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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de mayo (Quadratín México).- Con el montaje de la obra de William Shakespeare, Julio César, que habla sobre un hecho histórico, la conspiración y asesinato contra el emperador romano, se plantea una reflexión acerca de cómo la lucha por el poder provoca que las pasiones humanas se desborden y guíen sus acciones; la directora de la puesta en escena, Claudia Ríos, adapta la obra ubicándola en México en los años sesenta.
La obra comenzará temporada en el Teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, el próximo 30 de mayo. El texto fue traducido en esta ocasión por Alfredo Michel Modenessi, historiador que es especialista en la época y la producción literaria de William Shakespeare, para quien el ejercicio que realizó el autor británico fue crear un eco de lo ocurrido en la época del Imperio Romano con su propio contexto, la era isabelina en el Reino Unido.
Julio César será interpretado por Hernán Mendoza, Aurora Gil, Itatí Cantoral, y Mauricio García Lozano, entre otros, quienes junto con Claudia Ríos y Alfredo Michel Modenessi, adelantaron que el trabajo de adaptación del texto incluye también elementos simbólicos que hacen referencia a los años sesenta, los cuales van de la música a la ropa.
Para Alfredo Michel Modenessi, su trabajo de traducción se enfocó a lograr que el lenguaje de la obra se convirtiera en un elemento de cohesión entre el desarrollo de los actores, la escenografía y el de la propia historia planteada por William Shakespeare, que narra uno de los sucesos más importantes en la historia universal, como lo fue la conspiración y asesinato contra el emperador Julio César a manos de Marco Bruto y Cayo Casio.
“Las frases traducidas hacen que los intérpretes se sientan a gusto, se identifiquen con el texto y no tengan que reinterpretar nada de lo que ahí esta expresado, pues considero que de esa manera es posible desarrollar con mayor fuerza el drama planteado por el autor, pues el resto de la historia ya está planteada por Shakespeare, que como ocurre en todas sus obras, aborda la condición humana y la retrata en escena”, refirió Alfredo Michel Modenessi.
“Esta historia –agregó– es de las más condensadas del escritor inglés, porque se ubica en los últimos momentos de la vida del protagonista; en ella, a pesar de que todos sabemos el final, la anécdota de este magnicidio es un elemento común a todas las escenas políticas de la historia de la humanidad, cómo articular esa propuesta a la realidad de nuestro país, es un trabajo que le corresponde al espectador, pero que definitivamente está ahí planteado; lo que está presente es el juego del poder, las ambiciones de los seres humanos, así como las decisiones que se deben de tomar al menos en el nombre del bien, todos ellos, elementos universales”.
Acerca de la trama de la obra, cabe mencionar que se ubica en el momento en que Julio César, instalado en el poder, hace de Roma una ciudad infranqueable, oprimida por el yugo de un implacable mandato supresor de la libertad. Hastiados del autoritarismo asfixiante, Casio y Casca convencen a Marco Bruto de conspirar contra el emperador, con el desenlace consignado en la historia.
Para Claudia Ríos esta obra demuestra cómo William Shakespeare pudo hacer un eco de lo romano en su propio mundo isabelino, y cómo, a partir de ese planteamiento, es posible desarrollar uno más con el presente, en México y en el mundo, porque los elementos que incluye son absolutamente universales.
“Es común decir que Shakespeare es universal, pero considera que esta obra nos permite a nosotros como intérpretes y a los espectadores adentrarnos en esa idea, vivirla de cerca y comprender entonces de mejor manera lo que este dramaturgo hizo, por lo que el trabajo de los actores se plantea tan intenso como se plantean los personajes en la obra. Es una manera de comprobar porqué han sobrevivido sus textos y que seguramente lo seguirán haciendo”, consideró la directora.
Para Claudia Ríos “la interpretación que haga el espectador de la obra es algo que se realiza en completa libertad, pero lo que plantea el autor, me refiero concretamente a que esta conspiración que concluye en un asesinato, es un planteamiento que sentimos cercano todos los seres humanos, así que al final lo que proponemos es una reflexión sobre nuestra realidad, la de México o la de cualquier otro país del mundo”.
Claudia Ríos añadió que la propia historia de este montaje es interesante, pues se logra a partir del apoyo que les brinda a los productores acogerse al estímulo fiscal Artículo 226 Bis de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, Efiteatro, mediante el cual podrán invertir y recuperar luego parte del dinero para seguir produciendo obras.
Acerca de la época en que se ubica el montaje, la directora de Julio César detalló que la concepción estética echa mano de los signos y símbolos de poder que se han mantenido a lo largo de la historia en la humanidad, “por lo que además decidimos situarla en los años sesenta en nuestro país, así que la escenografía y la iluminación contienen esas referencias, a los que se agregan desde luego evocaciones a la música de aquella época.
“Esos elementos son los que consideramos harán de este montaje algo muy atractivo e interesante para el público, pues William Shakespeare siempre tiene algo qué decirnos sobre la condición humana, las ambiciones y la falta de escrúpulos; el año pasado presentamos en el Zócalo de la ciudad de México, la obra Enrique IV, con la que trabajamos con la Compañía Nacional de Teatro (CNT), y el público respondió muy bien, lo que demuestra la vigencia del autor, por lo que esperamos en esta nueva propuesta ocurra algo similar”, señaló Claudia Ríos.
La cita es hasta el 28 de julio en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, ubicado atrás del Auditorio Nacional. Funciones jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas. Además, el sábado 20 y 27 de julio a las 13:00 y 19:00 horas; y el domingo 21 y 28 de julio a las 13:00 y 18:00 horas
QMX/fm