El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Trump tras el petróleo de Venezuela
México le hace el juego a Estados Unidos
Las broncas de Videgaray
En diciembre de 2004, reunidos en Caracas, cuna del Libertador Simón Bolívar, intelectuales y artistas de 52 países y diversas culturas coincidieron en la necesidad de construir una barrera de resistencia frente a la dominación mundial. Gobernaba Hugo Chávez, quien no se cansaba de advertir sobre las ambiciones que despertaba el petróleo venezolano de parte de los Estados Unidos. En la Declaración de la entonces naciente organización de intelectos se dijo: “Vivimos en una época donde la carta de la ONU no es respetada; la legalidad internacional ha sido quebrada y quedan abolidos principios como el de la no intervención en los asuntos internos de los estados y el propio concepto de soberanía”… Pronto, casi 13 años después, la República de Venezuela sufre lo que se presentía: Un embate sin tregua para apropiarse de su riqueza energética. En el país estadounidense manda el derechista Donald Trump, que no deja de amenazar a la nación sudamericana, donde los inconformes con el actual gobierno de Nicolás Maduro arreciaron desde abril pasado una campaña con el fin de impedir la realización de elecciones el próximo domingo 30 de julio de 545 representantes a una Asamblea Nacional Constituyente.
Lo grave de este asunto es que ha trascendido, por dichos de Mike Pompeo, director de la CIA, que el gobierno de México colabora con el de Estados Unidos para desestabilizar al país venezolano, lo que de inmediato fue negado sin borrar las dudas de que desde con Vicente Fox se ha desviado de su tradicional política exterior, pues han resaltado declaraciones de la Cancillería que encabeza Luis Videgaray, que han motivado la ira de Venezuela. Ante los exhortos del canciller mexicano, Maduro no ha dejado de señalar que nuestro país es un Estado fallido inmerso en la desigualdad, la violencia y el narcotráfico. También que Donald Trump “agrede a México y no hay gobierno en México que defienda a los Mexicanos.”
La Canciller Delcy Rodríguez ha rechazado “infames e inmorales” aclaraciones de Luis Videgaray, quien no hace mucho afirmó que la situación política en ese país muestra signos “francamente autoritarios” y que ahí no se vive una democracia. No lo hubiera dicho. La reacción fue inmediata: en México se violan “grave y masivamente” los derechos humanos de su propio pueblo”; “narcotráfico, asesinato de periodistas y violencia social” lo convierten en una de las naciones más peligrosas del mundo; “México es hoy uno de los países más desiguales de nuestra región, comprometiendo seriamente el buen funcionamiento de la democracia”; y Luis Videgaray –que ha propuesto la mediación de la comunidad internacional en el conflicto interno venezolano por medios diplomáticos— pretende lo imposible: construir un muro entre nuestros pueblos, unidos por lazos históricos de dignidad”. En la confrontación verbal de los cancilleres, Videgaray ha expresado que “a mí como mexicano no me gustaría que, si de pronto en México hay un atentado tan grave contra la democracia, se cancelaran elecciones, se desconociera al Poder Legislativo, se encarcela a los opositores, se utilicen los tribunales militares para enjuiciar a quienes marchan contra el gobierno. Si esto ocurriera en mi país, a mí no me gustaría que la comunidad internacional mostrara indiferencia y adoptara criterios de política exterior que le permitieran estar ausentes del tema”. Cada quien tendrá su propia reflexión. Aunque no está por demás citar que en los combates que se dan en territorio venezolano desde abril pasado, azuzados por la derecha, han sido asesinados casi 110 personas, tan sólo en mayo de este año en tierras aztecas se registraron 2,456 homicidios dolosos.
Bien. Salvado este episodio, hay que retornar al principio, a la creación de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad creado en Caracas con el impulso de personalidades como los Premios Nobel Gabriel García Márquez, Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú, Nadine Gordimer, José Saramago, así como de Noam Chomsky, Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano, Theotonio Dos Santos, Harry Belafonte, Danny Glover, Ahmed ben Bella, Ignacio Ramonet, Richard Gott, Pablo González Casanova, Ramsey Clark, Samir Amin, Tarik Ali, Amina Baraka, Atilio Borón, Luís Britto García, Ramón Palomares, Gustavo Pereira, entre muchos otros. Un dato importante: la llamada Red de Redes fue propuesta de destacadas personalidades mexicanas y su antecedente fue una reunión celebrada los días 24 y 25 de octubre de 2003.
