpurado ejemplar, el estadounidense Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, fraile capuchino que habla perfectamente español, espiritual y severo, quien se pronunció abiertamente contra las intrigas y juegos de poder de un Vaticano dominado desde hace siglos por los tejemanejes de purpurados italianos.
Otros asesores son el italiano Giuseppe Bertello, un hábil diplomático, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el indio Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, el alemán Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising, el congoleño Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, y el australiano George Pell, arzobispo de Sidney.
Los cardenales revisarán la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” sobre la Curia Romana de 1988, promulgada por Juan Pablo II, precisa la nota divulgada por la Secretaría de Estado.
El Papa Francisco tiene claro que fue elegido para recuperar la autoridad perdida, por lo cual deberá iniciar una suerte de revolución pacífica y romper con el viejo lema que sostiene que “los papas pasan pero la Curia queda”.
El jefe máximo de la Iglesia recibió de manos de su predecesor, Benedicto XVI, el informe ultrasecreto de 300 páginas realizado por tres intachables cardenales, en el que en el que se describen las luchas internas por el poder y el dinero, así como el sistema de chantajes basados en debilidades sexuales, según las filtraciones de prensa.
No se descarta que el Papa termine por reducir los dicasterios (ministerios) y consejos pontificios de la Curia y se atreva a prescindir del controvertido Banco del Vaticano, acusado de blanqueo de dinero, y lo convierta en una banca ética, dedicada sólo al microcrédito, como exigen amplios sectores católicos.
El momento crucial para los cambios será cuando designe al nuevo Secretario de Estado, la mano derecha del pontífice, que por tradición maneja los asuntos más complejos del papado.
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