Corrupción: un país de cínicos
Día Internacional de los Pueblos Indígenas, los olvidados de siempre
Hoy se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas establecido por la Organización de las Naciones Unidas desde 1995. En México son casi 17 millones los que representan al sector más pobre y marginado, víctima del crimen organizado y de empresas trasnacionales que se quedan con sus minas, selvas, bosques, ríos y otros recursos naturales, tal y como sucedió durante La Conquista iniciada hace 524 años.
En su mensaje con motivo de la fecha, la institución internacional reconoce la discriminación sistemática a que se enfrentan, la negación de sus derechos a la tierra y a los territorios, el acceso insuficiente a servicios esenciales, la estigmatización de su identidad cultural; la falta de respeto y reconocimiento a su patrimonio y sus valores, en particular en los libros de texto y otros materiales educativos.
La ONU pide no dejarlos atrás en lo que respecta al desarrollo sustentable, lo que en México está lejos de cumplirse. Por ejemplo, en su mayoría son totalmente pobres, padecen de hambre y desnutrición, pocos han terminado la educación primaria, la salud es uno de sus principales problemas y la falta de empleo también.
Se han acostumbrado al sufrimiento, aunque también se han rebelado como sucedió con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (FZLN) de Chiapas en 1994, confirmando que la violencia indígena es legítima defensa, de acuerdo con el obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes.
Sucede que desde 1992 en que Carlos Salinas de Gortari reformó el artículo 27 constitucional para permitir la privatización de la tierra en México, los indígenas son agobiados por las compañías extranjeras que se han apropiado del 70 por ciento de las concesiones mineras que hay en el país y que comprenden 90 millones de hectáreas. Son de Canadá, Estados Unidos, China, Australia y Japón, principalmente. El 30 por ciento restante es de empresarios mexicanos igual o peores en crueldad que los foráneos.
A lo anterior hay que agregar que México ocupa el segundo lugar mundial en deforestación, lo que significa que al año se pierden alrededor de un millón 500 mil hectáreas de selvas, bosques y mangares, donde habitan por lo general sólo poblaciones indias. Una prueba de ello es la selva Lacandona del sureste del país, que originalmente comprendía 2 millones 700 mil hectáreas y ahora se cuenta solamente con el 30 por ciento de su superficie. Esta situación ha implicado que desaparezcan unas 10 mil especies marinas y terrestres, que formaban parte de los ecosistemas donde habitan los pueblos nativos.
Caso repudiable de despojo es el sucedido a los Yaquis de Sonora, donde el principal río de la región norteña de Sonora fue prácticamente desviado, por un acueducto, para llevar el líquido a los habitantes criollos de Hermosillo, la capital del estado, por el gobernador panista Guillermo Padrés; en tanto que el entonces gobierno federal de Felipe Calderón, hace 5 años, enfrentó a los indios quejosos de que la Tribu Yaqui jamás existió.
Pero este sólo ha sido la más reciente agresión contra los yaquis, pues en 1590 el Conquistador Nuño de Guzmán pretendió lo mismo. Igual sucedió en los tiempos en que se luchaba por la Independencia y la Reforma, aunque los peor fue con Porfirio Díaz cuando se intentó el etnocidio. Hasta que en 1937 Lázaro Cárdenas les devolvió una tranquilidad que cada vez dura menos con el neoliberalismo que se pasea por el país.
Hay que destacar que lo mismo ha sucedido con otros casi 60 pueblo indígenas que, pese a la pérdida acelerada de sus idiomas o lenguas en México, se resisten a desaparecer. Por eso la importancia de que no sólo un día sino siempre se conmemore a los nativos que dieron origen a una gran nación que parece desvanecerse.
DEL CENTRO
Muy sospechosa resultó marcha campesina con que se conmemoró el natalicio del general Emiliano Zapata. El Zócalo de la capital se vio abarrotado y las principales avenidas el Primer Cuadro colmadas de manifestantes, entre ellos, los avecindados de la CNTE. Y que se presenta la sorpresa de observar en el templete de oradores al mismo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y al titular de la SAGARPA.
Una de dos: Ya estaba todo preparado para que así fuera si se toma en cuenta que ya está más cerca la sucesión presidencial de 2018, o si Miguel Ángel Mancera y José Calzada Rovirosa, secretario de Agricultura, se aprovecharon de los perredistas Álvaro López Ríos y Federico Ovalle Vaquera, principales organizadores de la protesta. A final de cuentas, como dice el dicho, nadie sabe para quién trabaja.