Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Mancera llama a la gran catástrofe en la Ciudad de México
La historia de la capital de la República es la de sus recurrentes inundaciones
La privatización de la tierra ejidal y comunal aceleró el riesgo desde 1992
Como sucede cada año, las calamidades son constantes en la ahora Ciudad de México a causa de las torrenciales lluvias que se han dejado caer, lo que ha dado lugar a la aparición de insólitos transportes acuáticos, en lugar y donde deben de circular autobuses y modernos carros, –algunos no tanto. Hay estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (METRO) que se anegan y gotean, muchas casas se inundan, otras se derrumban; hay muertos y heridos, en tanto que las pérdidas económicas son cada vez mayores. Y eso que, como han augurado los especialistas desde hace tiempo, la Gran Catástrofe aún no se presenta.
Pero lejos de evitarla las autoridades encabezadas por Miguel Ángel Mancera en su calidad de Jefe de Gobierno, dan la impresión, más bien la certeza, de que trabajan para llamar a la tragedia. Para ello cuentan con la voracidad de las inmobiliarias dizque desarrolladoras –de qué, si no es que de riesgos y daños a la población con el fin de obtener la ganancia económica–; de la mayoría de los integrantes de la Asamblea Legislativa que nada hacen por regular, y frenar, el caos en la capital de la República y por una ciudadanía apática o, en su caso, cansada de denunciar.
Lo peor es que no hay para cuándo resolver un problema que data desde la época precolombina. El célebre arquitecto Jorge Legorreta advertía no hace mucho que a partir del año 2000, los territorios metropolitanos del Estado de México y de Hidalgo han experimentado notorias expansiones físicas de fraccionamientos habitacionales, que hoy se acompañan con la construcción en esta ciudad de gigantes edificios con extensos centros comerciales, incluso conglomerados de oficinas, como son, a manera de ejemplo, las sedes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), por la avenida Picacho Ajusco; el Portal San Ángel, el nuevo centro urbano ARTZ del Pedregal, zona en la que ya existen hospitales y hoteles, igual que muchas obras más que se repiten en el Oriente, Poniente y el Centro de la gran CDMX.
Estas nuevas urbanizaciones, decía Legorreta, podrían convertirse a mediano plazo, en un factor de riesgo hidráulico, debido fundamentalmente a la saturación de los conductos del drenaje de la ciudad; específicamente el Gran Canal del Desagüe, a donde se canalizan sus aguas residuales y pluviales. Tal concentración es resultado de las reformas de 1992 al Artículo 27 constitucional, que incentivaron la renta legal de terrenos ejidales; así también producto de la promulgación del llamado Bando 2 por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, –entonces Andrés Manuel López Obrador, presidenciable al igual que Miguel Ángel Mancera–, en el año 2001, que prohibió los fraccionamientos de vivienda en nueve delegaciones (Iztapalapa, Milpa Alta, Xochimilco, Tláhuac, Tlalpan, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Coyoacán y Cuajimalpa).
Lo anterior provocó que grandes compañías constructoras como GEO, DEMET, ARA, HIR, BETA, SARE, URBI y SADASI, entre otras, adquirieran grandes extensiones de tierra agrícola y forestal de propiedad ejidal, comunal y privada, a fin de destinarlas a fraccionamientos de sectores medios, incluyendo los promovidos y gestionados por organismos públicos de vivienda como el INFONAVIT y el FOVISSSTE, desalojan sus aguas hacia arroyos, ríos o canalizaciones conectadas principalmente con el Gran Canal del Desagüe.
En su estudio: El Agua y la Ciudad de México, de Tenochtitlán a la Megalópolis del Siglo XXI, Jorge Legorreta, quien murió el 17 de julio de 2012, asentó también que a lo largo de todo el siglo anterior y lo que va del presente, la ciudad ha resuelto los riesgos de graves inundaciones por medio de dos sistemas hidráulicos: las lagunas o presas de regulación y las bombas de agua. Las primeras son espacios donde se regula y se almacena temporalmente el líquido residual y pluvial, conducido por los drenajes con el propósito de evitar su saturación, por lo que se encuentran al lado de ellos y son imperceptibles para los ciudadanos, por encontrarse generalmente encerrados en elevados muros y montículos. Pese a ello, y como se ha visto, la sobrevivencia de la ciudad nunca ha estado asegurada.
