Poder y dinero
La Privatización del Sector Salud
Perdido entre la abrumadora información sobre los maestros disidentes, hay otro movimiento cada vez con más fuerza y que cuenta también con el apoyo de la mayoría de la población, que es víctima de lo que se pretende oficializar. No es para menos. Se trata de la privatización de todo lo que tiene que ver con la salud y que es obligación del Estado proporcionar.
Resulta que con el argumento de aplicar un nuevo Sistema Universal de Salud, desde que inició la administración de Enrique Peña Nieto lo único que se ha universalizado en México son la falta de hospitales y de médicos; la carencia de los principales insumos para curar, como gasas y alcohol. Y no se diga de los medicamentos que deben salvar la vida de pacientes, pero que no hay en el IMSS, el ISSSTE o los establecimientos del llamado Seguro Popular, a pesar de las cuantiosas y millonarias adquisiciones que se han hecho en el sector público sobre la materia. Por lo tanto, hay que comprarlos en las farmacias y, algunos, son carísimos. Igual sucede con las ambulancias, las radiografías, los análisis químicos y las diálisis, entre otros.
Conscientes de su realidad, médicos, enfermeras y técnicos de las instituciones mencionadas realizaron un paro nacional y marchas en las principales ciudades del país en protesta por las malas condiciones en que laboran, la criminalización hacia ellos, debido a que muchos enfermos mueren a causa de las carencias para operarlo. Cabe señalar que el movimiento cobró vida en 2014, cuando en Jalisco 16 doctores del Instituto Mexicano del Seguro Social fueron acusados de negligencia y, para quitarles la acusación, les pedían, acusaron, 4 millones de pesos a cada uno. De ahí surgió #Yo Soy Médico 17. Pero los problemas en el sector son de muchos años antes.
Lo mismo que con la educación, la orden de privatizar viene de fuera, y coincidencia, del Fondo Monetario Internacional (FMI) que instruyó descentralizar los servicios e intercambiarlos entre las instituciones mencionadas, así como subrogación de los mismos a la iniciativa privada. Desde entonces médicos, enfermeras y técnicos luchan por la defensa de sus derechos laborales y por la otorgación adecuada del servicio a todos los derechohabientes, conceptos que para el gobierno sólo son un lastre que hay que desaparecer.
Gustavo Leal, doctor en Economía que se ha especializado en el estudio de la salud en México no se ha cansado de manifestar que desde el gobierno de Miguel de la Madrid se empezó a destruir el Sistema de Seguridad Social y lo que impera es el abandono de la atención médica en el país. El desmantelamiento lo concretó Ernesto Zedillo con su reforma al Seguro Social que privatizó las pensiones con el surgimiento de las Afores, sostiene el investigador de la UAM-Xochimilco. A esto siguió una reforma a Ley General de Salud, impulsada por el panista Vicente Fox, únicamente para afiliar, no curara. Después, en 2007, Felipe Calderón hizo lo suyo con el ISSSTE y redujo el monto de las pensiones de los trabajadores del Estado.
El mismo Gustavo Leal Fernández encontró en sus investigaciones la privatización del servicio médico por parte de Petróleos Mexicanos, además de que está la propuesta por parte de aseguradoras a la Secretaría de Hacienda a fin de que todos los inscritos en el Seguro Popular sean mudados a los negocios particulares, a cambio de entregar a éstos el subsidio correspondiente, lo que ya sucede en el estado de Hidalgo con MediAcces que monta clínicas de primer contacto y pone la infraestructura sin dejar de aprovechar la del propio gobierno hidalguense.
“El 17 de abril de 2015, PEMEX contrató a MediAcces –con 1,200 millones de pesos–, para que preste los servicios, en su propia red privada a 108 mil derechohabientes en 90 ciudades”, dice Gustavo Leal, quien agrega que ahora Peña Nieto quiere afiliar a 7 millones de estudiantes de nivel medio al IMSS sin fortalecerlo económicamente, lo que sí hace con el Seguro Popular, además de que ya se construyen “costosísimas edificaciones hospitalarias con esquemas de asociación público/privada”.
El propio investigador sostiene que lo que pasa en el sector salud obedece, sobre todo, a la mala administración de las cuotas de los millones de trabajadores que cotizan pero no ven reflejadas sus aportaciones en una buena atención. Al contrario, deben esperar hasta un año para ser operados; los diabéticos e hipertensos, entre otros, están a la espera de sus medicinas y los que deben realizarse diálisis por insuficiencias renales ven con tristeza como los dejan sin aparatos. Así, el sistema de salud creado hace 73 años se encuentra también enfermo y, de acuerdo con el CONEVAL, deja de proteger a 25 millones de mexicanos de los 91 millones de afiliados.
A muchos de ellos se les ve, en los módulos de atención de las clínicas, tristes y enfermos, sin butacas para descansar, acompañados de sus familiares angustiados. Esperanzados, algunos escuchan: “familiar de Luis Antonio Aparicio…pase; familiar de Agustín Pineda…pase”. Los hay mujeres, ancianos, niños. Con parches en los ojos, vendados, con muletas, en sillas de ruedas, Otros en las áreas de urgencias esperan tirados en el piso, sin nada que les cubra del frío nocturno y en espera de que haya una cama que ocupar. Lamentable.