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CIUDAD DEL VATICANO, 11 de enero (Quadratín México).- Los obispos mexicanos deberán esperar al menos un año más antes de poder realizar su visita periódica al Papa, también llamada “ad limina apostolorum”, pese a haber transcurrido el quinquenio establecido por la ley.
De acuerdo con el secretario de la Congregación para los Obispos del Vaticano, Lorenzo Valdisseri, durante 2013 Benedicto XVI recibirá sólo a los miembros de las Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el más numeroso organismo de prelados del mundo gracias a sus 386 integrantes.
Con la audiencia a los obispos franceses, en noviembre pasado, Joseph Ratzinger concluyó el primer ciclo de encuentro con los pastores de todo el mundo para las visitas “ad limina”, un giro que duró dos años más de lo previsto por el Código de Derecho Canónico (CIC).
El número 399.1 de esa normativa indica que “cada cinco años el obispo diocesano debe presentar al Romano Pontífice una relación sobre la situación de su diócesis, según el modelo determinado por la Sede Apostólica y en el tiempo establecido por ella”.
Mientras el 400.1 prescribe que el “obispo diocesano, el año en que debe presentar la relación al Sumo Pontífice, vaya a Roma, de no haber establecido otra cosa la Sede Apostólica, para venerar los sepulcros de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y preséntese al Romano Pontífice”.
El crecimiento en el número de diócesis y, como consecuencia, el aumento en el número de obispos (más de cinco mil en todo el mundo) obligaron al papa a derogar, de hecho, la obligación quinquenal a la visita establecido en ese documento.
Esto pese a que, desde el principio del actual pontificado, Benedicto XVI decidió no recibir individualmente a los prelados (como lo hacía Juan Pablo II), sino en audiencias grupales en las que escucha breves exposiciones de cada uno de los asistentes.
Los obispos mexicanos fueron de los primeros en ser recibidos en visita “ad limina apostolorum” por Benedicto XVI en septiembre de 2005, cinco meses después de haber sido elegido papa en abril de ese año.
En noviembre último fue renovada la directiva de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y, como es costumbre, la nueva directiva encabezada por su presidente, el cardenal arzobispo de Guadalajara Francisco Robles Ortega, debería presentarse a la Curia Romana.
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