De hecho, nos dijo Legorreta, la historia de la Ciudad de México ha sido en realidad la historia de sus invasiones. Desde hace siglos Tláloc sigue descargando su furia y cada año, entre mayo y octubre, los hechos se repiten. Y describe: muchas de las calles de la capital se transforman en auténticos canales; la inundación proviene del agua que brota por las coladeras del drenaje, cual si fueran regaderas invertidas. Todo ello producto de nuestra incapacidad histórica para desalojar el líquido residual que, mezclado con el pluvial, satura los drenajes.
Explicó también cientos de veces que las inundaciones de la Ciudad de México, presentes invariablemente en época de lluvias, no se deben, como generalmente se cree, a la basura depositada irresponsablemente en las coladoras y atarjeas, sino a la incapacidad de los drenajes para desalojar el agua.
Lo cierto es que nada se ha podido lograr y que durante su historia la ciudad ha sufrido alrededor de 30 grandes inundaciones, en promedio una de ellas cada 20 años durante más de 500 años. Los registros recuerdan el agua impetuosa invadiendo habitaciones, obligando a miles a huir de sus casas, transportarse en lo que ahora son lanchas y antes canoas, derrumbe de casas y cerros, cierre de comercios, hambres, epidemias, pánico, ira…Todos estos acontecimientos son avisos de que sin duda estamos ensanchando una vez más el camino hacia una catástrofe hidráulica. A menos que empecemos a controlar y retener el agua que nos obsequia la naturaleza e impedir de esa manera seguir enviándola a los drenajes. De no ser así, a mediano plazo tendremos una inundación de consecuencias irreversibles.
DESDE EL CENTRO
La destitución del director del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en Morelos, José Luis Alarcón Ezeta, es insuficiente, pues no es el único responsable de la muerte de dos ciudadanos que circulaban por una obra mal construida. La ciudadanía exige la renuncia del titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, y con justa razón. Desde que el Paso Exprés Cuernavaca fue inaugurado la población dio aviso del mal estado en que se encontraba. En su inauguración el secretario dijo que el concreto hidráulico de la obra le daría una vida de hasta 40 años “sin tener que hacer alguna reparación”. Qué fácil culpar a la lluvia cuando se es tan cínico… Hay incertidumbre productiva y comercial porque miles de toneladas de maíz están detenidas en almacenes. El Secretario de Agricultura, José Calzada Rovirosa, dice que no hay dinero para fijar el precio de la tonelada de este grano ya que la Secretaría de Hacienda no ha liberado recursos. Insisten en establecer un precio de tonelada de maíz a 3 mil 800 pesos cuando ello no cubre los costos de producción y la propuesta más viable sería de 4 mil 200 pesos la tonelada. Vicente Álvarez Delgado, presidente del Comité Nacional Sistema Producto Maíz, explicó que no es posible operar con costos de esta naturaleza ya que mientras el consumidor compra a 14 pesos el kilogramo de tortilla, al productor le pretenden compran el kilo de maíz a 3 pesos con 80 centavos. Lo mismo sucede con otros granos… Rocío Miranda Pérez, Presidenta de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina, dijo que es inadmisible que el salario de un jornalero agrícola, que en el país son cerca de 5 millones, no aparezca en el tabulador de los 59 salarios profesionales del Comisión Nacional de Salarios Mínimos cuando estos trabajadores perciben un ingreso de 84 pesos por una jornada de entre 8 y 12 horas diarias sin prestaciones… El Festival Internacional Cervantino presentó el programa de su 45 edición, en la que los invitados de honor son Francia y el Estado de México. Acudirán a Guanajuato, y otras partes de la República, 2 mil 500 artistas de 35 países, que presentarán alrededor de 180 espectáculos el próximo octubre. La temática de este año gira en torno a dos acontecimientos importantes, el Centenario de la Constitución Mexicana y la Revolución rusa.