Escenario político
Lo bueno y malo de la cerveza
No hace mucho que la industria cervecera presumía de ser netamente mexicana y de estar entre las mejores del mundo. Sigue en el rubro, pero al ritmo de la actual administración –que enajenó el petróleo –la bebida espumosa pasó a ser de propiedad de compañías extranjeras y, al parecer, todo está cambiando para mal de los productores, de obreros y de empleados mexicanos, más no sucede así con los actuales dueños de Grupo Modelo y de Cuauhtémoc Moctezuma.
El primer grupo pertenece ahora a una firma belga brasileña que se denomina Ab InbeV, y el otro grupo a Heineken. Ambas llegaron con grandes inversiones en México, basta señalar que los belgas levantan en Zacatecas la planta cervecera más grande del mundo y que su ambición llega hasta el estado de Yucatán donde construye una fábrica de envases de aluminio. Para los dos proyectos ha considerado invertir alrededor de 5 mil millones de pesos.
Heineken hace lo propio en el estado de Chihuahua, para construir una factoría con inversión mayor a los 7 mil 350 millones de pesos. Grupo Modelo cuenta con 18 marcas cerveceras y seis fábricas, igual que Cuauhtémoc que opera en Veracruz, estado de México, Jalisco, Sonora, Baja California y Nuevo León. De acuerdo con CNN Expansión, México ofrece garantías tributarias, fiscales, legales y de inversión para toda la entrada de este capital.
No es poco lo que se busca: convertir a México en la principal potencia cervecera a nivel mundial, aunque esa industria no sea de mexicanos. Por el momento, el país se ubica en el sexto lugar, a punto e rebasar a Rusia y Alemania para sólo quedar atrás de China, Estados Unidos y de Brasil. No obstante, es el principal exportador de cerveza en el planeta. Todo esto a costa ¿de qué?
Resulta que, en 2015, los productores e cebada lograron un precio de 4,300 pesos la tonelada producida en los estados de Zacatecas, Durango, San Luis Potosí, estado de México, Tlaxcala e Hidalgo, entre otros. Lo pactado fue en abril de ese año, un mes después los campesinos cebaderos del Bajío y del Altiplano dejaron de sembrar 80 mil hectáreas por el bajo precio de compra por parte de las compañías extranjeras, pues, lo ofrecido se redujo a 3,700 pesos, insuficientes para cubrir los costos de producción que es de 20 mil pesos por hectárea con una producción de 6 toneladas. Dignos, los productores optaron por cultivar trigo.
Esto difícilmente sucedía con anterioridad, cuando la industria estaba en manos de mexicanos, lo que hizo florecer la agricultura por contrato con os cebaderos, a los que compraban incluso antes de cosechar. Hoy los industriales extranjeros han preferido importar la cebada de Francia y pagarla a 5,500 pesos la tonelada que comprarla a precio justo a los campesinos mexicanos.
La demanda anual de cebada es por un millón 200 mil toneladas, la producción anual que es de altibajos oscila alrededor de 800 mil, pero hay ocasiones en que se deben importar hasta 700 mil toneladas con un valor que supera los 3,780 millones de pesos. Para el cierre de 2015 se calculó una venta, únicamente en el mercado nacional, de 7 mil millones de litros de cerveza, ventas que significaron 294 mil 300 millones de pesos, lo que equivalía a 22 mil 367 millones de dólares. Las ganancias de los extranjeros fueron a costa de los campesinos mexicanos.
Pero también de los obreros. Resulta que desde hace tiempo la trasnacional belga-brasileña que opera Grupo Modelo se niega a dar un justo reparto de utilizadas bajo el argumento de que sus ventas han caído, cuando especialistas citados por Enrique Laviada sostienen que se han elevado 14 por ciento en promedio anual.
Nadie lo duda. Si no para qué invertir tanto en un país donde se caen las ventas, cuando el precio de la cerveza al público no ha dejado de elevarse, los empresarios extranjeros han reducido sus gastos de producción y, como dice Laviada que investigó sobre el tema, su política empresarial ha incluido despidos masivos, presiones laborales excesivas; acoso y sobreexplotación de la fuerza de trabajo, reducción de prestaciones y de beneficios laborales a obreros y empleados en quienes se cumple la sentencia “todo con exceso nada con medida”.
No es todo. Hay que decir que para producir 100 litros de cerveza se requieren 324 de agua. Y Grupo Modelo consume por año 16 mil 600 millones de litros en Zacatecas, lo que saciaría la sed de millones de mexicanos que carecen del vital líquido y, tal vez, con sacrificios juntan para comprar el líquido tradicionalmente amarillento.
¿Por qué no?, han de argumentar muchos, si se asegura que la cerveza nutre, es saludable para el corazón, disminuye los triglicéridos y el colesterol, reduce la coagulación de la sangre, mejora la densidad ósea; contiene proteínas, fibra, nada de grasas ni de hidratos de carbono y, sobre todo, vitaminas.
Posiblemente todo esto sea cierto. Lo malo de la cerveza, lo saben los obreros y productores campesinos para la industria –también los consumidores por aquello de la carestía del producto— es el comportamiento de sus actuales dueños.