
Claudia Sheinbaum en la CELAC: rostro fuerte de una nueva Latinoamérica
@guerrerochipres
El desarme constituye desde hace más de 100 años una de las preocupaciones fundamentales de la comunidad internacional y, a partir de la primera conferencia de La Haya en 1899, figura como uno de los temas principales de las reuniones multilaterales. Por desgracia, lejos de avanzar en materia de fabricación, posesión y venta de armas, vivimos una de las peores épocas de control armamentístico.
En dos días, Nueva York vivió momentos de horror: el 10 de abril tres explosiones en Time Square aterraron a transeúntes, y el 12 de abril un tiroteo en la estación del Metro de la 36th Street de Brooklyn dejó al menos a 16 heridos.
Este último acontecimiento se suma a los 296 tiroteos registrados en esa ciudad tan solo en el primer trimestre de este año, según los datos del Departamento de Policía.
Lo que ocurre en Estados Unidos es reflejo de la permisividad en la obtención y posesión de armas, que pueden ser adquiridas hasta en los supermercados, con escasos o nulos controles sobre quien o quienes las compran.
De acuerdo con Gun Violence Archive, organización dedicada a registrar todos los tiroteos masivos (cualquier evento que deja al menos cuatro personas heridas) en Estados Unidos, entre 2013 y 2021 hubo más de 2 mil casos.
“La violencia con armas en este país es una epidemia y es una vergüenza nacional”, dijo en su momento el presidente Joe Biden. La discusión sobre el tipo de regulación va desde el control hasta la prohibición, y de lo que se determine impactará seguramente en México.
Aunque en nuestro país no se han presentado eventos como el registrado en Nueva York, y los percances con armas de fuego han sido aislados y accidentales, el tráfico de armas —uno de los tres negocios ilícitos más lucrativos en el mundo, junto con el narcotráfico y la Trata de Personas— tiene repercusiones directas en la violencia relacionada con grupos delictivos considerados de alta peligrosidad.
De acuerdo con información de la Cancillería mexicana, hasta el 70 por ciento de las armas empleadas por criminales en el país provienen de Estados Unidos. De ahí que, en el segundo semestre del año pasado, el gobierno presentara una demanda en una corte federal en Massachusetts, en la que se reclama que la venta, fabricación y distribución de estos artefactos favorecen a la violencia y el narcotráfico. La demanda sigue en curso.
Es innegable que ambas naciones van de la mano en muchos aspectos, y la seguridad es uno de los primordiales. Acabar con la negligencia que ha marcado la producción armamentística y su distribución en EU es central, como lo es sacarlas de las calles.