Esta Red ha hecho suya las luchas de los trabajadores/as, de los campesinos/as, de los desocupados/as, de los precarizados/as, de los explotados/as, de los excluidos/as, de las mujeres, de los pueblos indígenas, afrodescendientes y originarios, de los migrantes, de las minorías sexuales, los niños sin amparo y las víctimas del comercio sexual. Establece en sus documentos básicos que “apoyamos y nos comprometemos con las reivindicaciones de quienes defienden sus derechos y su identidad frente a las pretensiones totalitarias y homogeneizadoras de la globalización neoliberal”.
Apenas el 24 de julio la Red condenó la renovada injerencia del Gobierno de los Estados Unidos, presidido por Donald Trump, quien amenaza a la República Bolivariana de Venezuela, en una actitud que revela su prepotencia y agresividad sin límites, incompatibles con la legislación internacional que norma los vínculos entre los Estados y rechaza con firmeza la intromisión en los asuntos internos de otros países.
Apunta que en vísperas de las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, que se celebrarán el próximo 30 de julio, se ha intensificado una escalada de violencia para impedir este acto democrático y lesionar la participación y previsible victoria del pueblo bolivariano.
Sostiene que la escalada de violencia desatada por la derecha nacional e internacional contra el pueblo venezolano, con la complicidad de los medios de comunicación en su poder, propició y celebró un fraudulento “plebiscito” convocado por una Asamblea Nacional que se encuentra fuera de legalidad constitucional y que alienta los atroces crímenes de las guarimbas terroristas, de los pirómanos inhumanos, y ha nombrado, sin facultad para ello, nuevos jueces del Tribunal Supremo de Justicia, al tiempo que ha previsto la creación espuria de un gobierno paralelo al legítimamente instituido por la voluntad popular. El propósito es claro: desestabilizar al país para impedir el triunfo en la elección de la Asamblea Constituyente, el próximo 30 de julio, y crear las condiciones para una nueva etapa en la escalada subversiva contra Venezuela.
Y advierte: La administración estadounidense, con la confabulación de gobiernos títeres de la región y de sus principales aliados europeos, prepara una intervención armada contra el pueblo venezolano; una intervención que nuestra América Latina y el Caribe no pueden aceptar y ante cuya posibilidad, los intelectuales, artistas y movimientos sociales estamos en la obligación de denunciar y contrarrestar con todos los medios y recursos a nuestro alcance.
DESDE EL CENTRO
El presidente Donald Trump sigue aferrado a la idea de levantar el muro, una de las pocas promesas de campaña que pretende cumplir. Se imagina un muro con paneles solares que en lugar de beneficiar al medio ambiente acabará por estropear zonas protegidas y terminar con especies que habitan la franja fronteriza. Este jueves, la Cámara Baja aprobó un presupuesto de mil 600 millones de dólares, falta ver qué dirá el Senado en los siguientes meses… De nueva cuenta miles de campesinos salieron a exigir que el sector se excluya de las renegociaciones del TLCAN pues los pequeños productores del campo no tienen interlocutor en la Secretaría de Agricultura. Dicen que el gobierno mexicano solo representa y defiende los intereses de las grandes empresas privadas y transnacionales como Monsanto, Cargill, Nestlé, Femsa (Coca Cola) y las grandes cerveceras extranjeras… El 70 por ciento de lagos, lagunas y ríos de México están contaminados, de acuerdo con el Primer Informe Contraloría Social, realizado al Programa de Tratamiento de Aguas de la Conagua. Además el gobierno desconoce la calidad en que están más de la mitad de los 653 acuíferos del país, “no se inspeccionaron las descargas de aguas residuales en 5 de cada 6 acuíferos, lo cual hace muy difícil saber a ciencia cierta cuánta del agua residual se vierte sin tratar a los ecosistemas, y dimensionar los riesgos que esto implica para la salud de la población”, señala el informe.
Periodista fundador de la Revista Proceso, con una carrera en el medio de más de 35 años.